martes, 12 de junio de 2018

Vivir En La Modernidad

Partimos del supuesto de que la vida humana debe ser para nosotros la aceptación del RETO que supone el hecho de habérsenos concedido el timón de nuestra existencia. Se trata de la responsabilidad de vivir.

Pero se trata de vivir HOY, en la Modernidad. Todo sujeto moderno está confrontado con la tarea de captar su propio tiempo. Lo cual significa apropiarse “críticamente”  del sentido de este tiempo, independientemente de lo que ordenen las tradiciones, las Escrituras… Sólo esta actitud es verdaderamente emancipada: única actitud que posibilita ser interpelado por el presente, como puerta abierta al propio futuro.

La modernidad significará una especie de desarrollo social que lleva consigo un determinado número de condiciones, como:

a) movilización de recursos. Están “los otros”.
b) contar con poderes políticos “centralizados”, para superar la pugna doméstica.
c) un sistema educativo que responda al nuevo momento histórico.
d) secularización de valores y normas. Esto permitirá superar los posicionamientos “a priori”, desde las iglesias o las tradiciones.
e) afirmación de formas urbanas de vida…

Resultado como fruto de una dinámica evolutiva, histórica…Es como si la conciencia histórica emergiera. Y al emerger permite emanciparse, hacerse adulto, le permite “apropiarse” críticamente del presente, y desde este presente evaluar también críticamente el pasado. Y desde esa actitud crítica intentar proyectar el futuro como el mejor horizonte para las expectativas aún no cumplidas.

Ahora bien, cada uno de nosotros está configurado de manera que tendemos a venerar o ensalzar a los héroes sin necesidad de hacerlos objetos de discusión… 

Nuestro lóbulo derecho del cerebro… Y desde ahí, desde esa veneración percibimos la realidad. Esta realidad corre el peligro de entrar en nosotros filtrada. De tal manera idealizamos, glorificamos y sobreestimamos a nuestros héroes que nos resulta difícil atender a las propiedades reales de la situación. Por ello es tan fácil el autoengaño.

Desde ahí se comprende la tendencia de los “Mass-media” a organizar los consensos a base de una especie de alianza ¿narcopolítica?

Hemos de vigilarnos, pues, también frente a las “amarras grupales” que se sienten obligadas a incorporarnos a ”su grey”, no facilitando el consumo racional que nos permitiría no identificarnos con los que controlan la tertulia. Es natural: la comunicación masiva sirve a los intereses de los que seleccionan y distribuyen la información.

¿Podemos hablar de un proceso de emancipación? No basta para ello sentirse en armonía con la tradición, con la familia, con la costumbre…Todo es evolutivo y obedece a una dinámica ¿dialéctica?

Debemos ser nosotros mismos capaces de cuestionar toda forma de dogmatismo que querría imponernos creencias y conocimientos fijos: Nuestro cerebro dispone de zonas preparadas para lo “secuencial”, lo argumentado…que permite hacer continuamente inferencias y deducciones.

Podemos intentar sugerir una especie de máximas de referencia, una especie de tareas, como:
1/ Interesarnos por y admitir sólo lo que nuestra razón ve coherente y justificado. Intentar poner a prueba lo que se lee y se oye, desde la solidez del razonamiento, desde la exactitud de los hechos.
 2/ Sentirse como seres humanos más allá de lo tribal, con vínculos de reconocimiento… Con mutua preocupación por los otros, más allá  de la identificación regional, étnica o religiosa.

¿Es difícil emanciparse? Cabe la posibilidad de que los componentes aprendidos y las creencias adquiridas de otras personas (cuanto más afectivos son los lazos, mayor la influencia), de padres, amigos, profesores… que no estén de acuerdo con las metas de nuestra consciencia, de nuestro proceso.

Y la calidad personal para una vida plena no depende de los roles sociales, sino de una tal personalización que permite ir conquistando la autonomía, la capacidad de ser uno mismo.

Sólo la razón muestra que somos autónomos y que poseemos dignidad.


Hemos de ejercer este derecho: SER UNO MISMO. ¡Una tarea!

Vocación De Servicio


Cuando alguien tiene el convencimiento y la pasión por ejercer una actividad profesional se dice que tiene vocación. Por otra parte, la idea de servicio en un sentido general se refiere a la acción de servir, es decir, mantener una actitud de empatía hacia los demás. 


Consecuentemente, el concepto de vocación de servicio se refiere a la inclinación profesional orientada a satisfacer las necesidades ajenas.

Se trata de un concepto aplicable a cualquier actividad u oficio. Así, un médico, un recepcionista, un peluquero o un funcionario público pueden considerar que su quehacer profesional está guiado por la vocación de servicio. Esto implica que su motivación se basa en la satisfacción de sus clientes, en atenderles amablemente y de manera honesta y, en definitiva, en el ejercicio de su profesión con criterios profesionales y, al mismo tiempo, éticos.

El concepto de vocación de servicio no siempre está relacionado con el trabajo remunerado, sino con aquellas actividades que se realizan de manera altruista y con espíritu solidario. Los voluntarios que colaboran con ONGs lo hacen sin recibir a cambio una recompensa económica y su principal motivación es la propia satisfacción personal y sentirse útil para los demás. En otras palabras, su tiempo y sus energías se orientan a una causa noble que está directamente relacionada con el concepto de vocación de servicio.

Un profesional tiene que cumplir unas obligaciones laborales con la mayor eficacia posible y a cambio recibe un salario. A partir de esta premisa general pueden darse, grosso modo, dos planteamientos posibles:

1) el profesional intenta cumplir con su responsabilidad porque así lo establece el contrato y porque, de lo contrario, tendría consecuencias negativas (por ejemplo, sería despedido) y

2) el profesional intenta cumplir porque considera que es su obligación moral. En este último caso, su motivación va más allá del salario que recibe o de unas cláusulas contractuales.

El planteamiento ético en la vocación de servicio consiste en actuar no porque alguien lo imponga desde fuera (por ejemplo, un jefe que da una orden) sino porque uno mismo tiene el convencimiento moral que le obliga a actuar de una determinada forma.


Paz Interior


Nada nos proporciona más confort espiritual que estar en paz con nosotros mismos. Eso solo se logra cuando tenemos la convicción de que hemos actuado de la manera y en los momentos correctos, guiados por decisiones personales y conscientes de que la solución a los problemas propios depende de nosotros mismos, de nadie más.

La paz interior es un privilegio sublime y tonificante que repleta de gozo el alma, es patrimonio de los que luchan por sus objetivos en la vida, de los seres exitosos. Es, me atrevo a asegurar, un reconocimiento divino. Logramos ese sosiego espiritual cuando enfrentamos la vida llenos de autoconfianza y optimismo, y estamos dispuestos a luchar por la conquista de los sueños sin esperar por soluciones ajenas y, mucho menos, por la llamada buena suerte.

Me viene a la mente el líder independentista indio Mahatma Gandhi, quien se caracterizó no solo por ser un gran luchador por la libertad de su pueblo, sino también por su profunda espiritualidad, por su vocación humanista y por una proyección de paz pocas veces igualada en la historia de la humanidad.

Gandhi vivía convencido de que si no alcanzamos la paz dentro de nosotros mismos, siempre estaremos en guerra con los demás. ¡Nada más acertado! La armonía interior es la que nos permite interactuar en conformidad con nuestros semejantes y aceptar aquellas cosas que no podemos cambiar en ellos.

Quien no encuentra armonía en sí mismo, vive con la costumbre de quejarse constantemente, asume siempre el papel de víctima, achaca a los demás sus descalabros y culpa de su infelicidad a quienes lo rodean. ¡Eso es estar en guerra con los demás!

