Es muy probable que no exista nada más limitante que el siquiera considerar que no nos sentimos aptos para realizar cualquier tipo de tarea a la cual nos aboquemos a realizar.
En el
caso particular de quienes periódicamente nos sentamos ante un teclado para
desarrollar un tema determinado si no nos sentimos anímicamente preparados para
hacerlo lo más probable es que sucumbamos en medio de la maraña de dudas y
miedos que tal tarea presupone.
Si bien
no deja de ser cierto que la experiencia y la práctica constante de determinada
disciplina nos da cierta habilidad y confianza para realizar la tarea, no menos
cierto resulta que los temas que abordamos requieren un cada vez mayor
compromiso con lo que expresamos, situación ésta que apunta directamente a la
sensibilidad y autoestima de quien emite una opinión.
La autoestima está relacionada con la evaluación
que una persona hace de sí misma. Cuando esa evaluación es positiva, decimos
que tiene una alta autoestima, mientras que si esa evaluación es negativa,
decimos que su autoestima es baja.
La autoestima consiste en una serie
de pensamientos, conductas y emociones dirigidas hacia uno mismo. Lo que
pienses de ti en cada momento, cómo te hables a ti mismo, cómo te trates, lo
que haces cuando cometes un
error, cuando alguien te critica, cuando
triunfas, cuando te halagan, cuando fracasas… Todo eso va conformando tu
autoestima.
La autoestima tiene que ver con tu actitud hacia ti
mismo, con tus ideas preestablecidas, con tus normas autoimpuestas. Si eres una
persona rígida e inflexible, que se impone duras normas de comportamiento, y
excesivamente perfeccionista, te resultará mucho más difícil mantener una
autoestima saludable que si eres más tolerante contigo mismo, tus errores y tus
fracasos.
Una baja autoestima crea para ti un mundo muy
diferente del que crearía una autoestima adecuada.
La baja autoestima te impide hacer
muchas cosas que desearías hacer, te hace temer los riesgos y esperar el fracaso,
te lleva a esperar el rechazo de los demás, cometer
errores, creer que no eres capaz; te lleva a fracasar en aquello en lo que
podrías tener éxito y, en definitiva, te lleva a construirte una vida muy
diferente de la que llevarías si tuvieras una buena autoestima.
La buena noticia es que si tú has
creado tu baja autoestima, también tú puedes crear una autoestima alta.
Ten en cuenta también que la autoestima no
necesariamente es algo general, que se dé en todos los aspectos de lo que eres.
Tu autoestima puede ser alta a nivel profesional,
por ejemplo, pero muy baja cuando se trata de buscar pareja. O tal vez te
consideras competente para relacionarte con los demás, pero incompetente y
fracasado en el trabajo.
Hugo W. Arostegui
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