viernes, 6 de mayo de 2016

Enriqueciendo Nuestro Vocabulario

El vocabulario de una persona puede ser definido como el conjunto de palabras que son comprendidas por esa persona, o como el conjunto de palabras probablemente utilizadas por ésta.
Así es que por ejemplo «valiente» forma parte del vocabulario normal de las personas hispanohablantes, mientras que «bizarro» no lo es, ya que a pesar de éstos ser sinónimos, «bizarro» es una palabra prácticamente en desuso (o erróneamente utilizada con el significado del vocablo del idioma inglés bizarre, que significa extraño, o extravagante).
La riqueza del vocabulario de una persona es considerada popularmente como reflejo de la inteligencia o nivel de educación de ésta.
El incremento del propio vocabulario es una parte importante tanto en el aprendizaje de idiomas, como en la mejora de las propias habilidades en idioma en el cual la persona ya es adepta.
La adquisición del vocabulario (tanto en el primer idioma como en los segundos y/o extranjeros), es un proceso muy complejo. La primera distinción que debemos hacer es entre vocabulario pasivo y vocabulario activo.
 El primero es el vocabulario que el sujeto entiende sin ayuda o con muy poca ayuda, pero que no es capaz de utilizar autónomamente.
El segundo, es el vocabulario que el sujeto comprende sin problemas, pero que además, es capaz de utilizar cuando lo necesita y sin necesidad de ayuda.
Parece claro, por tanto, que el vocabulario más amplio de una persona es el vocabulario pasivo, y parece claro también, que si una persona no tiene una palabra «almacenada» en su vocabulario pasivo, difícilmente esa palabra podrá llegar a formar parte de su vocabulario activo.
Uno de los defensores de esta teoría fue Tracey Terrell, co-autor del Natural Approach, y que invirtió un gran esfuerzo en intentar explicar este proceso de adquisición lingüística.
Terrell afirma que una forma primero se «liga» (binding en inglés), es decir, se relaciona una forma con su significado. Este proceso parece ser un proceso paulatino y relativamente «lento», ya que no sería un aprendizaje sino una adquisición.
Una vez la forma ya está «ligada», el sujeto debería ir intentando «acceder» (accessing en inglés) a esa forma en repetidas ocasiones. Las primeras veces requerirá de mucho tiempo, y posiblemente de cierta ayuda, pero ese tiempo o esa necesidad de ayuda se irá reduciendo paulatinamente.
Cuantas más veces ese sujeto intente acceder a esa forma, más «accesible» estará.


Hugo W Arostegui

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