Un ser humano inconforme consigo mismo no se acepta como es y lo peor, y más contradictorio, es que se hace inmune a los cambios, porque desconoce que el cambio real debe producirse dentro de sí mismo, que no viene del exterior. Espera a que otros cambien por él. Llegado el momento, la autoconfianza lo abandona por completo, entonces, el síndrome del fracaso y el desasosiego se apodera de su alma.

Por el contrario, la paz interior es consecuencia de la autosatisfacción que se siente cuando hacemos lo correcto, cuando perseveramos y estamos seguros hacia donde nos dirigimos, cuando vivimos y aprovechamos el presente porque somos realistas y positivos, y somos capaces de convivir en armonía con los demás. La paz con nuestros semejantes depende de nuestra propia paz.

Vivir en armonía con uno mismo significa no dejarse arrastrar por falsos temores, pensar y actuar movidos por intereses propios, dejar de juzgar a los otros, ser agradecidos y no preocuparse sin razón. Este regocijo del alma le da alas al amor tanto por nosotros mismos como al amor hacia los demás.


También es cierto que estas las personas son propensas a reír. ¡Es lógico que así sea! La paz interior es sinónimo de felicidad y, según la madre Teresa de Calcuta, el primer gran síntoma de la felicidad es una sonrisa. 

Riamos, demostrémosle a Dios y a nuestros semejantes que somos seres terrenales felices y dispuestos a entregar amor.

Potencialidades


Capacidades tales como razonamiento, comprensión de significado, entendimiento son potencialidades que no evolucionan espontáneamente, sino que deben ser desarrolladas especialmente. Además, se necesita estar preparado para realizar una formación continua, viéndose obligado a abordar grandes volúmenes de información que cambian rápidamente y que deben poder seleccionarse y procesarse en corto tiempo. 

Es importante lograr que los aprendizajes que se realizan sean significativos y que la educación enfatice más los meta aprendizajes y los meta conocimientos que los aprendizajes y los conocimientos mismos. Se presentan los Mapas Conceptuales Hipermediales y una plataforma específica para trabajar con ellos como una alternativa de interés para alcanzar los mencionados objetivos.

Una persona tiene capacidades para pensar, para comprender, para entender. Se trata de potencialidades que no evolucionan espontáneamente, sino que deben ser desarrolladas especialmente. El tiempo y forma de trabajo en tal sentido es determinante en el grado de evolución posible de alcanzar.

Hay que destacar que almacenar información no implica comprenderla, o tener la capacidad de relacionarla correctamente con información previamente adquirida o estar en condiciones de aplicarla en forma adecuada en las distintas circunstancias que así se requiera. Para que ello ocurra, los aprendizajes que se realizan deben ser verdaderamente significativos, es decir deben ser "procesos de desarrollo de estructuras cognitivas, donde se identifica conocer como interpretación del significado".

Es indudable que todo buen docente se esmera para que sus alumnos desarrollen de la mejor manera todas sus potencialidades. Para ello recurre a distintas estrategias de aprendizaje, orienta el trabajo del alumno estimulando su autonomía, su autoestima y la construcción de estructuras mentales, de ser posible y si corresponde, de mayor nivel de abstracción. Se esmera por lograr que la nueva información se incorpore adecuadamente con las estructuras significativas existentes en el aprendiz, relacionándose en forma semánticamente correcta con los conocimientos adquiridos previamente.

Se ha comprobado que el aprendizaje significativo es más resistente al olvido, porque no se encuentra aislado sino integrado dentro del conjunto jerárquico que representa una determinada área temática. Tiene además, una capacidad de transferencia muy favorecida por ese tipo de estructuración, tanto lateral (aplicación a situaciones concretas) como vertical (solución de problemas y formulación de nuevos principios a partir de los ya poseídos). 

Como contrapartida, "el aprendizaje mecánico, al establecerse en base a relaciones arbitrarias, sólo podrá ser transferido a situaciones similares y se olvidará con facilidad, al requerir de la memoria mecánica."  Además, "cuanto mayor sea la significatividad del aprendizaje realizado, tanto mayor será también su funcionalidad".

El logro de aprendizajes significativos presupone que los materiales para aprender deben ser potencialmente significativos, que los estudiantes estén adecuadamente motivados, con interés para aprender, con una actitud activa y con los conocimientos previos necesarios para realizar ese aprendizaje.

En el aprendizaje significativo, lo fundamental es lograr la relación de los nuevos conocimientos con los conocimientos ya existentes. Este proceso de aprendizaje es activo, ya que depende de la predisposición del receptor, y personal, pues la asimilación que se logre está en función del grado en que se hayan desarrollado los conceptos relevantes en la estructura cognitiva.

Si bien este modelo de aprendizaje presenta algunas limitaciones al momento de explicar la adquisición de habilidades para la investigación y solución de problemas, es de gran valor para la comprensión de la organización de los conocimientos adquiridos significativamente.

Además es importante destacar que transitamos una era donde el individuo debe estar preparado para realizar una formación continua, viéndose obligado a abordar grandes volúmenes de información que cambian rápidamente y que debe poder seleccionar y procesar en corto tiempo. Ante esto es obvio que la educación debe enfatizar más los meta aprendizajes y los meta conocimientos que los aprendizajes y los conocimientos mismos.

Es sabido que el mundo en general y la tecnología en particular están cambiando demasiado rápido. Esto obliga a los estudiosos de las ciencias de la educación a adaptarse a nuevas realidades: no es fácil enseñar hoy lo que será útil en el futuro. En la actualidad, una solución más adecuada para la enseñanza parecen ser las teorías de meta aprendizaje y de aprendizaje significativo.



lunes, 11 de junio de 2018

Sin Duda Tu Puedes


Muchas veces te sientes emocionalmente como si trajeras una piedrita en el zapato, estás irritable, intolerante, y vas echándole la culpa a toda persona que se te atraviesa sin saber por qué.

Cuando esto te sucede, quiere decir que estás intoxicado de situaciones, emociones, sentimientos, resentimientos y comportamientos que ya no tienen cabida ni en tu mente, ni en tu corazón y ha llegado el momento para hacerte plenamente responsable de todo lo que haces, dices y piensas. Ya no puedes permitirte dejar de disfrutar de esta vida como realmente te lo mereces.

 Solo quiero recordarte que la poderosa y mágica llave para lograr todo lo que quieres, sueñas y deseas está dentro de ti, y esa llave es la de la actitud.

Cada paso que des para crecer tanto en lo personal como en lo espiritual, por muy pequeño que sea, es un GRAN paso y eso debes aplaudírtelo porque todo en esta vida comienza con algo pequeño, y con dejar atrás todo lo que te ha anclado, incluyendo todos aquellos aprendizajes que te costaron mucho dolor.


Tú eres quien ha decidido estar consciente e inconscientemente en el lugar donde te encuentras y la buena noticia es que tú eres quien puede cambiar el rumbo de tu vida, solo que hay que hacerlo paso a paso.



Aprender Cada Día


Nadie dice que aprender sea sencillo. Ni en la vida real, ni en un curso de reciclaje, ni en la Universidad para adultos. Todo aprendizaje debe encerrar un contenido y un método que facilite la asimilación. Cuando hacemos esto correctamente, disfrutar y asimilar pueden ir unidos de la mano.

Hoy en día parece que se nos ha olvidado lo que era aprender disfrutando. Cuando éramos niños aprendíamos día a día, sin gran esfuerzo y con la mente abierta. Poco a poco lo fuimos convirtiendo en una auténtica carrera de obstáculos, acompañado de un fuerte sentimiento de frustración o inseguridad. 

El aprendizaje, si fuera bien entendido y facilitado, debería ser, sin lugar a dudas sinónimo de auténtica experiencia y de constante crecimiento.

