domingo, 19 de mayo de 2019

El Valor De La Gentileza

La gentileza, es sinónimo de la cortesía.

Una persona gentil, es la que guarda dentro de sí principios de educación para tratar a los demás.

La gentileza, es la que nos permite impartir agrado a los demás con un buen trato, la que nos motiva a sonreír cuando damos un saludo, a saber que todas las personas merecen amabilidad de parte de nosotros.


La amabilidad, la cortesía y la gentileza, son valores que impregnan dentro de nosotros el amor por las personas que están a nuestro alrededor… No la lastima o la hipocresía, sino el deseo de que estén bien, el impulso de ayudarlos y brindarles lo agradable que nosotros llevamos dentro.

Esta Parte De La Vida


Todo es cuestión de decidir si quieres ver el frasco medio lleno o medio vacío. Los hechos de la vida, no son, por sí mismos, negativos o positivos. Su calidad, depende de la actitud que tengamos al momento de categorizarlos o etiquetarlos. Seguir adelante. Actitud positiva ante los fracasos.

En ocasiones pasadas, hemos hablado sobre la importancia de una actitud positiva ante la vida. Hoy nos enfocaremos en los llamados fracasos. Que comúnmente nos generar sentimientos de derrota y frustración y que a veces nos lastiman tanto que nos dificultan el seguir adelante.

La naturaleza humana, aunada a la fuerte carga social que impone convertirnos en triunfadores, representa la dificultad de poner buena cara ante los acontecimientos adversos. Sin embargo, es a base de una actitud positiva que podremos superar los malos momentos. Capitalizar la experiencia obtenida y utilizarla a nuestro favor en el futuro.

En concreto nos referimos a que conceptualmente, debemos de dejar de llamar fracasos a aquellas situaciones que no salieron como planeamos. Son simplemente el resultado de la experimentación. Conocido como prueba y error. Ninguno de nosotros en su sano juicio, reprocharía a un bebé por caer constantemente, mientras está aprendiendo a caminar. Por el contrario, con seguridad le alentaríamos a seguir adelante e intentarlo nuevamente.

Para la psicología moderna, entender que los mal llamados fracasos son parte de la vida de todo ser humano, y que superarlos es sencillo, es una prioridad. Mucho es el tiempo que las personas desperdician, invirtiéndolo en auto reproches y sentimientos de frustración.

Al final del día, todos tenemos la capacidad de retomar el rumbo y recuperar la seguridad en nosotros mismos.



sábado, 18 de mayo de 2019

Principios De Resiliencia

La resiliencia es un concepto nuevo, difundido en los últimos años, y muy útil para los que trabajamos con niños y jóvenes. Abre nuevas posibilidades, da una nueva mirada, más esperanzadora, para viejos problemas de nuestros educandos.

"Desde que nació el concepto de trauma psíquico, la concatenación de las ideas exige que tras la descripción clínica y la investigación de las causas, dediquemos nuestros esfuerzos a la prevención de los traumas y a su mejor reparación. Y para ello, necesitamos el concepto de resiliencia".

Hoy el mundo postmoderno nos plantea discursos contradictorios. Por un lado nos habla de la vigencia de los Derechos Humanos, y una cultura tecnológica nos muestra la posibilidad de la erradicación del sufrimiento; con una mejor organización social y buenos productos químicos capaces de solucionar todos los males sin mucho esfuerzo. Frente a este discurso, que es el de los medios masivos de comunicación, el del consumismo, la cultura de la belleza y la juventud, existe otro, más real pero menos visible, no lo muestran, debemos ir a verlo.

A este último es al que nos vamos a dedicar en este trabajo. Es el que nos dice que la vida nunca carece de problemas, siempre hay etapas de adversidad, nos habla de grandes sectores empobrecidos y excluidos, del aumento de la drogodependencia y del deterioro familiar.

En este punto se inserta, para nosotros, la necesidad de utilizar plenamente el concepto de resiliencia en las acciones sociales, educativas y de salud que abarquen a los sujetos individuales de todas las edades, también a las familias y a las comunidades asistidas por programas que promuevan y refuercen las características resilientes.

Los países en vías de desarrollo y especialmente los de América Latina, están sufriendo un proceso de empobrecimiento que genera frustración y resentimiento social. Estas situaciones producen estrés incluso a quienes no la padecen directamente.

Sin embargo los seres humanos tenemos la capacidad para devenir resilientes y enfrentar los eventos negativos. De allí que la mirada de la resiliencia, su concepción teórica y la aplicación en programas y proyectos fue creciendo notoriamente. El espectro de disciplinas interesadas en la resiliencia ha aumentado hasta el punto de hacer de ella una actividad transdisciplinaria por excelencia, que congrega saberes de distintas áreas: psicología, antropología, sociología, sector de salud, economía, trabajo social, derecho, ciencias de la educación.

El concepto de resiliencia nació y comenzó a desarrollarse en el hemisferio norte, Rutter, en Inglaterra, Werner, en Estados Unidos, luego se extendió a toda Europa, Francia, Paises Bajos, Alemania y España, más tarde llegó a América Latina, donde se han creado importantes grupos de investigación y realización de proyectos.

Desde el punto de vista teórico podríamos hablar de tres corrientes: la norteamericana, conductista, pragmática y centrada en lo individual; la europea, con enfoque psicoanalítico; y la latinoamericana comunitaria, enfocada a lo social como lógica respuesta a los problemas del contexto.


En América latina ha sido posible identificar numerosos proyectos aplicados y cuidadosamente evaluado, así como grupos de pensadores que han llegado a elaborar una teoría latinoamericana de la resiliencia, con enfoques adecuados a esta realidad social. 

Otro hecho significativo es que numerosas instituciones, como universidades, ministerios, gobiernos y organizaciones no gubernamentales, han incorporado los principios de la resiliencia, ya sea de una manera tácita o explícita. Hoy día, en gran número de cursos y maestrías para personal de salud y educación incluyen el tema de resiliencia entre sus contenidos. 

Particularmente el enfoque colectivo y comunitario que ha sido un aporte latinoamericano.

Soportar La Presión


Todos tenemos días en los que la vida parece ir mal. Creemos que no lograremos nuestras metas, los plazos se nos echan encima y además, sentimos que no tenemos a nadie de nuestro lado. Es muy fácil caer en prácticas destructivas cuando estamos en esos estados negativos, lo cual nos mete en una espiral descendente sin fondo en la que vemos las cosas ponerse cada vez peor.
Aunque es verdad que es más fácil hacer cosas que nos lleven al pesimismo, también lo es que tenemos la posibilidad de revertir esa tendencia. Para ello, ten en cuenta estos consejos:
 
1) Tómate un respiro. No seas tan duro contigo mismo. Cuando cometemos un error o no podemos terminar un trabajo a tiempo, frecuentemente recordamos todas las ocasiones anteriores en que esto ha sucedido y como consecuencia lógica, nos desesperamos. Durante un mal día, si detectas que te estás juzgando demasiado duramente, detente ahí, tómate un descanso y continúa más adelante.

