“Cuando
se califica a una persona como
un sujeto de veleidad, se hace referencia a que se trata de un individuo que carece de tenacidad o
perseverancia. La veleidad, en este contexto, se vincula a
abandonar actividades sin que estén completas o a dejar proyectos en medio de
su desarrollo.”
Este tema aborda o intenta
abordar una característica que suele notarse en el comportamiento de algunas
personas que demostrando poseer una inteligencia desarrollada y que comprenden
a cabalidad cuáles son los objetivos que los demás esperan que realicen, no
obstante manifestarse de acuerdo con las acciones que deben efectuarse y además
saberse capaz de llevar a cabo cualquier tarea en forma eficiente, de repente,
sin que surjan dificultades aparentes , demuestra claros síntomas de abulia
reflejados en un desinterés creciente en realizar la tarea encomendada y sin
dar mayores explicaciones, sencillamente renuncian, cambian de opinión y se desentienden
de todas sus responsabilidades.
Cuando nos encontramos con
aptitudes como las descriptas que no son
casos excepcionales sino que pueden resultar mucho más comunes de lo que nos
podamos imaginar, entonces, cuando estas cosas suceden, estamos presenciando un
típico cuadro de veleidad.
“En psicología de la
voluntad se usa para indicar un estado de volición deficiente. La veleidad es
la a petición afectada de duda, mutabilidad e
inconstancia.
El veleidoso no
llega a decidirse de modo definitivo, no rechaza la
acción, la considera posible y aun legítima, pero ardua y poco probable. Cuando
la veleidad se hace persistente y habitual, se convierte en impotencia de
determinación y abulia.
Leibniz entendía
por veleidad el grado ínfimo del deseo, o sea aquel que está más cerca de la indiferencia; el disgusto, dice, que
causa la ausencia de una cosa deseada es tan pequeño en el veleidoso, que no
llega a despertar en su ánimo la inclinación a buscar los medios de
conseguirla.
En un pasaje de su Teodicea añade que las veleidades no son más
que una especie muy imperfecta de voliciones condicionales:
Yo querría, si
pudiese (liberet, si liceret) son los casos en que el contenido
de la volición no es el querer, sino el poder.
Las causas de la
veleidad son más complejas de lo que parece a simple vista, entre ellas:
predisposiciones congénitas, enfermedades, hábitos contraídos, defectos de
educación, etc.”
Ser veleidoso o
veleidosa-no es una cuestión de género- es una condición que puede superarse y
corresponde a todos quienes podemos convivir con un caso semejante “nadie está
libre” de tal contingencia que pongamos lo mejor de nuestra parte en el intento
de superarlo.
Hugo W Arostegui
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