Si lo pensamos detenidamente nos damos cuenta de que todos los días tenemos la oportunidad de aprender, siempre y cuando lo acometamos desde la tranquilidad y el equilibrio. Uno de los derechos que tenemos es el derecho a disfrutar y muchas veces somos nosotros mismos quienes nos lo tenemos que permitir.

Por parte de los educadores lo que se pide es que con normas y seguridad aporten sensación de seguridad a los alumnos. Aquellos educadores que presumen de aprobar a una mínima parte de alumnos deberían replantearse las formas y técnicas que utilizan para la enseñanza. 

No debe ser una anarquía, pero tampoco debe convertirse en una fuente de estrés y nervios para los alumnos.

En el mundo laboral siempre o prácticamente siempre existe una persona que con frecuencia muestra una clara tendencia a actuar de una forma desagradable hacia los demás. Ya sea por no asumir las culpas y hacer creer que es culpa del compañero, por mirar por encima del hombro a todo el mundo o por quejarse constantemente de todo y de todos.

Ante este tipo de personas tenemos diferentes opciones de actuación para no permitir que nos amargue la existencia y por supuesto aprender: alejarnos de él y de la situación que está tratando de crear, iniciando una conversación con otra persona para restarle importancia, mirarle directamente con cara de extrañeza para hacerle ver que no tiene sentido lo que está diciendo o haciendo en ese momento, etc.

 Todos los días podemos aprender algo nuevo, los días que no lo hagamos podemos decir que son días vacíos. 

El aprendizaje constante debe ser una forma de vida.


Nuestro Deber Ser


Yo creo que libramos una lucha interior entre el deber ser y el querer ser. Es claro que el “deber ser” lo impone la cultura, la moral o la ética y que está dado desde el exterior. Como algo que hay que seguir muchas veces sin que medie la razón o la conciencia racional. Y del otro lado está el querer ser, como algo que opto desde mi interior, que parte del deseo y que algunas veces va en contra vía de lo esperado por el grupo social y que por supuesto el colectivo condena por salirse de lo ordenado por la norma.

Sin embargo hay ciertas cosas que naciendo desde el querer ser, pertenece a la propia capacidad de discernimiento y que hacen parte del libre albedrío. Y es ahí cuando se plantea la posibilidad y la capacidad de optar que tiene el ser humano, por ejemplo, por aquello que le hace más persona aunque no sea una decisión popular.

Lo ideal es encontrar un equilibrio entre el deber ser y el querer ser. Para que esta armonía nos permita vivir entre semejantes, respetando las normas y las reglas de juego, sin faltar a nuestro deseo e interés personal; sin sentir que nuestra dignidad está siendo vulnerada o peor aún confirmar que nuestros derechos o los de otros, están siendo pisoteados.

La propuesta consiste en desarrollar “nuestro buen gusto moral”, para de esta forma fortalecer nuestra capacidad de discernimiento y resolver los dilemas que plantea la vida, frente a decisiones morales, desde el deber ser versus el querer ser.

En nuestra vida cotidiana, con frecuencia nos vemos atrapados en medio de las siguientes afirmaciones: “yo debo llegar temprano a casa”, “yo debo pagar la tarjeta de crédito”, “yo debo estudiar inglés”, “yo debo llamar a…” “yo debo respetar la reputación de…” y este tipo de expresiones terminan por bloquear la acción, consiguiendo que no hagamos nada de lo dicho. 

Si lo explicáramos de manera psicológica, encontraríamos que el bloqueo se encuentra precisamente en la utilización de la palabra “debo”, como una orden que viene desde afuera.

Qué pasaría si empleáramos la expresión: “yo opto por estudiar”, “yo elijo llamar a”, “yo decido pagar la tarjeta de crédito”, “es mi decisión, llegar temprano a casa”; “yo respeto la reputación de…”esto automáticamente ubica el poder dentro de nosotros mismos.

Somos responsables de nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestros actos y cada acción humana puede ser filtrada por el tamiz maravilloso de la sensatez, que nos permite ser justos en la manera como nos relacionamos; entonces utilicemos sabiamente, este poder.



La Mente Alerta


Debemos estar informados de todos los peligros y tragedias, porque “ese es el mundo que vivimos”. Pero yo les diría que el mundo no se reduce a eso, que eso es un estado de alerta perpetuo y que no se puede vivir así. 

El placer por hacer ciertas cosas, sin ningún fin más que el gusto de hacerlas, debe tener una cabida en este planeta y si se está siempre alerta cuesta trabajo encontrarle siquiera un rincón. 

No se puede crear bajo una presión así, es indispensable poder salir de esa burbuja de precauciones, terrores y temores temporalmente para poder escucharse e incluso para poder escuchar al otro.

Escribir, en mi caso, me provoca un gran placer. Hoy es mi única arma para deshacerme de todo el ruido en mi interior o darle orden. Es cierto que hay que seguir adelante, estar conscientes de las consecuencias de nuestras acciones y buscar mejorar o afectar lo menos posible a nuestro entorno. 

Pero eso no debe evitarnos tener momentos de placer ni hacernos sentir culpables por buscarlos.
Necesitamos ser críticos con nosotros mismos en cada aspecto de nuestras vidas, pero tenemos también que saber meditar y divertirnos. 

De lo contrario tendríamos que admitir que somos incapaces de crear, de dar vida y compartir felicidad, y admitir eso sería trágico.


Superficiales


El mundo está lleno de personas superficiales, son demasiadas y cada vez más. Este tipo de persona es poco seria, en lo que dice o lo que hace, es frívola y solo le interesan las apariencias. No analiza la esencia de las cosas o personas y sólo ve su aspecto exterior.

Es insustancial, trivial, caprichosa, inconstante, irresponsable, inestable emocionalmente, dependiente, impaciente, inmadura, tiene poca personalidad, no le sobra coherencia, equilibrio emocional, criterios éticos, valores o principios sólidos. No admite sus fallos y limitaciones.

Cambia frecuentemente en su estado de ánimo: pasa de la euforia a la depresión rápidamente.

No le interesa profundizar en el contenido, las emociones o los sentimientos. 

Escapa de la realidad con un mundo de fantasía, poco realista. No sabe afrontar las dificultades ni controlar su frustración.

Sus relaciones afectivas suelen ser frágiles, se prioriza a sí misma y le cuesta compartir. No cumple lo que promete y prima la apariencia física sobre cualquier otra cualidad.

Te puedes llevar bien con ella o divertirte una temporada pero, no esperes nada más. En verdad, no está bien terminada y tiene muchos flecos negativos, pero, si tienes un interés personal en ayudarla, puede cambiar y, tal vez, mejorar.

Puedes intentarlo potenciando el conocimiento de sí misma, su autoestima, que acepte su realidad liberándola de temores y dudas; que olvide el qué dirán, que aprenda a ver lo positivo y, sobre todo, el fondo de las cosas y las personas.

Si tú solo no puedes, quien de verdad puede ayudarla es un profesional, pero, sinceramente, es difícil.


El Mundo Que Compartimos


No nos engañemos, el mundo no es ni de los más ricos, ni de los más guapos, ni de los más inteligentes. El mundo es de aquel que pasa a la acción, del que la saca a bailar y del que hace la llamada. De aquel que no se encoge ante el primer “no”, de quien se niega a vivir de prestado lo que por derecho le pertenece y de quien se ama lo suficiente como para poner sus sueños por encima de su ego.

Digámoslo de una vez: El mundo es de quien se la juega.

He visto a personas de talentos envidiables dejar tras su muerte fallecer sus ilusiones. Personas que teniendo mucho han conseguido poco y personas que con poco han logrado muncho. He visto a personas de extraordinaria belleza esperar a ser elegidas en lo alto de su torre y a personas de – digamos – dudoso atractivo dejar a un lado la carcasa y asaltar un corazón. 

