domingo, 1 de julio de 2018

El Trabajo De La Mente


Nuestra mente funciona reaccionando por causas externas. Ésta responde a todo lo que vemos, escuchamos, olemos o tocamos; ante todo este movimiento, ante todas estas experiencias.

Posteriormente, estas reacciones internas son interpretadas por el yo, el ego, y por un historial de experiencias. Por tanto, son sólo reacciones mecanicistas, de defensa, para su supervivencia.

Por tanto, la mente no la utilizamos conscientemente. El ego dirige nuestra vida por medio de ella. Así, podremos presentar tantas formas de pensar como ‘yoes existan en nuestro interior.

La mente integra diversas facultades del cerebro, permitiéndonos reunir información, razonar y extraer conclusiones.

Nuestra actividad mental tiene tres tipos de procesos: los conscientes, los inconscientes y los procedimentales. También abarca funciones no intelectuales y funciones afectivas.

Estudios de laboratorio sugieren la idea de que la mente es un resultado de la actividad del cerebro, ya que podemos localizar la actividad pensante del individuo en regiones concretas, tales como el hipocampo.
Entonces… ¿cerebro y mente son lo mismo?

La respuesta es no. Una cosa es el cerebro, el encéfalo, y otra la mente. Así, ésta última no es el cerebro, sino la interacción entre el cerebro y el medio.

Sin medio no hay cerebro; de hecho, individuos aislados completamente terminan muriendo de forma prematura. Sin interacción no existe el ser humano, pues es un ente fundamentalmente social, por tanto esencialmente ‘interactuador’ (no encontramos otra expresión) con el medio.


Así pues, la actividad mental en sí es la emergencia de la actividad del cerebro en relación al entorno. Por ello, la mente individual es la civilización del individuo emergiendo desde la animalidad individual, igual que la civilización es la emergencia de la actividad global de los humanos civilizados en relación a su entorno global.

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