domingo, 1 de julio de 2018

Actitud Y Aptitud

De nada nos valen las viejas recetas maquilladas de emprendedurismo, de ecología y de marketing agresivo si no existe lo que se entiende por emprendimiento sociocultural. Este es el que debe tomar las riendas del futuro crecimiento pero no solo de la mano del trabajo de los autónomos o de las mini empresas repletas de becarios y voluntariado, prácticamente sin ningún asalariado. Mejorar el tamaño de las empresas, una mayor industrialización, para poder abordar una mejor internacionalización.

Es más, la industria sociocultural es uno de los motores de desarrollo de nuestra región. Lo sociocultural contribuye de hecho al crecimiento de la economía, pero no puede convertirse en un mero instrumento económico. La diferencia estriba en que el negocio de este emprendimiento no venga avalado por los mitos del neoliberalismo. Y que no sean herramientas financieras en poder de los grandes, sino al servicio del bienestar socioeconómico de los ciudadanos y a la mejora de su cultura y espíritu.

En este modelo de crecimiento económico y del nuevo marco del mercado de trabajo que auspicia el neoliberalismo hay una apuesta tramposa por incrementar las empresas de emprendedores. En realidad, es un intento de maquillar la enorme desregulación y la precaria condición de los falsos autónomos. Lo de emprender no es más que la aplicación del viejo sueño neoliberal de una sociedad libre de productores independientes en el marco de un mercado perfecto.

Existen muchas sombras sobre este modelo de crecimiento que sustituye asalariados por autónomos, por falsos emprendedores. Cambiar los modelos de producción y del mercado laboral son funciones más bien de las Agencias y Centros de Recursos estatales, autonómicos y locales. La universidad debe colaborar en estos planes pero no dirigirlos ni generarlos. Para eso están las agencias de Innovación y Desarrollo, las empresas, las consejerías de Economía y Empleo, direcciones generales de Industria, Innovación, y fundamentalmente las Cámaras de Comercio.

¿Es esto lo que quieren nuestras universidades públicas? ¿Nuestros responsables universitarios „y el profesorado, PDI, y los trabajadores„ deben centrar sus esfuerzos y talento en crear espacios en los campus para los negocios emprendedores? O más bien sería primordial, crear, educar y formar a nuestros alumnos y titulados, en impulsos de ideas innovadoras, creativas, y fomentar la industria educativa y sociocultural. 

O sea, fomentar un ecosistema de innovación abierta al servicio del aprendizaje, la investigación y la creatividad. Eso es la esencia de la universidad, eso es su plan estratégico para el futuro.



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