2) Haz ejercicio. Aunque a algunos les parezca extraño, una excelente solución en medio de un día catastrófico es levantarse y correr (o simplemente caminar, si es lo que tu estado físico te permite). Si no puedes salir, solamente levántate de la silla y haz algunos ejercicios de estiramiento al tiempo que respiras profundamente. Recuerda que tu cerebro requiere suficiente oxígeno para funcionar adecuadamente y realizar las conexiones necesarias. Proporciónaselo.

3) Recurre a tus seres queridos. Si te es difícil ir a visitarlos en el momento, toma el teléfono y comunícate. Nada mejor para alejar a los fantasmas que el calor humano. No desestimes el valor de las palabras cálidas de un familiar o un amigo cercano. Obran milagros.

4) Ríete con ganas. Cuando pasamos temporadas difíciles, reír se convierte en una tarea muy difícil, ¿verdad? Es por eso que tenemos que buscar alguna fuente de diversión que nos facilite la carcajada.

Si bien en esos momentos se nos suele antojar ver una película romántica o un drama que combine con nuestro estado de ánimo, lo más recomendable es ver una de esas comedias ligeras que nos haga reír por reflejo. Sigue esta línea y te sentirás más liviano después.

5) Come sano. Sí, claro, come alimentos saludables. La mayoría de las veces, al enfrentar una cantidad inusual de trabajo o tratar de finalizar un escrito particularmente difícil, nos armamos de comida chatarra para que nos acompañe. Esto nos lleva a sentirnos mal con nosotros mismos, resultado a todas vistas contraproducente. Sin embargo, si podemos preparar un plato de verduras crudas, o una colorida selección de semillas, nuestro cuerpo contará energía extra de la mejor calidad y nos resultará más fácil mantener un estado de calma.

6) Presta atención a tu respiración. ¿Sabías que con el miedo, la rabia, la desesperación o el agobio, dejamos de respirar por momentos? Esta es una respuesta fisiológica que podemos evitar si recordamos relajarnos y respirar en forma profunda y consciente, aun en la situación más estresante. Nuevamente, el cerebro necesita oxígeno para ordenar tu propio universo. No se lo niegues.

7) Logra alguna meta (por pequeña que sea). A veces lo único que necesitamos para volver a sentir nuestro valor real es tener un pequeño logro durante el día. Por ejemplo, en el caso de que, debido a lo abrumador de una tarea importante, hayas olvidado las pequeñas cosas, detente y arregla tu cuarto. Curiosamente, el simple hecho de tener un espacio ordenado y haberlo logrado a pesar de la presión te hará sentir que eres capaz de muchas otras cosas y retomarás lo demás con mayor entusiasmo.


Como ves, son varias las acciones que podemos emprender para mitigar las presiones que sentimos ante los compromisos de la vida diaria. Lo importante es no sentirse vencido, sino proponernos cumplir con estos detalles, que si bien pequeños, pueden animarnos enormemente.

La Literatura En La Genealogía



El estudio de los albores del género de la literatura de linajes pone de manifiesto la libertad con la que los autores escriben. A caballo entre la historiografía y la ficción literaria, entre el documento y la obra propagandística, los libros de linajes dicen mucho sobre las representaciones de la nobleza tardo medieval y su imaginaire. Pero ello explica también que algunos lectores coetáneos pudieran juzgarlos con severidad.

Creo que la existencia de un discurso propio de las casas nobles, producido y controlado por ellas, tanto oral como escrito, justifica una empresa intelectual como la de Fernán Pérez de Guzmán en sus Generaciones y semblanzas. Cuando leemos el prólogo de dicha obra, tenemos por de pronto la impresión de que el señor de Batres está prologando otro libro.

Lo esencial del prólogo gira en torno a la historia y cómo debe escribirse la historia y, a menudo, se ha dicho que es uno de los primeros textos sobre el carácter casi científico de la verdad histórica. 

¿Qué relación tienen estas ideas con las semblanzas que siguen? Cuando Fernán Pérez se refiere a grandes nobles, de linajes poderosos y principales, es decir aquellos de los que podemos suponer eran “productores” de un discurso sobre sí mismos, insiste muy a menudo en lo dudoso de muchas afirmaciones sobre tal o cual antepasado.

Entendemos entonces que la tarea del historiador Fernán Pérez de Guzmán consiste en poner en duda muchas de las leyendas que se contaban o leían sobre tal o cual linaje. Era pues ante todo el discurso de los linajes lo que justificaba todo lo dicho en el prólogo de las Generaciones. Esta obra guarda una estrecha relación con los primeros libros de linajes y no en vano encontramos casi todos los motivos característicos de dicha literatura (la mitología de los antepasados, los códigos caballerescos, la lucha contra el infiel…).

 Ahora bien, se opone a ellos en el sentido en que Fernán Pérez quiere “hacer historia” con los linajes y por lo tanto cultivar la árida y pedregosa tierra de la verdad. Se permite así salir de la lógica apologética que iba forzosamente contra la verdad de los hechos.


Ello explicaría también los “efectos” de una obra como las Generaciones. Si bien el autor considera la influencia del linaje y establece una diferencia entre aquellos que son de buen linaje y los que son de bajo linaje, la organización textual de las Generaciones obedece menos a la lógica del libro de linajes que al modelo antiguo de las vitae, es decir de los viri ilustres. Por encima del linaje está siempre la virtud y, por lo tanto, lo que cuenta es el individuo, más que el linaje: las “semblanzas” priman sobre las “generaciones”, como lo comprendió, por cierto, el principal seguidor de Fernán Pérez de Guzmán, Hernando del Pulgar, llamando a su obra Claros varones de España

Tal vez por ello, entre otras razones, se impusiera en la mente de un obsesionado del linaje como lo fue Ferrán Mexía la necesidad de componer una obra como su Nobiliario vero: “vero” para distinguirlo de aquellos tan fantasiosos de los reyes de armas, pero “vero” también con ánimo de fundar una nueva racionalidad de la nobleza de la que surgiría su modernidad.

Construyendo La Vida


La vida no es, no nacemos con ella escrita, la vida se construye cada día, paso a paso. Caminamos por ella, paramos, unas veces avanzamos y otras retrocedemos, pero siempre estamos dentro, construyéndola.

Nuestra vida se hace con cada paso. Podrí­amos asemejar nuestra vida a una escalera de caracol. Cuando miramos atrás, vemos todos aquellos peldaños sobre los que un dí­a depositamos nuestros pies, esos peldaños que quedaron en nuestro pasado. Unos firmes y otros inseguros, unos querríamos volver a pisarlos y otros intentaríamos no volver a pisarlos nunca. Por mucho que tratemos de retroceder a nuestro pasado, nunca llegaremos al punto inicial, no podemos volver sobre nuestros pasos, ni a lo bueno, ni a lo malo. Pero sí­ podemos permanecer anclados a él, unas veces como una frenética huida de un presente insatisfactorio, buscando atrás tiempos mejores y, otras tratando de buscar «por qué» a las situaciones negativas que han acontecido en nuestra vida, lo que terminará, con una gran probabilidad, generándonos tristeza, culpabilidad, rencor…

Cuando miramos ahora detenidamente nuestros pies, sólo podemos ver ese peldaño pequeño que queda bajo ellos, ese que acabamos de alcanzar y ese mismo que quedará atrás en un breve espacio de tiempo, ese peldaño que abraza nuestro presente. Pues bien, ese pequeño y breve peldaño es lo único que tenemos. Sólo en nuestro presente podemos sentir, amar, sonreír, enojarnos, llorar, sufrir, cantar, bailar… sólo vivimos en presente.

