Hay momentos, en que solemos detenernos al costado del camino,
allí donde encontramos un espacio vacío donde la soledad nos ofrece el refugio
de su sombra y el trinar de los páganos nos acoge con la suave y melodiosa
entonación de una plegaria a la vida.
Esos momentos, durante los cuales recapitulamos sobre las
vivencias que hoy sustentan nuestro pasado, incluyendo aquellos que insisten en
su estéril permanencia haciendo caso omiso de las horas, que una tras otra, van
dejando en su puñado de minutos transcurridos, la inefable tarea de irles
sepultando en el recuerdo.
Dicen que cada cosa requiere de su tiempo y lo mismo ocurre con
los recuerdos, sentimos la gratitud que tales vivencias nos han depositado en
lo íntimo del alma, en ese lugar espacioso donde siempre existe un lugar donde
albergarlos, es en ese recóndito espacio donde anidan los sentimientos, dónde
les depositamos para volver a rememorarlos cada vez que la necesidad de
convocarles nos haga encontrar, al costado del camino, una sombra reparadora de
las duras jornadas que aún nos faltan transitar.
Hugo W Arostegui
No hay comentarios:
Publicar un comentario