Por todo eso, he llegado a una conclusión: el mundo no es de quien más tiene o más anhela, sino de aquel que es capaz de quererse sin medida, apartar de un golpe lo superfluo y lanzarse sin reserva tras aquello que desea.

El principal motivo por el que no sacamos el máximo partido a la existencia no es que no dispongamos de las capacidades adecuadas, sino que vivimos esperando a que el contexto o el entorno nos den su OK para actuar. Inundados de miedos, observamos la vida a través de un embudo por el orificio equivocado: En lugar de mirar desde el agujero pequeño para verlo todo grande, miramos desde el grande y lo vemos todo pequeño. Nos invade el sentimiento de que, como acabamos de llegar, el mundo es propiedad de otros y que debemos pedirles permiso para que alguno se apiade de nosotros y nos entregue una porción.

No te ofendas, pero no eres tan importante. Nadie lo es. Nuestra importancia solo cobra sentido a corto alcance. Es decir, con nuestras personas queridas y, por supuesto, con nosotros mismos. 


Consumir Con Criterio


Descubrir las causas, conocer las consecuencias y situarnos a nosotros mismos en el camino que une los dos extremos; comprender nuestro modelo de consumo, entender que todo está interrelacionado e indagar en las formas de cambiarlo sin perdernos en los ‘falsos remedios’ que se nos proponen en muchas ocasiones. 

A veces nos topamos con ‘los falsos remedios’, la ayuda pervertida: propuestas de solución que no atacan las causas del problema; puertas ficticias, 
bienintencionadas o no, que no tienen capacidad de influir en las causas de la desigualdad, que no pretenden cambiar las cosas sino permitir que todo siga igual: manteniendo los privilegios de unos pocos evitándonos la mala conciencia.

Sin embargo, sí hay alternativas. Sería un error creer lo contrario. Se puede vivir, consumir y progresar de otra manera. Y para ello hay que dejar de lado la resignación y pasar a la acción.

Esto es lo que muestra la última parte de la exposición, denominada ‘Mundos Posibles’. Esta última sección es un canto a la esperanza basada en el hecho de que muchos de los cambios positivos que ha vivido nuestro mundo han tenido su origen en un pequeño grupo de personas obstinadas en cambiar las cosas, por difíciles que parecieran sus objetivos.

Así, se repasan de manera visual ejemplos de movilizaciones ciudadanas cuyas reivindicaciones han acabado alcanzando, cambiando la vida de mucha gente, que no se vayan a casa con la sensación de que todo está perdido. “Ese es precisamente el juego; conseguir que la ciudadanía crea que la situación es injusta y negativa, pero que no tiene remedio”.


Contra esa sensación de impotencia, emergen las pequeñas semillas del cambio: ejemplos de iniciativas concretas o de acciones que cada uno puede desarrollar de forma individual y que, al contrario de lo que muchas veces se transmite, poco a poco contribuyen a forzar un cambio global en lo que a consumo se refiere.

domingo, 10 de junio de 2018

Ser Tolerantes


Cada día se nota más en la sociedad la falta de tolerancia y de respeto para con los demás. Quizás las razones son inexplicables, pero todos en algún momento han cruzado el límite de la cortesía y han agredido al otro. Algunas veces sin intención.

El respeto debe ser un valor, según los expertos, infundido desde la infancia, que al contrario de ser conceptual es un hábito que se debe poner en práctica a diario. 

Aunque muchos recibieron la lección de sus padres, es cumplirlo con el prójimo, por eso siempre se debe buscar conocer la opinión, pensamiento e ideas de los demás.

La pregunta es ¿Por qué cuesta respetar las diferencias? El principal motivo, de acuerdo con los especialistas en sicología, es porque muchas veces las personas no logran tener el respeto hacia sí mismos, esto hace que sea imposible darlo a los demás. Otro motivo es debido al egocentrismo que los acapara, en el que persistentemente desea que su posición sea primero, sin importar lo que piensen o sientan los demás.

Los expertos consultados resuelven las inquietudes frente a este tema y dan algunos consejos para evitar caer en faltas de respeto o intolerancia con sus familiares, amigos o conocidos.

Primero respétese usted.

Dora Herrera, Facilitadora de Desarrollo personal, opina que la principal razón por la que cuesta respetar la opinión de los demás es porque no se respetan a sí mismos.

“Este es un valor, una virtud, que para saber qué es, debo iniciar por mí.

Simultáneamente adquiero capacidades de respeto al otro y los otros. No solo la opinión sino el sentimiento. Una vez que comprenda esto, empiezo a saber que debo escucharme y escuchar, lo auto controlo, conozco mis límites, asumo una actitud de respeto, la proyecto a los demás y valoro a los que me rodean”, puntualiza la Facilitadora. 

La Actitud Coherente


Podemos suponer que actuando en base a nuestras propias convicciones basta para ser coherentes, pero existe el riesgo de adoptar una actitud traducida en un “soy como soy y así pienso”. Efectivamente, la coherencia exige esa firmeza y postura, pero se necesita un criterio bien formado para no caer en la obstinación.

Todo indica que en algunos momentos exigimos coherencia en los demás: recibir un justo salario, colaboración por parte de los compañeros de trabajo, que nos procuren atenciones en casa, la lealtad y ayuda de los amigos. Pero esto debe llevarnos a reflexionar si trabajamos con intensidad y en equipo, si correspondemos con creces a los cuidados que recibimos en casa, si somos leales y verdaderos amigos de nuestros amigos. 

Siempre debemos estar conscientes que la coherencia hasta cierto punto es flexible. Por una parte es aprender a callar y ceder en las cosas sin importancia; pero en circunstancias en las que el prestigio y la seguridad de las personas, la unidad familiar o la estabilidad social están en juego, se tiene la obligación de enfrentar la situación para evitar un daño a los derechos de los demás. Este es el motivo por el cual, el ejercicio de la prudencia es determinante, para saber actuar acertadamente en cualquier circunstancia.

¿Qué se necesita para ser coherentes, voluntad o conocimiento de los valores? En estricto sentido, ambos. Voluntad para superar nuestro temor a ser “diferentes” con el implícito deseo de ser mejores y ayudar a los demás a formar los valores en su vida. Con el conocimiento, hacemos más firmes nuestros principios, descubriendo su verdadero sentido y finalidad, lo que necesariamente nos lleva a ejercitarnos en los valores y vivirlos de manera natural.

Para la práctica y vivencia de este valor puedes considerar:

- Examina si tus actitudes y palabras no cambian radicalmente según el lugar y las personas con quien estés. Que en todo lugar se tenga la misma imagen y opinión de ti.

- Piensa en la coherencia que exiges de los demás y si tu actúas y correspondes, al menos, en la misma proporción

- Se prudente para elegir amistades, lugares y eventos. Así no tendrás que esconderte, mentir y comportarte en forma contraria a tus principios.

- Evita hacer trampa o cumplir con tus obligaciones a medias. Aunque sea lo más fácil y nadie se percate de ello por el momento.

- Procura no ser necio. Considera que algunas veces puedes estar equivocado, escucha, reflexiona, infórmate y corrige si es necesario.

- Evita discusiones y enfrentamientos por cosas sin importancia. Si hay algo que defender o aclarar, no pierdas la cordura. Serenidad, cortesía y comprensión

La experiencia demuestra que vivimos con mayor tranquilidad y nuestras decisiones son más firmes, al comportarnos de manera única; que a la larga, todos aquellos que alguna vez se burlaron de nuestros principios, terminan por reconocer y apreciar la integridad de nuestra persona. Por este motivo, la unidad de vida aumenta nuestro prestigio personal, profesional y moral, lo cual garantiza incondicionalmente la estima, el respeto y la confianza de los demás. 