Cuando miramos ahora detenidamente nuestros pies, sólo podemos ver ese peldaño pequeño que queda bajo ellos, ese que acabamos de alcanzar y ese mismo que quedará atrás en un breve espacio de tiempo, ese peldaño que abraza nuestro presente. Pues bien, ese pequeño y breve peldaño es lo único que tenemos.

Sólo en nuestro presente podemos sentir, amar, sonreír, enojarnos, llorar, sufrir, cantar, bailar… sólo vivimos en presente.

La Persona De Calidad

“Lo mejor que puedes dar a tu enemigo es el perdón; a un oponente, tolerancia; a un amigo, tu corazón; a un niño, buen ejemplo; a un padre, respeto; a tu madre, sentirse orgullosa; a ti mismo, quererte; a todo hombre, caridad.” Benjamín Franklin.

Todos queremos hacer todo bien en nuestra vida. Ser buenos padres, profesionales y trabajadores. También aspiramos a ser buenos ciudadanos, parejas y amigos. Tenemos la necesidad de destacarnos en lo que hacemos, eso que algunos llaman éxito. En sentido general, puede entenderse como tener bienestar propio y preocuparnos por el ajeno, tanto que nos dedicamos a ayudar a otros a tenerlo.

De hecho, queremos dejar un legado. Es lo normal. Hay una frase atribuida a Baden Powell, fundador del movimiento scout, que se refiere a “Dejemos el mundo en mejores condiciones que como lo encontramos”.

Nadie en “su sano juicio” quiere hacer el mal a propósito. Lo que pasa es que a veces no sabemos cómo empezar a ser mejores. Nos equivocamos, faltamos a nuestra palabra, reaccionamos según las circunstancias ambientales, nos hacemos víctimas de lo externo, mentimos, somos desleales.
Buena noticia: Siempre podemos decidir cambiar.

¿Eres luz o sombra?
Creemos en el potencial del ser humano. Sabemos que a pesar de que somos luz y sombra, poseemos fases como la luna y cada uno de nosotros puede elegir mostrar su lado luminoso. De eso se trata decidir ser una persona de calidad.

Hay tres preguntas que te invitamos a responder para continuar en este proceso de convertirte en alguien con calidad personal.

¿Qué quiero lograr en la vida?
¿Para qué estoy en este mundo?
¿Cómo me gustaría ser recordado?
Al elegir ser una persona de calidad, nos empeñamos y el proceso inicia con la disposición a aprender, a adquirir hábitos positivos como un ejercicio de la voluntad. Teniendo presente que la calidad personal es un proceso y no un estado al que llegamos.

Este proceso se expresa en la práctica de cinco elementos que debemos aprender: ser, hacer, aprender, emprender y convivir. Veamos cada uno de estos aspectos.
5 elementos para el cambio
1. En el aprender a ser
La persona de calidad se reafirma como ser humano, está consciente de sus fortalezas y las utiliza como su principal recurso para generar bienestar a su vida.
2. En el aprender a hacer
Su calidad se evidencia en sus actos. Se involucra con toda su potencialidad. Da lo mejor de sí, se esfuerza, persevera.
3. En el aprender a aprender
Estas personas están abiertas a transformarse, a evolucionar y crecer. Entienden que los obstáculos en la vida son oportunidades de aprendizajes.
4. En el aprender a emprender
Se está dispuesto a iniciar una obra y mantenerla según su objetivo y razón, a pesar de los obstáculos que puedan surgir
5. En el aprender a convivir
Es el hábito de las relaciones interpersonales saludables y del entendimiento. Es tan importante la empatía como la simpatía. Al relacionarse con el otro, se busca entender para después ser entendido. Es el hábito de la negociación, de la gana-gana.

Qué es ser una persona de calidad
Actúan guiados por el deseo de satisfacer al otro, sin descuidar su autoestima, porque su accionar también los satisface. De modo que se tiene una apreciación genuina de sí mismos y del otro, al que consideran un igual, en toda su dimensión.

Es importante saber lo que es más importante en nuestra vida, nuestros valores gobernantes y actuar guiados por ellos en todo momento, no importa las circunstancias en las que estemos. Si actuamos orientados por valores estaremos satisfechos y los demás apreciaran nuestra coherencia.

Por un lado, quien actúa de acuerdo a sus valores no se permite ser víctima de las circunstancias, no reacciona a la pérdida de control de los demás y no se toma las críticas de manera personal. Establece prioridades y actúa. 

La práctica de la moderación se les nota. Hay un balance en los distintos aspectos de su vida. Por ejemplo, guarda un equilibrio en su tiempo personal, para su familia y su trabajo.
Por otro lado, las personas de calidad son excelentes prestadores de servicio porque la satisfacción del otro para ellos es fundamental. Están prestos a servir, atendiendo las necesidades de los demás. Reconocen a una persona de calidad porque su espíritu de colaboración sobresale.


Otro aspecto importante que resalta en las personas de calidad es su deseo de mejoramiento continuo. Porque ese proceso de convertirse en persona autentica, de calidad, se mantiene a lo largo de su vida.

Calidad De Nuestro Pensamiento


¿No te sucede que ante determinadas circunstancias o personas eres como “secuestrado” de forma automática por pensamientos de juicio, lucha, crítica, desvalorización, desaliento etc.? ¿Estos pensamientos te atrapan impidiéndote darle una interpretación a lo que sucede que produzca un mayor bienestar para todos?

Date cuenta… La mayoría de las veces que estos pensamientos automáticos aparecen: ¡Es como si te convirtieras en ellos! Como si realmente te creyeras que eso que estás pensando… ¡Eres tú!

Cuando te identificas con estos pensamientos automáticos, en realidad vives tus experiencias preso de una interpretación recurrente de las circunstancias que no es más que: El “filtro” a través del cual tu programación mental particular filtra la realidad…

¿Qué tan frecuentemente te ves enganchado en emociones de rechazo, ansiedad, humillación, agobio, estrés, abandono… que aparecen inevitablemente, como si de fuerzas superiores a ti se trataran?

Lo mismo sucede con las emociones: muchas veces lo que sentimos “tiñe” por completo nuestra realidad. Entonces ocurre que la emoción toma el poder y corremos detrás de ella sin espacio para la libertad.

Seguro que puedes reconocer esas emociones que son recurrentes en tu vida, que aparecen una y otra vez en distintos escenarios y a través de diferentes rostros… Esas emociones de las que a veces haces responsables a los demás, y que a medida que te vas observando, te das cuenta que en realidad están contigo desde hace mucho tiempo… instaladas en ese “software” automático tan particular como íntimo.

¿Vives a merced de todos los pensamientos y emociones que surgen? ¿Eres libre viviendo de este modo?

Cuando tomas plena conciencia de esta condición “automática” en tu modo de vivir la vida, puede que te preguntes: “¿Es posible vivir en la libertad de elegir cómo me relaciono a través de mis pensamientos, emociones y mi cuerpo con las personas y circunstancias de mi vida?”

