Jerome Bruner distingue dos formas de conocer en los seres humanos, dos
formas de funcionamiento cognitivo con su particular forma de construir la
realidad: el pensamiento paradigmático y el pensamiento narrativo.
Si bien existe cierto solapamiento entre ellas, estas dos formas de
pensamiento no se pueden reducir la una a la otra, podríamos decir que son
autónomas, tanto en sus principios de funcionamiento como en sus
criterios de verificación.
El pensamiento paradigmático corresponde al pensamiento
lógico-matemático siendo la computadora la metáfora de esta forma de pensar.
Con este tipo de pensamiento resolvemos una gran cantidad de problemas prácticos.
La forma de conocer paradigmática se caracteriza por ser una forma de
pensar abstracta, basada en la aplicación de la lógica formal y el análisis
riguroso, e interesada más por los aspectos conceptuales más universales, por
encontrar la “verdad” y establecer leyes o principios generales.
Esta forma de pensar se corresponde con el pensamiento científico y
racional; tiene como propósito fundamental mostrar las causas generales que
determinan los fenómenos de un mundo que se supone objetivo. Para ello
utiliza procedimientos que permiten verificar la verdad empírica de estas
explicaciones científicas.
Cuando utilizamos esta forma de pensar, tratamos de dar una explicación
simple y objetiva respecto a unos hechos. Lo importante aquí son los hechos y
sus enlaces causales o circunstanciales. Utilizamos la categorización, un
lenguaje regulado por requisitos de coherencia y no contradicción, conexiones
formales y referencias verificables.
En este tipo de discurso no se tiene en cuenta el punto de vista de los
actores sobre los hechos. El tipo de proposiciones que se generan se mantiene
al margen del sistema emocional. Es como cuando hacemos un informe.
El único escenario es el de los hechos. Aquí hacemos enunciados
del tipo “si X entonces Y”. Este es el discurso de las ciencias.
Se construye así una representación de un mundo “objetivo” que
se supone invariable y no influenciado por las intenciones o conflictos
humanos. De esta forma, el discurso científico cumple funciones transaccionales
(informativas) y no inter racionales, ya que al presentar la información
elimina todo elemento o expresión que permita establecer alguna
forma de relación con el interlocutor.
El producto final que aparece es un discurso conceptualmente complejo al
presentar muchos conceptos y relaciones en secuencias de enunciados
relativamente breves.
Pero es evidente que en nuestro día a día no nos solemos comunicar
mediante discursos científicos o académicos. Para ello, utilizamos otra forma
de pensamiento.
A diferencia del pensamiento lógico científico que busca verdades
universales e inmanentes, el pensamiento narrativo se ocupa de las
particularidades de la experiencia, de las intenciones, emociones y
acciones humanas.
Los relatos o narraciones tratan de sucesos, estados mentales o
acontecimientos en los que los seres humanos participan como personajes que
actúan dentro de una trama que sigue una secuencia temporal claramente identificable.
En la modalidad de pensamiento narrativo el sentimiento es
imprescindible para comprender al actor, para establecer los vínculos entre los
protagonistas de las historias y hasta para formular en entramado causal de la
historia narrada.
En esta forma de pensamiento las causas no vienen dadas por leyes
universales formuladas mediante el lenguaje matemático, sino que provienen de
las intenciones únicas e irrepetibles presentes en la vida interior de las
personas.
Aquí las causas son las intenciones, las emociones que nos son
reveladas ya sea de forma directa mediante el propio relato o insinuadas por
medio de sus actos.
Aquí a diferencia del pensamiento paradigmático, lo que interesa por
encima de cualquier otra cosa es la persona y su circunstancia.
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