domingo, 7 de agosto de 2016

Autoestima


 Cuando adquirimos el conocimiento de quienes somos y cuál es el legado cultural que nos precede, comenzamos a evaluar en su verdadera dimensión los atributos que nos son propios y que compartimos en igualdad de condiciones con nuestros semejantes.
El principio básico de todos los que profesamos la fe cristiana se encuentra claramente  reflejado en el siguiente pasaje:
“Maestro ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo:
Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.
Este es el primero y grande mandamiento.
Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.” Mateo 22: 35-40
 Como bien se desprende de la lectura de estos pasajes precedentes el agradar a Dios es absolutamente necesario de que nos amemos a nosotros mismos y la exteriorización de este amor solo puede reflejarse en la conducta que prodiguemos a nuestro prójimo.
Hablando claro, el amor a Dios está íntimamente ligado al grado de autoestima que nos profesemos y esa autoestima manifiesta que nos tenemos deberá traducirse en las acciones que nos motiven y al grado de generosidad y reconocimiento que apliquemos con todos aquellos con quienes nos relacionamos en nuestra vida en sociedad.
“Todo ser humano, sin excepción, por el mero hecho de serlo, es digno del respeto incondicional de los demás y de sí mismo; merece estimarse a sí mismo y que se le estime.
“Todos tenemos una imagen mental de quiénes somos, qué aspecto tenemos, en qué somos buenos y cuáles son nuestros puntos débiles. Nos formamos esa imagen a lo largo del tiempo, empezando en nuestra infancia. El término autoimagen se utiliza para referirse a la imagen mental que una persona tiene de sí misma. Gran parte de nuestra autoimagen se basa en nuestras interacciones con otras personas y nuestras experiencias vitales.
 Esta imagen mental (nuestra autoimagen) contribuye a nuestra autoestima.
En virtud de este razonamiento, incluso los seres humanos más viles merecen un trato humano y considerado. Esta actitud, no obstante, no busca entrar en conflicto con los mecanismos que la sociedad tenga a su disposición para evitar que unos individuos causen daño a otros -sea del tipo que sea-.
El concepto de autoestima varía en función del paradigma psicológico que lo aborde (psicología humanista, psicoanálisis, o conductismo). Desde el punto de vista del psicoanálisis, la autoestima está íntimamente relacionada con el desarrollo del ego;  , por otro lado, el conductismo se centra en conceptos tales como «estímulo», «respuesta», «refuerzo», «aprendizaje», con lo cual el concepto holístico de autoestima no tiene sentido. La autoestima es además un concepto que ha traspasado frecuentemente el ámbito exclusivamente científico para formar parte del lenguaje popular.” https://es.wikipedia.org/wiki/Autoestima


Hugo W Arostegui

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