Sí, es posible, existen muchas técnicas para que podamos intervenir conscientemente en nuestro mundo interior y mejorar así nuestra calidad de vida de manera notable. Muchas de las nuevas Psicologías, tales como el enfoque de Jung, del Cuarto Camino, Krishnamurti y algunas ramas de las neurociencias apuntan en ese sentido.

Mejora la calidad de tus pensamientos

Pensemos en una semilla. Es como un punto –pequeña, diminuta y compacta- y sin embargo plena de potencial. Un pensamiento es una semilla, una semilla que puede ser positiva o negativa, según nuestro estado de ánimo, actitud y carácter.

Cuando creas tus pensamientos generas sentimientos, actitudes, palabras y acciones configurando así el libro o cuadro de tu vida. Eres artista y creador.

Para mejorar la calidad de tus pensamientos debes ser consciente de cómo piensas, y reconocer que cada uno de nosotros creamos nuestros propios pensamientos, tanto los positivos como los inútiles o negativos. A partir de ahí puedes sentar la base para un verdadero cambio positivo en tu vida.

Un pensamiento positivo genera un beneficio. Cualquier efecto de un pensamiento positivo, ya sea sobre ti mismo, la sociedad o el mundo, siempre es beneficioso, no daña a nadie.

Un pensamiento positivo hace que salga lo mejor de ti mismo y te llena de entusiasmo. Un pensamiento positivo con respecto a ti, fortalece tu autoconfianza y te ayuda a reconocer y amar tus cualidades. Los pensamientos que surgen de tu ser más puro y auténtico son positivos.

Tenemos Derecho a No ser Negativos, solía decir G.I.Gurdjieff. Mediante la Auto-observación podemos descubrir y discernir qué emociones y pensamientos nos afectan y cuáles nos beneficiarán.

Sentimientos Y Emociones


Los sentimientos, desde la psicología, se consideran las experiencias subjetivas de las emociones. Se tratan de las experiencias mentales de los estados del cuerpo que surgen cuando el cerebro interpreta las emociones que aparecen con los estímulos externos.

Ejemplo: ves un tigre a lo lejos, experimentas la emoción del miedo y sientes horror.

Los sentimientos se originan en la región neo cortical del cerebro y son reacciones a las emociones. Además, son subjetivos, siendo influenciados por las experiencias personales, recuerdos y creencias.
La diferencia fundamental entre emoción y sentimiento, según el neurocientífico Antonio Damasio, 
es que las emociones son respuestas involuntarias, una versión más compleja de un reflejo. Por ejemplo, cuando estas en peligro y el pulso se acelera. El sentimiento es ser consciente de esa emoción.

Los sentimientos forman parte del ser humano desde que nacen. Somos seres sensoriales y podemos percibir el mundo a través de los diferentes órganos de los sentidos.

Muchos estímulos despiertan sentimientos en nosotros: sentimos con lo que pensamos, con lo que observamos, con lo que escuchamos, con lo que olemos, con lo que tocamos o con lo que comemos.
En primer lugar, tenemos que diferenciar los sentimientos de las emociones.

Aunque en muchas ocasiones se utilizan estos dos términos de forma indistinta vamos a ver la definición de cada uno de ellos:

Las emociones son impulsos que comportan reacciones automáticas y constituyen un conjunto innato de sistemas de adaptación al medio por parte del individuo.
Por lo general las emociones tienen una duración menor que los sentimientos, y son las que impulsan y motivan a las personas a actuar. Son más cortas pero también más intensas.
Los sentimientos son bloques de información integrada, síntesis de datos de experiencias anteriores que ha vivido la persona, de deseos, de proyectos y del propio sistema de valores.
Se pueden entender los sentimientos como un estado subjetivo de la persona que se produce como resultado de las emociones que le provocan algo o alguien.
Son un estado de ánimo afectivo y por lo general son de larga duración. Constituyen una guía interna de cómo la persona dirige su vida y se enfrenta al entorno.
Las funciones de los sentimientos: ¿para qué sirven?
Los estudios coinciden en señalar cuatro funciones principales de las emociones:
Son el punto de vista subjetivo y particular del sujeto
Sirven para establecer su vinculación con el mundo. Tanto las personas, como los conocimientos, como el entorno que percibe el individuo pasan por el filtro de los sentimientos previamente.
Estos son los que interpretan si algo es conocido, querido, deseado o por el contrario rechazado.
Sirven para indicar a la personas un estado físico o mental
De una forma subjetiva y diferente para cada individuo, nos indican el estado en el que nos encontramos a todos los niveles (biológico, mental, social, económico, etc.).
Indican los valores según los que actúa la persona.

A través de los sentimientos, la persona guía su conducta en una dirección u otra. Marcan las directrices, el camino a seguir. Facilitan una valoración de la realidad sobre la que actuamos de una forma determinada u otra.

Son la base de la conexión que nos une con el resto de las personas
Nos ayudan a expresarnos, comunicarnos y entendernos con los demás.

En primer lugar, los sentimientos modulan cómo nos encontramos y por tanto cómo actuamos.
Además, esta expresión la percibe la persona con la que estamos interactuando, indicándole en qué estado nos encontramos y actuando como la base de nuestra comunicación.


En segundo lugar, los sentimientos nos permiten desarrollar la empatía, nos ayudan a entender el estado en el que se encuentra el otro y facilita que nos pongamos en su lugar y así podamos comprenderle y ayudarle.

viernes, 17 de mayo de 2019

La Humildad Y La Audacia

Según el diccionario la definición de humildad es:
“La virtud que nos da un sentimiento de debilidad, que reprime en nosotros el orgullo”.

Pero yo pienso que hace falta mucho más valor y más fortaleza para ser humilde, porque se trata de tener una visión realista de nuestra propia persona.

Esto significa que nuestros actos son coherentes con nuestros valores, como por ejemplo, no tratar de monopolizar las conversaciones y no tratar de llamar la atención todo el tiempo.

También hace falta ser humilde para aprender de cada persona en cualquier situación. Esta me parece la cualidad más importante de todas.

A partir de aquí el elemento necesario para avanzar es la audacia que se podría definir como:
“La tendencia a osar actuar en situaciones difíciles”.  

Y es que para avanzar necesitas un  99 % de atrevimiento. Es tomar placer en efectuar aquello que nos asusta porque reconocemos en ello un valor importante.

Porque sin ambición no hay riqueza interior ni exterior. Y la ambición puede manifestarse queriendo mejorar la vida de los demás, acompañándoles. Se puede manifestar en nuestras ganas de crear, de ganar, de progresar, de aprender

¿Piensas que es algo difícil? Pero no imposible con un poco de audacia.


El Arte De Insultar


Hay quien dice que no se conoce bien un idioma hasta que no se aprenden los insultos y las palabrotas más comunes. Si pudiéramos viajar al pasado, nos encontraríamos con un catálogo de irreverencias y alfilerazos realmente singulares.

Para faltar a alguien en el Siglo de Oro se le llamaba, por ejemplo, bellaco, tiñoso, bufón, chocarrero –de chocarrería, ‘chiste grosero’–, cabestro, capón o chanflón, voz que dicha de una moneda significa falsa, y aplicada a una persona, despreciable.