El Aprendizaje

La propia experiencia es el mejor camino para aprender, ya que, de otra forma, no sería nuestro aprendizaje, sino el de aquellas personas que vivieron la experiencia. Solo a través de las vivencias, aceptando los errores y los fallos, podremos sacar nuestras propias conclusiones para seguir adelante.

Aprender es avanzar y crecer, sin que nada ni nadie nos pare, sorteando las dificultades y los obstáculos, reflexionando acerca de los fallos y superándolos. Vivir es experimentar, y  esto forma parte de nuestra esencia humana, y de nuestro instinto de curiosidad.

Podríamos decir que la vida es un camino de aprendizaje, y que por tanto, la única manera de superarlo es viviendo. Nunca aprenderemos a través de la experiencia de otros, a pesar de su consejo, su insistencia y su guía educativa.

El ser humano es mamífero que nace más desprovisto de estrategias de autonomía e independencia. Es cierto, que al nacer dependemos de los adultos para sobrevivir, aunque también es cierto que de forma instintiva e impulsiva buscamos tener nuestras propias experiencias para aprender, y por tanto, para crecer.

“La experiencia es algo que no consigues hasta justo después de necesitarla”
-Sir Laurence Olivier-

Por esto, para aprender, tenemos que explorar, descubrir, fallar y acertar. Es decir, en muchas ocasiones, aprenderemos por ensayo y error, hasta encontrar el camino del éxito. Desde bien pequeños aprendemos más de nuestras propias vivencias que de los consejos adultos.

Ya que al vivir la propia experiencia, la interiorizamos de forma significativa y profunda. Así, aunque esto nos lleve más tiempo y esfuerzo, sin ninguna duda, lo conservaremos toda la vida ya que la mayoría de estos aprendizajes quedaran en nuestra memoria acompañados de su respectiva huella emocional.

“Una espina de experiencia vale más que un bosque de advertencias”
-James Russell Lowell-


Es importante aceptar que, sin ninguna duda, nos equivocaremos, fallaremos y erraremos, sin embargo, es la única manera de avanzar y de llegar donde nos propongamos. Tenemos derecho a equivocarnos, porque no somos perfectos, y esto no es un fracaso, sino parte del aprendizaje de la vida.


Compartir Nuestras Diferencias


Cuando se trata de relacionarnos con otras personas, generalmente preferimos buscar la afinidad, las formas similares de pensar, los individuos que “piensan como yo”. Desafortunadamente, tenemos la falsa creencia de que esta es la mejor forma de tener y mantener relaciones de largo plazo, de tener un mayor crecimiento y mejores resultados, pero la verdad es que esto no es necesariamente así. Puedo afirmar que, en la mayoría de los casos, ocurre todo lo contrario.

Veamos: es posible crear nuevas posibilidades y nuevas maneras de hacer las cosas, pero solo si tenemos una mente abierta; si poseemos la inteligencia emocional para aceptar las diferencias de los demás (y, sobre todo, para buscar las cualidades, en cada una de las personas que conozca, que sean diferentes a las mías).

La vida me ha enseñado que las relaciones más efectivas que podemos construir se basan precisamente en las disidencias, las diferencias, la diversidad de ideas, las cualidades o los atributos que nos resultan ajenas. En lugar de centrarnos en los defectos o las disimilitudes de los otros, es posible complementar, con esos atributos, la capacidad personal. Como bien señalaba Stephen Covey, “Si dos personas tienen la misma opinión, una de ellas sale sobrando”.

Las palabras que generalmente escucho, cuando tratamos este tema de las diferencias, son las siguientes: “No puedo comunicarme con los que no son afines a mí”.“Nunca nos llevaremos bien”. “Pensamos de forma totalmente opuesta”.

Así, ¿qué resulta más productivo? ¿Un par de personas que, por pensar de la misma forma, da lo mismo escuchar a cualquiera de las dos? ¿O dos personas que, por pensar diferente, ofrecen posibilidades y perspectivas nuevas para hacer las cosas y que, por ende, ayudan a nuestro crecimiento y aprendizaje?

La efectividad del funcionamiento de un equipo, desde una familia hasta una empresa, se basa en apreciar las diferencias positivas que caracterizan a cada uno de sus integrantes. Al valorar la diversidad, el aprendizaje es continuo, gracias a la complementariedad de opiniones y habilidades. 

Toma en cuenta que, para establecer relaciones duraderas en todos los roles de tu vida, lo que señala James Fredericks:“Gran parte de la vitalidad de una amistad reside en el respeto de las diferencias, no solo en el disfrute de las semejanzas”.

Es importante que te cuestiones, revises (y de ser necesario, cambies) tu forma de pensar, y verifiques si no estás bloqueando tus posibilidades de relacionarte sanamente con otros. Esa barrera normalmente se manifiesta en esta frase: “Es que piensa diferente a mí”
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A manera de reflexión, quiero compartirte una breve historia que leí recientemente:
Hubo en la carpintería una extraña asamblea; las herramientas se reunieron sobre un trozo de madera para arreglar sus diferencias. El martillo fue el primero en ejercer la presidencia, pero la asamblea le notificó que debía renunciar. ¿La causa? Hacía demasiado ruido, y se pasaba el tiempo golpeando. El martillo reconoció su culpa, pero pidió que fuera expulsado el tornillo: había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo. El tornillo aceptó su suerte, pero a su vez pidió la expulsión de la lija: era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás. La lija estuvo de acuerdo, con la condición de que fuera expulsado el metro, pues se la pasaba midiendo a los demás, como si él fuera perfecto. En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo, utilizando alternativamente el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Al final, el trozo de madera se había convertido en un lindo mueble.

Cuando la carpintería quedó sola otra vez, la asamblea reanudó la deliberación. Dijo el serrucho: “Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestras flaquezas, concentrémonos en nuestras virtudes”.

La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba solidez, la lija limaba asperezas y el metro era preciso y exacto. Se sintieron como un equipo capaz de producir hermosos muebles, y sus diferencias pasaron a segundo plano.

Es importante señalar que es indispensable involucrar al carpintero (es decir, el líder moral) en cualquier equipo o compañía. Es él quien coordina y usa a todas las herramientas para fabricar los muebles. Sin un ‘carpintero’ que fije una visión común, difícilmente se lograrán los acuerdos entre las solas herramientas.

Cuando el personal que compone un equipo de trabajo suele buscar defectos en los demás, la situación se vuelve tensa y negativa. En cambio, al tratar, con sinceridad, de percibir los puntos fuertes de los demás, florecen los mejores logros. Es fácil encontrar defectos, cualquier necio puede hacerlo. Pero encontrar cualidades es una labor para las personas superiores que son capaces de inspirar el éxito en los demás.

Es vital resaltar que, para que el equipo funcione de manera eficiente, debe tenerse y compartirse una visión común entre sus miembros, y contar con un líder que coordine las habilidades individuales.


El Mundo Del Aquí Y El Ahora


¿Dónde está el límite del pasado y donde comienza el futuro? En realidad, ni el pasado ni el futuro están sucediendo en el presente, porque no son el presente, lo único real es el instante del ahora; como lo único que corta de la espada es el filo.

El pasado lo fue y el futuro aún no está aconteciendo; por tanto, el pasado y el futuro no están existiendo.

Necesitamos coraje para vivir el presente y limpiar el pasado, necesitamos coraje para enfrentarnos –desde lo que realmente somos– al futuro; a un futuro recolector de una cosecha fructífera. También debemos preparar el terreno para el último destino después de la muerte, ya que hay que vivir como si fuésemos a morir hoy mismo y aprender a morir como si fuésemos a vivir eternamente. 

