Entre las idas y venidas de los encuentros “online” que suelen
producirse asiduamente a través de las llamadas “redes sociales” resulta algo
cotidiano que se produzcan algunas diferencias conceptuales sobre ciertos
aspectos que hacen a la convivencia como pueden ser la valoración que cada
interlocutor realice sobre puntos un tanto urticantes tales como: relaciones de
género, diversidad sexual, educación, orientación política e incluso el trato
que cada uno suele darle a sus mascotas, etc. una variedad de temas donde no
resulta viable el intentar describirlos adecuadamente para no cometer la
imprudencia de que alguien pueda pensar de que se destacan unos temas en perjuicio
o intento de discriminación de otros.
Lo cierto es que por más que tanto la moda como el mercado, han “disimulado”
bastante el tamaño de los zapatos y que en muchos casos, algunas medidas se han
estandarizado y ya no necesitamos
conocer al detalle las verdaderas dimensiones de nuestra horma en particular,
no menos cierto resulta, de que obviamente nuestros piececitos no son iguales y
que cada uno tiene sus propias particularidades, que algunos nos resultan
grandes y otros nos aprietan tanto que nos llegan a martirizar,( sino que lo
digan los cientos de jovencitas que al salir de los salones de baile realizan todo
el periplo de regreso a casa descalzas y con sus tacones en la mano).
Resumiendo: no sabemos la medida cierta de nuestro calzado y mucho
menos sabemos cuánto calzan las extremidades por más bonitas y elegantes que
las veamos de aquellos con los cuales nos relacionamos periódicamente.
Ahora bien, se preguntarán a que viene todo esto, ¿qué tienen que
ver nuestros zapatos con este tema en cuestión?
Lo que pasa es que algo similar
ocurre con quienes nos relacionamos en las “redes sociales” no sabemos mucho de
su personalidad ni de su carácter, entones ocurre lo que mencionamos al
comienzo, muchos se encuentran que en ese intercambio con “nuestros amigos
virtuales” han encontrado la verdadera horma de sus zapatos teniendo que
admitir que aunque no todos calcemos igual recibimos en sus respuestas una
forma de decirnos “yo sé cuál es la horma de tu zapato”
… ¿o no?...
Hugo W Arostegui
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