 En todo caso, quienes alcanzaron el cénit en el arte del improperio fueron los escritores: las pullas que se dedicaban han pervivido en muchas de sus obras. Así, Quevedo, que tuvo encontronazos prácticamente con todos sus coetáneos, llamó a Ruiz de Alarcón corcovilla, aludiendo a su joroba o corcova. Este respondió con una alusión a la cojera del autor de El Buscón: “¿Quién contra todos escribe / escribiendo con los pies?”.

En el libro Inventario general de insultos, de Pancracio Celdrán, un nutrido diccionario de afrentas y palabrotas, aparece citado a menudo Quevedo, así como muchos de sus textos. Por ejemplo, baladrón, ‘quien siendo cobarde blasona de valiente’; echacantos, ‘hombre despreciable’; pellejo, ‘persona ebria’; o chirle, ‘de poco interés, sin gracia’.


 Hay tres de estas palabras gruesas que quizá deberíamos recuperar, siquiera por su gracia y sonoridad: penseque, ‘quien se equivoca por ligereza o descuido’; tagarote, ‘el que se arrima a comer sin ser invitado’, y una de las mejores, zampalimosnas, ‘persona estrafalaria que anda pidiendo limosna’. ¡Qué tío, Quevedo!

Consciencia Colectiva


Los términos conciencia colectiva se refieren a la condición del sujeto dentro de toda la sociedad, y cómo un individuo determinado se ve a sí mismo como parte de ese grupo concreto.

El término ha sido utilizado ampliamente por las ciencias sociales y sus científicos. Por teóricos sociales y psicoanalistas como Emile Durkheim, Louis Althusser y Carl Jung para explicar cómo un individuo autónomo se identifica con un grupo o una estructura.

En definitiva, «colectivo» significa algo así como: «formado por una colección de personas o cosas individuales; constituyendo una colección; reunidos en un conjunto«.

De la misma manera, «conciencia» significa «conocimiento conjunto o mutuo«, «conocimiento interno o convicción; conocimiento de cuál es el testimonio dentro de uno mismo; especialmente de la propia inocencia, culpa, deficiencias «y» el estado o hecho de ser mentalmente consciente o consciente de cualquier cosa».

Al combinar los dos términos, la expresión conciencia colectiva implica un conocimiento interno conocido por todos, o una conciencia compartida por una pluralidad de personas.

Esto viene a concretar una idea: algo que todos compartimos, cualquiera que ese «nosotros» pueda implicar.

El creador del conocimiento de la consciencia colectiva: Émile Durkheim

La historia acredita a Émile Durkheim como el investigador social que acuñó la frase. En cualquier caso, han sido muchos otros teóricos los que han estudiado las implicaciones de la idea.

Durkheim y Louis Althusser estuvieron preocupados en los procesos externos y las condiciones sociales que las rodeaban.

En este sentido, también cabe destacar, aunque con ciertas diferencias, los escritos de Vladmir VernadskyKatherine Hayles y Slavoj Zizek.

Cómo es la conciencia social de Durkheim

En sus Reglas de método sociológico, la conciencia social de Durkheim surge de su teoría social. Interesado por saber qué es lo que hace que los individuos actúen de manera similar y predecible, observa: “Si no me someto a las convenciones de la sociedad, si con mi vestimenta no cumplo con las costumbres observadas en mi país y en mi clase, el ridículo que provoco, el aislamiento social en el que me mantengo, produce, aunque en forma atenuada, los mismos efectos que el castigo«.

Los Soberbios

¿Qué es la soberbia? Se puede definir a una persona soberbia como aquella que actúa como si fuera superior, más valiosa o importante que los demás y los menosprecia. Sin embargo, al mismo tiempo, 

la persona soberbia quiere ser admirada y respetada por todas las grandes cosas que ha hecho o las cualidades especiales que tiene. La soberbia implica un deseo de dominar y una confianza excesiva por sus habilidades, así como una visión sobre uno mismo como merecedor del éxito.

La soberbia generalmente sirve como un mecanismo de compensación de una gran inseguridad y poca confianza en uno mismo. Es un rasgo de personalidad que se va forjando en la infancia. 

Aunque cualquier persona puede comportarse de forma soberbia en un momento determinado por ciertas situaciones en su vida, lo más común es que sea un patrón estable de responder ante la vida. 

En el caso de que sea una característica de personalidad, va a ser difícil de modificar, aunque no es imposible.

Como todos los rasgos de personalidad, la soberbia se puede tener en mayor o menor medida. Uno puede ser más o menos extrovertido, más o menos responsable… Y en el extremo de la soberbia se encuentra el Trastorno Narcisista de la Personalidad.

El narcisismo es el término psicológico para la soberbia. Y pueden distinguirse dos tipos: el narcisista vulnerable, y el grandioso. El primero es el que utiliza la soberbia para compensar su inseguridad, y el segundo, realmente se cree tan perfecto como se muestra.


El Poder Del Grupo


Si queremos marcar la diferencia luchando por una causa que consideremos justa es recomendable formar parte de un grupo, que nos enseñará muchas cosas.


La mayoría de las veces, aquellos que han logrado algo muy difícil lo han hecho arropados por la fuerza de un grupo de personas. Gandhi o Martin Luther King consiguieron cosas increíbles gracias a haber creado una comunidad a su alrededor. Esto es lo que podemos aprender si pertenecemos a un grupo:

1. Tenemos más que ofrecer de lo que creemos: al unirnos a un grupo podemos pensar que los demás lo harán todo mejor que nosotros, pero simplemente por estar allí ya estamos haciendo algo muy importante: hacer crecer al grupo.

2. Somos como el resto del grupo: desde fuera, los grupos pueden parecer homogéneos, pero en realidad esconden mucha diversidad y conflicto. Formar parte de esta diversidad ayuda a dejar de juzgar a los demás y a ser más flexible.

3. La cantidad de trabajo es asumible: a veces se trata más bien de crear las condiciones para que otros se muevan que de hacer mucho trabajo? y cuando un grupo de gente piensa a la vez, conseguirlo es mucho más fácil.

La Información De Los Sentidos


Según la Wikipedia pensamiento es la actividad y creación de la mente, todo aquello que es traído a la existencia mediante la actividad del intelecto. Nosotros pensamos cuando usamos varias funciones mentales para desarrollar un concepto o idea en función de determinados datos o información que hemos aportado.

Para aprender usamos el pensamiento. Realmente es un proceso muy complejo que nadie comprende todos los detalles. En esta entrada, intentaremos explicarlo de forma muy sencilla, sin entrar en demasiados tecnicismos. En el fondo es un proceso mental, donde a partir de información proporcionada por los sentidos o percepciones internas, realizamos generalizaciones, comparaciones y filtros para obtener un resultado o idea.  En el proceso de pensamiento se producen varias fases: generalización, diferenciación y selección.

Es el proceso que consiste en extraer la esencia o representación abstracta de una idea, cosa o ser, lo que también llamamos conceptos. Hay representaciones más detalladas que otras, cuanto más precisa sea la representación, obviamente habrá más variedad de conceptos y la identificación de las propiedades será más precisa.

Por ejemplo, si estamos cerca de una carretera y vemos pasar algo rápido a través de unas cortinas. Nuestro proceso de generalización con la información que tenemos: carretera, algo que ha pasado rápido, sonido de un motor, pensaremos que lo que ha pasado es un coche. O una persona que jamás hubiese visto un coche o moto, tendría dificultades para identificar qué es lo que ha pasado por la carretera, podría pensar que ha sido un trueno.

