“Cuando tu opacas tu luz para que otro pueda brillar, todo el mundo se oscurece”
Autor
desconocido
En épocas pasadas, hace ya unos cuántos años, la mayoría de las tareas se
realizaban con la utilización de caballos o asnos como medio de transporte de
manera que nos resultaba algo muy común, incorporado a nuestro entorno, el
observar el paso de estos animales de tiro tirando de sus carros, con la
particularidad, que todos ellos llevaban como una parte indispensable de sus
arreos, una especie pantallas de cuero
de cada lado, a la altura de sus ojos, con la intención de limitar su campo de
visión y mantener centrada su atención en la tarea que realizaban.
Pasado el tiempo esa imagen aún permanece en nuestras retinas y no
podemos evitar que la asociemos a lo que acontece con nosotros mismos cuando
apreciamos “las campañas agresivas que realiza el mercado de consumo” quienes
limitan nuestra capacidad de observación, sobre todo en lo referente a nuestra “condición
económica financiera” con el claro objetivo de continuar poniendo por delante
de “nuestro campo de visión” la venta de ilusiones, augurándonos un pseudo
bienestar que como sucede con nuestro horizonte, avanza siempre delante de
nosotros, alejándose cada vez más.
La comparación de lo que vemos que nos sucede ahora con lo que observamos
con los animales de tiro de antaño, esperamos que se entienda que no tiene la
mínima intención de proferir una ofensa, por favor que no se malentienda lo que
decimos, pero, (otra vez aparece nuestro pero,) tendremos que concordar que para
nosotros los humanos no siempre nos resulta fácil el armonizar el uso de
nuestra capacidad de raciocinio con esa “tendencia natural” de propender a
tropezar dos veces con la misma piedra.
Mantengamos encendida la luz que ilumina nuestro camino
Hugo W Arostegui
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