“De comienzos
del siglo XX y desde España, nos llega una expresión muy popular. Sucedía por
entonces que comenzaban a verse por las calles los primeros automóviles, que
competían con los carruajes tirados por caballos. Para ser propietario de uno de ellos
se necesitaba tener bastante dinero. Como también por aquellos años se puso de
moda, para los más pudientes, ir a veranear a los balnearios del Mediterráneo o
del Atlántico, el colmo de lo exquisito era viajar hasta allí con su propio coche. El que
podía hacer eso, lo podía todo. Por eso, surgió la frase “Ir a la mar en
coche”, significando que quien podía darse esos dos lujos combinados era un
magnate. Esta expresión, con el tiempo y en nuestras tierras, se simplificó en
“…y la mar en coche”, como quien dice: “querés todo”. A veces, suele emplearse
como etcétera, para rematar una serie de cosas.” 3 mayo, 2010 por sergiodomingo
Habemos muchos adeptos a esta frase que en cierta forma
pone en evidencia nuestra natural inclinación a “ir por todo” en cuánto a nuestras posibilidades de
disfrutar al máximo posible de lo que la vida en sociedad nos permita alcanzar.
Claro, también hay que tener muy presente, que si algo
nos caracteriza es que tenemos una cierta inclinación a los excesos y que somos
muy capaces de intentar dar pasos “mucho más largos de lo que nuestras piernas
lo permiten” entonces ocurre que cuando nuestros pasos no son lo suficiente
largos zanjemos esta diferencia recurriendo al financiamiento de esta distancia
“recurriendo a la “compra del crédito” que compense lo que nos falta.
Esta Frase, “ir a la mar en coche” aunque muchos no sepan
su significado es la que se sigue
utilizando como “gancho” en las instituciones financieras y expendedoras de “tarjetas
de crédito” las que sin utilizar las mismas palabras nos incitan a disfrutar de
esta posibilidad.
“Ir a la mar en coche” mantiene su vigencia mientras en
nuestras características continúe incentivando nuestros mayores anhelos, la
vanidad.
Hugo W Arostegui
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