Por ejemplo, imaginemos que es de noche y estamos en un bosque, si entre los árboles vemos una forma alargada superior al metro y medio moverse entre las ramas, nuestra generalización sumada a percepciones (miedo) podríamos llegar la conclusión de que es una persona que nos está siguiendo. Sin embargo esta misma información en otra persona sin la percepción del miedo, llegaría la conclusión de que era un arbusto grande moviéndose.

En resumen para llegar la conclusión o resultado mediante la generalización se tiene en cuenta no sólo la información aportada por los sentidos, sino también las percepciones o emociones en ese momento que pueden condicionar la respuesta.

En este caso, cuanto más conocimiento tengamos sobre cada representación abstracta y su variedad, nuestro proceso de pensamiento será más preciso y acertado.


Definir Valores

A lo largo de nuestra vida, la cultura que vivimos, la sociedad en la que habitamos, las enseñanzas que recibimos y nuestra propia experiencia, van formando un tejido de valores que son los que han de guiar nuestros pasos y definir quiénes somos.

Los valores son creencias que nos hacen elegir una cosas sobre otras, unas circunstancias sobre otras, a tener una opinión y definir las metas que deseamos alcanzar. Establecer lo que es la base de nuestros pensamientos y creencias, es fundamental para nuestro desarrollo como personas y para que exista una coherencia entre lo que pensamos y cómo actuamos.

“Procure no ser un hombre con éxito, sino un hombre con valores.”

-Albert Einstein-

Identifica tus valores y conócete a ti mismo

¿Qué es lo más importante para ti? Piensa en los valores que son prioritarios en tu vida y escríbelos. Puede ser: la familia, la amistad, el trabajo, la honestidad, la paz interior, el desarrollo personal, la integridad, la fama, la aventura, los logros, las metas… Pueden ser estos u otros muchos, que puedes añadir en función de lo que tú valoras más.

Para definir e identificar tus propios valores, piensa en aquellas cosas a las que si no les dieras prioridad, te sentirías mal contigo mismo. Son cosas fundamentales para ti, sobre cualesquiera otras. A lo mejor valoras sobre todas las cosas a tu familia sobre tu trabajo, sobre otras personas, ya que te proporciona seguridad, apoyo, protección. Quizás valoras tu trabajo como fuente de seguridad y estabilidad, como una forma de sentirte realizado.

“Felicidad no es hacer lo que uno quiere, sino querer lo que uno hace.”

-Jean Paul Sartre-

Todo lo que te define como persona deriva de los valores que tienes en la vida, de todas aquellas cosas a las que das más importancia y que guían todos tus actos, los caminos que eliges y las personas con las que te relacionas.

Hazte preguntas para definir tus valores

Una forma sencilla para definir tus valores es haciéndote preguntas que te van a permitir conocer qué es lo esencial para ti, que tiene más importancia sobre otras cosas. Puedes plantearte preguntas como las siguientes:

¿Cuáles son las tres personas que más admiras y por qué las admiras? ¿Cuál es la decisión que has tomado a lo largo de tu vida con la que te has sentido más orgulloso y por qué? ¿Cuáles fueron las consecuencias de esa decisión?

¿Cuál es la decisión de la que más te arrepientes y por qué? ¿Cuáles son tus metas o tus objetivos en este momento y por qué son importantes para ti? ¿Cuáles son las personas que menos admiras y qué características tienen?

Con las respuestas a estas preguntas podrás identificar tus valores, ya que verás como algunas respuestas serán las mismas. Esto te permitirá identificar de tres a seis valores que son fundamentales para ti. Pero es necesario que te tomes tu tiempo, que pienses detenidamente cada respuesta y sobre todo, que seas muy sincero.

Una vez definidos los valores que son fundamentales para ti, es hora de ver si estás actuando conforme a esos valores, y de ser consciente de la necesidad de coherencia entre esas creencias que son la base de tu vida y los actos que van conformando tu personalidad y quién eres en realidad.

Para ver si estás dando prioridad a lo que realmente le das importancia, puedes ver cómo reaccionas ante determinadas situaciones. Por ejemplo, si alguien critica tu forma de vestir y te molesta, quizá tu valor sea la aceptación. Es decir, se trata de ver qué nos hace reaccionar, qué nos molesta, para bien o para mal. Ahí encontraremos el germen de nuestros valores.

Si vas a establecer prioridades, es necesario que pienses si vives acorde a lo que más aprecias. Por ejemplo, si aprecias pasar tiempo con tu familia y amigos y disfrutar de ti mismo, pero tienes una jornada laboral de setenta horas, no estás siendo coherente con tus valores personales, no estás priorizando lo que realmente te importa.

Si tu prioridad son tus hijos pero no pasas tiempo con ellos o no sabes qué han hecho en el colegio, hay algo que no está funcionando correctamente. No estás siendo sincero contigo mismo.

Lo esencial es saber qué es importante para ti, no pensar en qué quieren los demás, o qué es lo que otras personas consideran que es importante para ti. Una vez que lo tengas claro, no temas las críticas de los demás, se trata de ti y de tu vida.

Tener valores y vivir conforme a ellos, requiere un gran coraje, cada día te enfrentarás con retos que pondrán en duda lo que basa toda tu vida, cada día encontrarás a personas que te harán cuestionarte quién eres, pero si tienes la valentía de vivir conforme a lo que piensas y sientes, serás coherente contigo como persona y podrás tener una vida satisfactoria y feliz.

“Cada día me miro en el espejo y me pregunto ¿SI hoy fuera el último día de mi vida, querría hacer lo que voy a hacer hoy? Si las respuesta es “no” durante demasiados días seguidos, sé que necesito cambiar algo.”
-Steve Jobs-

jueves, 16 de mayo de 2019

El Camino No Elegido


He leído en innumerables ocasiones el maravilloso poema de Robert Frost titulado «The Road Not Taken» / «El camino no elegido», y en cada una de las ocasiones que lo he leído no he podido evitar reflexionar sobre la importancia que tienen para nuestra vida y nuestra realización personal las elecciones que hacemos sobre que camino tomar cuando aparecen frente a nosotros diferentes opciones.

En una sociedad como la actual, donde todo tiende a unificarse, y son las modas las que marcan para una gran mayoría su modo de actuar, resultan más vigentes que nunca las palabras del poeta en el último verso del poema:

La opción «fácil» en la vida suele ser elegir siempre el camino que recorre la mayoría. Eso simplemente supone en la mayor parte de los casos «dejarse llevar». 

Es el camino cómodo compuesto generalmente por todo aquello que queda dentro de nuestra zona de comodidad, o por lo que marcan las modas, o por lo que nos vende la publicidad y los medios. 

Pero es una clase de camino que a pesar de su aparente facilidad difícilmente conduce a la verdadera realización y plenitud. Es una clase de camino que raramente nos empuja a tener que crecer para desatar en cada instante lo mejor de nosotros mismos. 

Es un camino que generalmente conduce con el tiempo a formularnos la más temible de las preguntas… ¿Qué hubiese podido ser mi vida si me hubiese atrevido a poner en juego todo mi potencial?… Ojalá jamás te tengas que enfrentar a una pregunta de ese tipo.