Somos seres de paso, sí, pero de paso para vivir el Aquí y el Ahora, disfrutando de la vida, mirando a un futuro prometedor.

Se puede conocer el pasado y liberarse del sufrimiento conociendo las intenciones o actitudes más profundas que pulsan dentro de cada uno; para ello tendremos que bucear en el Inconsciente. Somos el resultado de la calidad de nuestras intenciones, cosechando según la calidad de la siembra. La intención sincera es semilla que fructifica.

Soy responsable de lo que he hecho o no he querido hacer en mi vida. De todas las vivencias que he tenido, todas ellas dejaron grabaciones en mi memoria y en mi cuerpo, condicionando el presente el modo en que me relaciono conmigo mismo y con el mundo. Estas pautas de comportamiento, con sus aciertos y errores, son rutas habituales que condicionan mi modo de ser en el mundo. Son los comportamientos automáticos, condicionamientos, huellas que he grabado en mi memoria y que voy repitiendo a cada paso.

Mi pasado personal está actuando en el Aquí y Ahora al repetir los programas del ayer. Pero el objetivo es vivir el instante para no ser afectado por la programación de los conflictos de un pasado.

Vivir el momento, el eterno presente; es retornar a uno mismo, a la esencia
Vivir el presente es estar en una dimensión fuera del pasado y del futuro, vivir el instante es puro conocimiento y sabiduría.

El corazón del ser humano tiene la facultad para interpretar las señales que le llegan del cielo, no es la mente mecánica con sus programas la que decodifica estas señales.

Viviendo el instante, es cuando adquirimos conocimiento; no lo adquirimos viviendo el pasado, porque el pasado ya sucedió, ni tampoco adquirimos conocimiento en el futuro, porque el futuro aún no se ha dado.

Si te preguntas, ¿qué hago en este momento? Nada en especial, simplemente hacer lo que ha sido decretado para ti en ese mismo momento.
 

Aceptar lo que viene en cada momento es aceptar el destino; aceptación es amor. Si aceptamos, las cosas se facilitan y nuestras capacidades se despiertan. 

Nuestra actitud en el momento es un estado de alerta, sin juzgar, simplemente observando desde la consciencia. Viviendo el momento, la armonía se manifiesta y se dispersa el sufrimiento

La Etnodiversidad


No se trata de imponerse privaciones ni practicar la ascesis.  

Pero si deseamos disfrutar durante mucho tiempo y con plenitud de cuanto nos brinda la vida no nos queda más remedio que modificar nuestra forma de comportarnos. No para mermar nuestra paleta de sensaciones, sino, antes bien, para ampliarla, para enriquecerla, para buscar otras satisfacciones que podrían resultar intensas.

¿No distinguimos, acaso, en lo referente a las fuentes de energía, entre la energía fósil, que se agota y contamina, y las energías renovables, como las olas, la energía eólica o la geotérmica, que no se agotan? Podrían hacerse distinciones así al hablar de nuestro modo de vida. Podemos intentar satisfacer las necesidades y gozar de los placeres de la existencia consumiendo más, lo que supondrá una carga para los recursos del planeta y acarreará tensiones destructivas. 

Pero también podríamos hacerlo de otra manera, haciendo prevalecer el aprendizaje en todas las edades de la vida, animando a todos nuestros contemporáneos a que estudien lenguas, a que se apasionen por las disciplinas artísticas, a que se familiaricen con las diversas ciencias, para que así sean capaces de valorar lo que significa un descubrimiento en biología o en astrofísica. El saber es un universo inconmensurable; todos podríamos pasarnos la vida tomando cosas de él sin tasa y no lo agotaríamos.

Y no se trata solo de proponer el consumo de conocimiento en vez del consumo material: ampliar el conocimiento en cualquiera de sus formas, elaborar productos culturales, contribuir a concebir y resolver problemas, junto a otros, puede dar satisfacciones aún mayores que el simple consumo. La producción cultural y el acceso a su disfrute pueden, pues, constituir un eficaz instrumento para la transición a la Sostenibilidad. 

Así debe de reconocerse en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, con metas precisas de promoción cultural, que constituyan, además, ocasión de creación de puestos de trabajo en áreas creativas: medios de comunicación públicos y de calidad, bibliotecas, videotecas, museos, salas de conciertos, teatros, cines, educación artística y musical, etc., etc. 

Una Sostenibilidad satisfactoria para todas y todos precisa de la Cultura, de la riqueza plural de las diversas manifestaciones culturales que constituyen un Patrimonio de la humanidad que es preciso proteger e impulsar.


El Proceso De Aprender


La capacidad de comprender nos acompaña durante toda nuestra existencia y representa una de las expresiones más significativas del conocimiento humano. Gracias a ella disfrutamos de las bondades de la ciencia y la tecnología, los goces del arte y todas las humanidades, hasta nuestro entorno histórico eco sociocultural variado que nos toca significar. 

Sin embargo, no siempre adquirimos las suficientes habilidades y destrezas de comprensión lectora, debido a que los sistemas educacionales no nos aseguraron las mismas, o no tuvimos las suficientes motivaciones personales y sociales para asumir con éxito el reto.

La capacidad de comprender nos acompaña durante toda nuestra existencia y representa una de las expresiones más significativas del conocimiento humano. 

Gracias a ella disfrutamos de las bondades de la ciencia y la tecnología, los goces del arte y todas las humanidades, hasta nuestro entorno histórico eco sociocultural variado que nos toca significar. Sin embargo, no siempre adquirimos las suficientes habilidades y destrezas de comprensión lectora, debido a que los sistemas educacionales no nos aseguraron las mismas, o no tuvimos las suficientes motivaciones personales y sociales para asumir con éxito el reto. 

Así lo reflejan las pruebas aplicadas en nuestros sistemas escolares en los países denominados en desarrollo y lo que se encuentran en vías del mismo, sobre todo aquellos países que reflejan ciertas deficiencias en asegurar una educación de calidad en los primeros años de escolaridad.

No comprender lo que se lee es una experiencia frustrante, es como caminar en plena oscuridad sobre todo en la experiencia escolar. Leer y no comprender es tal vez una de las causas del fracaso escolar que ha causado un impacto negativo de proporciones mayores en las reformas que experimentan sobre todo los sistemas educativos latinoamericanos. Una mayoría de estudiantes de todos los niveles y modalidades comprueban que la lectura no es una actividad que produzca felicidad, al contrario termina por convertirse en un acompañante tedioso, incómodo y hermético por lo que generalmente se abandona la lectura de textos que son fundamentales en el proceso de formación y capacitación humana
Sin vocabulario, como decíamos antes, no hay comprensión, pero a la vez la lectura es la fuente primordial del vocabulario, y para ello es necesario que sea comprensiva” (Sánchez: 1993:). Además en esta parte es importante tomar en consideración que muchas veces se confunde la pobreza de vocabulario con la pobreza de conocimientos o los denominados aprendizajes previos relacionados con el texto, al respecto existen muchas evidencias empíricas que confirman lo expresado.

Durante la lectura el sujeto se manifiesta como un lector estratégico que tiene como objetivo final comprender el texto, en paralelo porque la comprensión no se produce al final sino al mismo tiempo que se está efectuando el procesamiento, prioridad por la búsqueda del significado porque el lector interpreta cada palabra del texto tan pronto como es reconocida, relacionando la información “nueva” con la “dada”, previa en el texto o en los conocimientos previos del lector; la actuación de la memoria operativa en la coordinación de todos los procesos implicados en la lectura como el reconocimiento de los rasgos, acceso léxico, procesador sintáctico, procesador semántico, discursivo, etc.


