Personalidad, temperamento y carácter son 3 conceptos que en psicología
se usan para expresar maneras de pensar y de sentir, por lo que están muy relacionados. Pero
esta gran afinidad hace que sus significados se confundan demasiado a menudo.
Para tratar de usar los términos de personalidad, temperamento y
carácter con criterio, vamos a tratar de delimitar y dimensionar estos tres
términos de manera sencilla. Para ello, antes de comenzar a ver sus
diferencias, hay que tener claro que temperamento y carácter son
dimensiones de la personalidad. Es decir, ambos son los componentes
esenciales de esta última.
Personalidad, temperamento y carácter son conceptos utilizados en
psicología para expresar diferentes maneras de pensar y sentir.
Cuando hablamos de temperamento, nos estamos refiriendo a aquella parte
innata de nuestra personalidad determinada por nuestra herencia
genética. De ahí que sea considerada como la dimensión biológica e
instintiva de la personalidad. De hecho, es el factor de la personalidad
que antes se manifiesta.
En los bebés ya es posible distinguir diferentes tipos de temperamento.
Así, dependiendo de su tendencia a sentir y manifestar emociones positivas o
negativas y a un buen o mal humor se les puede considerar niños “más fáciles” o
“difíciles” en términos conductuales.
Al ser de origen genético y fruto de la constitución heredada, el
temperamento es difícilmente modificable, manipulable o cambiado por las
consecuencias. Siempre, de alguna manera, existirá esa tendencia; aunque
no es menos cierto que podemos hacernos con recursos para potenciar o inhibir
su manifestación. Si nosotros fuéramos un iceberg, siempre formaría parte
de la porción sumergida, pudiendo ejercer cierto control para modificar cómo se
manifiesta en la porción descubierta.
Carácter: el reflejo de nuestras experiencias
Es el componente de la personalidad que engloba al temperamento
(constitución heredada) y al conjunto de hábitos educativos y relacionales que
han sido aprendidos por la persona. Es decir, es un aspecto tanto
innato como adquirido.
El carácter es la parte de nosotros que viene determinada por el
ambiente.
Además, es consecuencia de las experiencias e interacciones
sociales que vamos teniendo en nuestra vida y de las que obtenemos cierto
aprendizaje. Así, todos estos hábitos influyen en nuestro temperamento y
predisposiciones biológicas. Y las van modulando, variando, afinando y conformando
nuestra personalidad. Por tanto, el origen del carácter es cultural.
Es menos estable que el temperamento. El carácter, al no ser heredado,
no se manifiesta totalmente en las fases iniciales del desarrollo evolutivo.
Sino que va pasando por distintas etapas, hasta que alcanza su máxima
expresión en la adolescencia. Por tanto, es modificable y susceptible
de ser cambiado; por ejemplo, mediante la educación social. Hoy en día,
este término suele confundirse de manera frecuente con el de personalidad, de
forma que con frecuencia suelen usarse indistintamente.
La personalidad es el resultado de sumar carácter (temperamento y
hábitos aprendidos) y conducta. Es decir, engloba a ambos aspectos. Es
quizá esta cohesión la que permite dilucidar de forma más clara las diferencias
entre personalidad, temperamento y carácter.
De ahí que no se pueda considerar solamente fruto de la herencia
genética, sino también consecuencia de las influencias ambientales a las que
está sometido el sujeto. La personalidad es un distintivo individual y, por
tanto, es característica de la persona. Además, según numerosos estudios,
permanece estable a lo largo del tiempo y en las situaciones.
“El carácter es, simplemente, la personalidad evaluada desde el punto de
vista ético”.
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