Por eso, siempre he defendido que es en «el camino menos transitado», aquel que está en sintonía con nuestros verdaderos valores, aspiraciones, anhelos y sueños, donde se encuentra la llave hacia la verdadera felicidad y realización. Es un camino poco transitado porque es sencillamente «tu» camino.

Solo tú sabes realmente cuales son esos anhelos profundos de tu corazón y solo a ti te corresponde tomar una decisión comprometida y verdadera para alcanzarlos. Este es un camino ajeno a las modas, los comentarios de los demás, lo generalmente aceptado,… Y suele ser un camino que requiere poner en juego lo mejor que hay en ti para ser recorrido.

Todos en algún momento de nuestras vidas llegamos a uno de esos puntos en los que aparecen frente a nosotros varias opciones para elegir. Y es en esos momentos cuando tenemos que tener el suficiente coraje para escuchar esa voz interior que siempre está ahí para en forma de intuición decirte… 

¡Atrévete! ¡Toma el camino hacia tu verdadera realización personal! ¡Ha llegado el momento de poner en juego todo tu máximo potencial!

Repitiendo las frases del poeta:
“Dos caminos se bifurcaban en un bosque y yo,
Yo tomé el menos transitado,
Y eso hizo toda la diferencia”.


Elige tu propio camino. Será el menos transitado. Pero su destino es claro: tu auténtica realización personal y la felicidad.

Noción De Realidad

Podríamos decir que el nudo del problema se sitúa en donde yo estoy poniendo mi noción de realidad. Según nuestra noción particular de realidad, «realidad» significa lo que para nosotros es real. Y en este caso, es sinónimo de lo que para nosotros es importante. Allí donde yo pongo mi noción de realidad, allí se produce lo que para mí pasa a ser de importancia.

Pero mi noción de realidad es móvil. Ahora estamos aquí y, naturalmente, para vosotros lo real es esta situación que estáis viviendo: estamos reunidos en esta sala, yo que estoy hablando, lo que estoy diciendo; esto es lo real. Pero dentro de una o dos horas lo real será la calle, el tráfico, la circulación, el no tropezar, no ser atropellado; y dentro de otro rato será la cena, la familia, y aquello será lo real. 

Y lo que antes era real pasa a ser un recuerdo; y por ello, menos real. Es decir, constantemente estamos viviendo unas cosas como lo real, pero luego pasan a serlo menos (o incluso a desaparecer de nuestra conciencia).

Ahora, yo me pregunto: ¿realmente estamos viviendo la realidad de las cosas, o es que estamos viviendo nuestra noción de realidad puesta en cada cosa que tenemos delante? Si yo viviera la realidad de las cosas, las cosas seguirían siendo reales, aunque fueran de ayer o de más tarde, porque la realidad en sí misma de las cosas no cambia. Cuando para mí una cosa es muy importante, es lo más real en un momento dado, y en el momento siguiente pasa a ser otra cosa y luego otra cosa, esto me hace ver que no es la realidad de la cosa lo que veo, sino que es la realidad que hay en mí, y que yo la estoy prestando a la cosa.

¿Qué pasaría si yo aprendiese a vivir directamente esa noción de realidad, no allí donde mecánicamente la estoy poniendo sino realmente dónde está? Pues que las cosas dejarían de ser problema para mí, dejarían de ser objeto de deseo y objeto de temor.

¿Por qué una cosa me inspira un gran deseo? Porque veo en la cosa más realidad que en mí. ¿Por qué una cosa me produce temor? Porque veo en la cosa una mayor fuerza o realidad (hostil en este caso) que en mí. Pero si la realidad de la cosa yo la vivo en mí (porque es mía), entonces aquella cosa deja de producirme miedo.

Así, para mí es real aquello en lo que yo pongo mi noción de realidad: porque como yo ahora estoy viviendo esta realidad en mis imágenes mentales y en mi fabricación de ideas, así, las imágenes mentales y las ideas son para mí lo real. Y por eso me seducen y voy tras ellas, por eso me dominan, y por eso yo estoy supeditado a ellas. 

Pero si yo pudiera vivir esta noción de realidad, no aquí, en mi frente, con cada fenómeno que se produce en mi mente, sino donde realmente está, que es en mi centro, entonces yo podría vivir todo sin dejarme aprisionar por nada, sintiéndome como mínimo con la misma fuerza que tiene cada objeto. Así, se hace evidente la absoluta necesidad de que yo aprenda a descubrir esta realidad en mi centro.


Cuando antes decía que yo soy esta totalidad en un plano más profundo o más elevado, el problema que se plantea es ¿en qué medida eso para mí es real? Porque en la medida en que mi realidad siga siendo mi conciencia mental habitual, no viviré en mi realidad central. Podrá ser una idea muy bonita, quizá algo deseable, o cualitativamente importante, pero no será para mí ninguna realidad operativa. 

El trabajo consiste en trasladar mi noción de realidad desde donde está funcionando habitualmente hasta allí donde realmente está, donde Es.

La Fuerza Interior


La clave está en no desistir, en no alzar a la mínima una «bandera blanca” ni darnos por vencidos, aun cuando la tormenta haya creado tantas olas y estemos muy lejos del puerto más cercano. No se trata tampoco de una simple metáfora, sino de la vida misma. Porque a veces, cuando nos vemos más lejos de la costa más altas debemos izar nuestras velas.

«El verdadero buscador crece y aprende, y descubre que siempre es el principal responsable de lo que sucede.»
Jorge Bucay-

En un estudio llevado a cabo por Martin Seligman en el 2004, analizaba qué características definían a las personas psicológicamente fuertes. Así, algo que pudo verse es que aquellos perfiles orientados hacia las emociones positivas y a un enfoque basado en la resiliencia, eran los que mostraban mayores índices de salud física y psicológica.

La fuerza interior se relaciona por tanto con nuestra mentalidad, correcta gestión emociona y nuestras actitudes. Veamos no obstante qué más factores definen a estas personas.

Les guía la responsabilidad personal: son dueños de su destino

En primer lugar, las personas no tenemos el control sobre todo lo que nos ocurre. Sin embargo, lo ideal es ser siempre responsables de nosotros mismos. Algunos pueden decir que han sido bendecidos con esa fuerza interior, otros que tienen buena suerte y otros que son empujados por una estrella. Sin embargo la persona con fuerza interior es constructora activa de su bienestar.

Además, tienen esperanza porque saben que si se equivocan también que van a aprender. Saben que no todo va a ser fácil, pero no encuentran una razón lo suficientemente poderosa que les diga que no van a poder.

Invierten esfuerzos en lo que vale la pena

En segundo lugar, las personas con una gran fuerza interior saben que hay cosas en las que no pueden influir ni cambiar, por lo tanto, no gastan sus energías en ellas. Por el contrario, se enfocan en aquello que está en sus manos y trabajan incansablemente para poder llevar a cabo lo que desean.
Esto se puede aplicar a cualquier ámbito de la vida diaria. Por ejemplo, si estamos en un embotellamiento de tránsito, ¿De qué nos sirve gritar, enojarnos o perder el control? Mejor es enfocar las energías en algo más productivo, como escuchar música, aprovechar para pensar en nuestro plan del día, ponernos objetivos para la jornada…

Si quieres mejorar tu fuerza interior deberás ver el pasado como una fuente de información a la cual puedes acceder cuando lo necesites.