Por lo tanto, leer es comprender y los procesos comprensivos son en realidad procesos de atribución de significados al texto, son procesos que involucran activamente al lector en la medida que el resultado de la comprensión será fruto no sólo de la información codificada en la página, sino también de los conocimientos  que sobre el tema tenga y utilice durante la lectura. 

sábado, 9 de junio de 2018

El Calor Humano


El café ante el cual conversas con tu mejor amiga… el té que te preparas cuando estás tensa… el chocolate caliente que te reconforta antes de dormir o cuando tienes frío… esa costumbre de ver televisión o leer arrebujada en una cobija…¡realmente tienen el efecto físico y emocional que buscas! Tu cerebro transforma el calor físico en ese calor psicológico que necesitas para sentirte mejor emocionalmente. Y lo mismo funciona viceversa. 

Cuando sientes soledad o estás cerca de una persona que no es cálida, te da frío. 

La temperatura física y la psicológica van de la mano. Por esa razón es que ¡hasta lo que pensamos sobre los demás es resultado del calor o el frío que sentimos!

El calor físico reduce los sentimientos de soledad y aumenta los de generosidad, según el psicólogo John Bargh, de la Universidad de Yale. En uno de sus estudios, los participantes que reportaron sentirse muy solos, tomaban baños más cálidos, largos y frecuentes para compensar por el frío social que sentían. En general, cuando una persona sufre soledad temporal o crónica, se siente mejor después de un baño caliente porque la soledad le causa frío.

El fenómeno de cómo la temperatura física afecta nuestra percepción se ve en otro estudio. Una persona les dio café caliente a los participantes, mientras otra les dio una bebida fría. Los participantes percibieron como cálida y amistosa a la que les dio el café caliente, contrario a la que ofreció una bebida fría.

Esto demuestra que pensamos que alguien tiene “calor humano” de acuerdo a si sentimos frío o calor cuando estamos cerca de la persona. El “calor humano” se considera como el más poderoso rasgo de personalidad porque somos más sensibles a esa cualidad que a la posible incompetencia de una persona.

Relacionamos tener “calor humano” o ser “cálido(a)” con ser amistoso, cooperador y digno de confianza. Eso explica la popularidad de muchas personas sobre otras, inclusive cuando no tienen el talento que requeriría la profesión a la que se dedican.

Buscamos el calor físico como remedio casero para las necesidades emocionales, sin saber por qué. Pero esa necesidad es tan primaria como los primeros contactos físicos cuando éramos bebés. 

Uno de los estudios de crianza más citados ocurrió en unas guarderías de infantes. En una, los bebés eran correctamente alimentados y atendidos por enfermeras. En otra, los bebés, además de ser atendidos y alimentados, eran arrullados por nanas. Estos últimos demostraron un crecimiento físico y un desarrollo emocional superiores al grupo anterior. En los bebés, ese calor es la expresión primitiva de amor; la única que entienden porque no tienen vocabulario.


Sobre el mismo efecto de la temperatura en el campo laboral, Geofrey Ho, en la Universidad de California en Los Angeles, condujo un estudio donde los participantes tocaron compresas calientes y compresas frías. Luego se les pidió su opinión sobre las empresas donde trabajaban y/o sobre empresas no existentes, y su interés en trabajar en ellas o comprar sus productos. Todos los que tenían cálidas las manos expresaron mayor satisfacción en su trabajo y dijeron que comprarían y trabajarían en las empresas que les mencionaron.

La Vejez No Paraliza La Vida

La estampa es habitual para cualquier persona que haya paseado por las calles de su ciudad al menos un puñado de veces. Hay grupos de abuelos por doquier: se reúnen en las esquinas de las calles observando el ruidoso transitar de las obras, en los bancos de las plazas públicas alimentando a las palomas, a la sombra de un árbol en un parque, cerca de una fuente pública en verano. Siempre están juntos y no aparentan hacer nada. Un símbolo del envejecimiento de un país vetusto.

Merece la pena preguntarse a qué se debe esto y si quizá somos injustos con ellos.

La soledad es un elemento central a la vida de nuestros mayores. Conforme pasan los años, nos volvemos personas más solitarias. No se trata de una elección propia o consciente, sino resultado de distintos procesos al que nos vemos enfrentados las personas conforme nos hacemos mayores. Nuestros hábitos diarios cambian de forma drástica: quizá el más importante de todos sea el aparejado a la jubilación. Dejamos de ser personas activas y nos convertimos en personas pasivas.
Naturalmente, esto tiene consecuencias en nuestro equilibrio psicológico, nuestro estado emocional y nuestra personalidad. Las personas mayores que llevan toda su vida trabajando de repente se encuentran con mucho tiempo libre, no siempre acompañado con suficientes alternativas de ocio. Hay varios estudios que se centran en cómo afrontar este nuevo estatus. Uno de ellos es "Ocio en los mayores: calidad de vida", realizado por Inés Alcalde, psicóloga, y Milagros Laspeñas, socióloga.

Como explican, el proceso de envejecimiento tiene dimensiones socioculturales que se expanden más allá de nuestro progresivo deterioro físico. La vejez, en este sentido, tiene diferentes lecturas y edades, entre las que los distintos mayores pueden moverse en función de su aproximación personal. Hay, sin embargo, un elemento clave: nuestro estilo de vida cambia, porque ya no trabajamos, y también nuestras relaciones sociales, que en muchas ocasiones se reducen. El estatus social se modifica.

El abanico de opciones en el que emplear el tiempo de ocio varía en función de las condiciones sociales, educativas o de salud de cada individuo. En general, según se desarrolla en el trabajo, las personas mayores tienden a elegir patrones posteriores a su vida laboral que imiten a los anteriores, de modo que se sientan realizados con ellos. El ocio estaría relacionado de este modo con esas preferencias determinadas, pero también con su capacidad de acceso a diversas actividades.

El ocio de nuestros mayores debería importarnos. Y cada vez más, dado el envejecimiento de nuestra sociedad. La jubilación debe ser una etapa feliz en nuestras vidas, y no lo es en todos los casos, a menudo por un deficiente empleo del tiempo libre o de cierta estigmatización social (como la realizada por la Bolsa de Madrid). En datos de 2007, nuestros ancianos aún tienen prácticas de ocio hogareñas, recluidas y poco específicas a lograr una realización personal a través de una actividad no pasiva.


Y eso es un problema, no sólo moral en el tratamiento que nuestra sociedad ofrece a la tercera edad, sino también físico y mental: el ocio puede ser terapéutico; la carencia de él puede tener efectos letales, como el suicidio, en los mayores; y, en términos genéricos, contribuye a mejorar su salud y su calidad de vida. 

Es necesario, aunque no estemos prestando la suficiente atención.

Las Riendas De Tu Vida


Hace unos días leí una frase de Albert Einstein que decía: “La vida es como andar en bicicleta, para mantener el equilibrio debes seguir avanzando” y llamó mi atención porque muchas veces nos quedamos paralizados esperando que las cosas sucedan, confiando que la voluntad divina de nuestro Poder Superior se manifieste sin hacer nada, y eso no lo discuto, debemos tener la convicción que será así, pero también nos corresponde hacer nuestra parte, Dios dispone nuestro propósito y nos marca el camino y es responsabilidad nuestra dar los pasos necesarios para transitar ese camino y alcanzar ese propósito.

Debemos hacernos responsables y tomar las riendas de nuestra vida, si queremos que algo suceda tenemos que hacer lo que haga falta para que sea así, dar los pasos necesarios para alcanzar lo que queremos. No podemos esperar y ver qué pasa, hay que actuar. Si bien es cierto que todo tiene su tiempo y que ese tiempo es perfecto, también lo es que si no hacemos lo que nos corresponde, nada sucederá.

