Uno de los atributos que marcan la diferencia entre los humanos y
el resto de los seres vivientes que cohabitamos este planeta es el uso de la
razón y la inteligencia en el manejo de los ahora limitados recursos que nos
pueda ofrecer la naturaleza.
La raza humana desde siempre, desde que nos hemos construido una
historia, la única versión que ha prevalecido, nos dice que somos los herederos
de los dioses para “administrar y sojuzgar este, en principio “paraíso
terrenal” lo que nos ha permitido tomar “la sartén por el mango y el mango
también” cabe agregar que una vez implantada “la versión oficial” relativa a
nuestros orígenes, toda disidencia o discrepancia con la misma ha sido
respondida ”humanamente” con la descalificación o martirio de quienes se han
“atrevido” a introducir los cambios que nuestra propia cultura nos exigía
realizar, agregamos, además, que estos cambios, socialmente admitidos por la
fuerza de la razón,han sido realizados por el excepcional aporte de otros
humanos, tan humanos como lo podemos ser nosotros mismos.
Consabido resulta ser que conjuntamente con los derechos y el
poder que este trae consigo ser deben aceptar las responsabilidades, esa “partida
doble” que registran los derechos y las obligaciones nos muestran a las claras
que nuestro “raciocinio “es el principal, por no decir el único, responsable
por la desastrosa administración que hemos hecho de este planeta y una muy
clara demostración del hecho de que el uso y abuso de nuestra razón, de ninguna
manera quiere decir de que seamos capaces de hacer las cosas razonablemente.
“Dale que va
dale nomas
que allá en el horno
nos vamos a encontrar” (letra de un tango)
dale nomas
que allá en el horno
nos vamos a encontrar” (letra de un tango)
Hugo W Arostegui
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