Ahora bien, debemos tener en cuenta algunos detalles. Existen otras bases de datos para nutrirnos. Muchas personas viven atadas a su pasado y esto no es bueno. Todo lo que les ha ocurrido se convierte en un fardo o en una mochila pesada que no permite avanzar un solo paso.

Los que realmente tienen una fuerza interior considerable saben que las vivencias del ayer son valiosas, pero que no hay que encadenarse a ellas.

Por otra parte, para ser una persona con una fortaleza interior, no hay que focalizarse en la queja, en el error cometido, en todo lo perdido y dejado atrás.

En realidad, el problema no está en quejarse, sino en mantener esa actitud “de por vida”. Esto quiere decir, que es muy simple volverse un quejoso crónico, pero no hacer nada para cambiar aquello de lo que nos quejamos o criticamos.

No te centres en los aspectos negativos, no pierdas energías en nimiedades. Si hay algo que te molesta, actúa de tal manera que puedas cambiarlo. No te sientes a llorar sobre la leche derramada, como dice el refrán popular, ponte a limpiar el desastre.

«Es duro fracasar, pero es todavía peor no haber intentado nunca triunfar.»
-Theodore Roosevelt-

Por último, los que pueden sentirse orgullosos de su fuerza interior no quieren impresionar a nadie más que a ellos mismos. No actúan para demostrar a los demás lo que son capaces de hacer, sino que son felices por su propios logros.

La motivación es algo que no pierden ni por un instante y estas personas la alimentan celebrando sus logros; no para presumir sino para disfrutar de lo que han conseguido. Esto no quiere decir que no puedan comunicar lo que consiguen, sino que saben cuándo, cómo y a quiénes contar sus buenas noticias.

El Valor De La Libertad


Unas veces lo eliges y otras no te queda otra opción que aceptar algo que te viene dado. Algo complicado, una nueva responsabilidad, algo que no has elegido, en definitiva, un reto.

En la historia hay infinidad de casos de personas que se han tenido que enfrentar a situaciones muy complicadas y que después de haber tenido serios inconvenientes alcanzaron a metas excelentes, como Stephen Hawking, Beethoven o el alpinista húngaro que después de haber perdido una pierna en una avalancha volvió a la misma montaña un mes más tarde para alcanzar la cumbre que se había propuesto, su nombre es Zsolt Erös.

Otro ejemplo es Niki Lauda, piloto de Fórmula 1, que tras haber sufrido un grave accidente quedó atrapado por las llamas y sufrió gravísimas heridas hasta el punto de haber recibido la extremaunción por parte de un sacerdote. Unos meses más tarde volvió a la pista disimulando sus cicatrices con una gorra y siguió corriendo hasta su retirada.

En la red he encontrado infinidad de ejemplos de este tipo, la cantante Shania Twain que muchos días iba sin comer al colegio y con bolsas de papel como zapatos debido a la pobreza extrema de su familia, en la que su padrastro maltrataba a su madre, o Hilary Swank, ganadora de dos Oscar, que vivió en parques durante toda su infancia y no pudo terminar el colegio…

En fin, no me extiendo con estos ejemplos porque seguro que tú conoces de primera mano casos de personas que han superado fuertes dificultades y han llegado donde se han propuesto.

La pregunta que surge es, ¿por qué unas personas reaccionan de forma positiva ante los obstáculos de la vida, luchando y saliendo incluso fortalecidas, y otras se quedan atrapadas en ellos?

Cultivando la resiliencia
La nota común en las personas que mejor gestionan los obstáculos es que disponen de flexibilidad emocional, de resiliencia. La Wikipedia la define así “La resiliencia es la capacidad de afrontar la adversidad saliendo fortalecido y alcanzando un estado de excelencia profesional y personal. 

Desde la Neurociencia se considera que las personas más resilientes tienen mayor equilibrio emocional frente a las situaciones de estrés, soportando mejor la presión. Esto les permite una sensación de control frente a los acontecimientos y mayor capacidad para afrontar retos.

La Resiliencia, es el convencimiento que tiene un individuo o equipo en superar los obstáculos de manera exitosa sin pensar en la derrota a pesar que los resultados estén en contra, al final surge un comportamiento ejemplar a destacar en situaciones de incertidumbre con resultados altamente positivos.”

Muy bien, pero vayamos a lo práctico, ¿qué aspectos debemos trabajar para ser más resilientes? ¿Cómo podemos desarrollar nuestra resiliencia?

La vida es un camino lleno de obstáculos. La diferencia entre una persona que lucha por salvarlos y otra que se rinde está en su actitud; la peor de todas es quedarse paralizada por un sentimiento de miedo basado en creencias limitantes que nos bloquean y nos impiden ver mas allá del problema que nos ocupa. Estas creencias limitantes se pueden y se deben trabajar.

“Cada uno de nosotros es una fortaleza inexpugnable que únicamente será devastada desde dentro” T.J. Flynn

¿Cómo desarrollar esa mentalidad positiva que nos ayude a superar los retos que la vida nos plantea?
Estas son algunas ideas:

Tus fortalezas. Nunca saques valor a lo que has conseguido, a lo que sabes o a lo que eres. Piensa en tus puntos positivos, en las habilidades que tienes y que ya has utilizado antes. ¿Por qué no aplicarlas en esta ocasión?

Neutraliza tus limitaciones. Identifícalas y, si así lo decides, trabaja para superarlas. Te sacarás un gran peso de encima. Superar nuestras propias limitaciones es pasar de sentirte esclavo a sentir la libertad. Lo digo por experiencia.

Fija pequeñas metas a corto plazo. La satisfacción del logro te ayudará a seguir con más energía.
Menos pensar y más actuar. La parálisis por análisis es un mal que padecen muchas personas y sus resultados son nefastos. Cuando haces cosas, pasan cosas. Si no haces cosas, no pasa nada. Así de simple.

Genera alternativas. Pon en marcha tu creatividad, busca otras opciones, otros puntos de vista, nuevas perspectivas. Deja de centrarte en el problema y focaliza tu atención en las soluciones. Mira más allá.
Aprende de otros. Existen muchos casos de personas que han superado grandes obstáculos en su vida o han triunfado desde cero, con ideas aparentemente imposibles y enfrentándose a grandes adversidades. Analiza qué han hecho y cómo lo han hecho, qué habilidades han puesto en práctica…

 ¿Cómo podrías aprender de su experiencia? Aprender de la experiencia ajena es “menos doloroso” emocionalmente hablado que hacerlo de la propia.

Piensa en positivo. De eso se trata. Está comprobado que los lazos neuronales que se crean a través de los pensamientos positivos son mucho más poderosos que los negativos, aunque los negativos son más fáciles de formar y alimentar. Tú decides.

Como siempre digo, esas son claves generales, lo importante es que tú mismo desarrolles tu propia fórmula para afrontar situaciones complejas. Si no consigues hacerlo solo, pide ayuda.


Recuerda que eres dueñ@ de tu vida, convierte tu libertad en valor.