Si deseas alcanzar algo porque tienes la convicción y la certeza de que es lo que realmente te conviene y es lo que verdaderamente deseas, entonces debes arriesgarte y hacer lo necesario para conseguirlo, haz tu mayor esfuerzo, hazte cargo de lo que depende de ti, ve dando esos pasos que te corresponden y trabaja en ello. Pide la guía de tu Poder Superior, con Fe, pregúntale si lo que vas haciendo es lo que el desea que hagas y ten la seguridad que recibirás la respuesta, si estas enfocado en lo correcto las cosas se irán dando, y si no es, también lo sabrás y tendrás la voluntad de decir, esto no es lo que le conviene a mi vida. 

Podrás soltar sin problemas esa situación porque tendrás la satisfacción de que hiciste todo lo que estuvo en tus manos para alcanzarlo.

“No se equivoca el hombre que ensaya distintos caminos para alcanzar sus metas, se equivoca aquel que por temor a equivocarse no actúa”

Arriésgate a luchar por eso que deseas, sin terquedad, y pidiéndole guía y sabiduría a tu Poder Superior. Empodérate de tu vida, no dejes que nada te quite la voluntad y las ganas de luchar por eso que realmente deseas. 

Que es lo peor que puede pasar? Que no resulte? entonces no habrás perdido, ni habrás fracasado, simplemente habrás adquirido aprendizaje y experiencia.


 Eclesiastés 3: 1  “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.”

La Capacidad De Pensar

El pensamiento es lo que caracteriza al ser humano, es la capacidad que ha generado todas las consecuciones de la cultura y la civilización creadas por nuestra especie. Pero, aparte de los avances colectivos, también nos sirve para gobernar nuestra vida personal, para reflexionar sobre lo que queremos, lo que necesitamos, lo que podemos y los pasos a dar para conseguirlo.

Las relaciones con nuestros semejantes transcurrirán de uno u otro modo según la manera en que pensemos en ellas, las enfoquemos y tengamos claro qué significan para nosotros. La manera en que nos conducimos en las situaciones por las que atravesamos, la posibilidad de posicionarse en cada momento vital, con realismo, es algo que también atañe a la actividad de pensar.

Cualquier movimiento, actividad, decisión, relación, han de ir precedidas por esta actividad mental.

Cada ser humano nace con igual potencial respecto al desarrollo de sus funciones cerebrales, el cerebro de los humanos haciendo una analogía con un maquina es eficiente en cuanto a consumo y transformación de la energía, posee una asombrosa capacidad de optimización   en la manera de memorizar y un constante aumento de la velocidad de procesar información, un órgano realmente asombroso, pero lo que en verdad me propongo tratar en este escrito no es el funcionamiento de nuestro cerebro, ni sus capacidades, tampoco sus cualidades,
sino que quiero abordar una pregunta la cual todos los seres humanos alguna vez en nuestra vida nos hemos hecho : ¿Por qué nos resulta tan difícil pensar?

Lo que sí que es cierto es que nunca usamos todas nuestras neuronas a la vez. Claro, dirán algunos, eso es lo que ocurre: como no las usamos a la vez, no podemos, por ejemplo, desarrollar poderes telepáticos. Pues tampoco. La actividad simultánea de todas las neuronas nos arrojaría al suelo víctimas de convulsiones como las de un ataque epiléptico.


Cuando las neuronas se disparan al mismo tiempo, el cerebro queda inundado de actividad eléctrica y se anula toda capacidad para pensar y actuar de manera coordinada. Para impedir ese infierno, al menos la mitad de las neuronas funcionan como un filtro atenuador o moderador de flujo. 

De modo que la próxima vez que alguien nos diga que no usamos todo el cerebro, contestemos que menos mal.

El Cerebro Y La Lectura


“Leer es una gran manera de expandir nuestro horizonte de experiencias".

Así opina Raymond Mar, doctor en Psicología de la Universidad de York, en Canadá, que estudió el comportamiento del cerebro cuando una persona lee.
Y es que leer la historia de un personaje en una novela es casi igual a vivirla, según estudios sobre la actividad cerebral.

Pero este es solo uno de los descubrimientos de los científicos sobre el enigmático funcionamiento del órgano más complejo del humano y su relación con la lectura.

BBC Mundo entrevistó a tres investigadores que estudiaron qué pasa en nuestro cerebro cuando leemos.

Si hay algo que los científicos destacan desde un principio es la diferencia entre cerebro y mente.

"Con el fin de entender lo que hace el cerebro, tenemos que entender lo que hace la mente. No podemos hablar del cerebro por sí solo", señala Keith Oatley, profesor emérito de Psicología Cognitiva de la Universidad de Toronto, Canadá.

"No es el hecho de saber simplemente si un área particular del cerebro se activa cuando leemos, sino en conocer cómo funciona la mente en ese proceso", coincide Raymond Mar, doctor en psicología de la Universidad de York, también en Canadá.

"Hay evidencia de que cuando se lee, la mente crea o recuerda objetos que se asemejan a la descripción", afirmó Mar a BBC Mundo.

"Básicamente, si lees una rica descripción de una escena, podrás ver la activación cerebral en la corteza visual. Hay similitudes entre percibir y leer acerca de la percepción", añadió.

Oatley y Mar concluyeron que el cerebro, al parecer, no distingue claramente entre leer sobre la experiencia de un personaje de ficción y vivir esa actividad en la vida real.

"Aparentemente hay similitudes en la forma en que el cerebro reacciona a leer sobre algo y experimentarlo", explicó Mar.

Según el especialista, cuando una persona lee que un personaje ficticio está realizando determinada actividad, las áreas del cerebro que se activan son las mismas a las que esa persona utiliza para llevar a cabo esa acción.

"Como sabemos, cuando leemos una historia cuyo protagonista enfrenta una situación peligrosa o temerosa, nosotros sentimos miedo", ejemplificó Mar.

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Y esto está claramente relacionado con la empatía, el sentimiento de identificación con algo o alguien.

"Se descubrió que hay áreas del cerebro que se pueden supervisar para saber si la gente es empática en la vida ordinaria, y esas regiones son las mismas que se activan cuando se está leyendo acerca de los personajes, porque el proceso psicológico es similar", advirtió Oatley a BBC Mundo.

Si leemos un verbo que denota actividad, ¿el cerebro interpreta que la estamos haciendo?

"Las regiones motoras en el cerebro que se activan cuando leemos en silencio una palabra de acción, están muy cerca de las regiones que se activan cuando se lleva a cabo el movimiento", señaló Véronique Boulenger, investigadora en Neurociencia Cognitiva del Laboratorio de Dinámicas de Idioma en Lyon, Francia.

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Si se lee una acción realizada con la pierna como patear, caminar o correr, el cerebro activará la región motora, según la investigadora.

"De alguna manera, el cerebro simula la acción que lee", añadió Boulenger a BBC Mundo.

También existe una superposición entre las regiones cerebrales que parecen estar involucradas en el proceso de comprensión de historias y las que utilizamos para entender a otras personas.

Entonces, al leer y sentir empatía con personajes de ficción ¿se puede entender mejor a las personas en la vida real?
Así lo cree el doctor Mar.

"Esto puede significar que podríamos aprender algo o mejorar nuestra capacidad para entender a otras personas si frecuentemente leemos y nos involucramos en historias y personajes dentro de ellas", analizó.

"Por ejemplo, puede que nunca sepamos cómo es como vivir como una persona con discapacidad, pero podríamos acercarnos a entender esa experiencia si leemos un relato muy bien escrito que nos pone en el lugar de la persona que lo está viviendo", finalizó.


Este artículo es parte de la versión digital del Hay Festival Querétaro, un encuentro de escritores y pensadores que se realiza en esa ciudad mexicana entre el 1 y 4 de septiembre de 2016.