“Como un fugaz pensamiento
aquel resplandor
un inmenso estallido de luz,
llamémoslo así, el fulgor.”
aquel resplandor
un inmenso estallido de luz,
llamémoslo así, el fulgor.”
Nacho Vegas
Cada día, en la constancia
de nuestro deambular, como aquellos que salen a trotar por las mañanas por el
simple gusto de hacerlo, así es lo que hago yo frente al teclado de mi
ordenador.
El detonador de este
súbito entusiasmo, que puja muy dentro mío por manifestarse, ha sido la
percepción de un extraño fulgor que desde los confines inescrutables del
pensamiento me indica que debo intentar, una vez más, como todos los días,
mantener la llama vivaz de este ingenio mío que me exige ejercitar todas mis
habilidades en la vigilia constante de todas las expresiones creativas que
suelen surcar, cual si fuesen estrellas fugaces, dejando a su paso la casi imperceptible
huella de su fulgor.
Nuestra capacidad de
extraer la información que se acumula en la memoria se ejercita en la práctica
constante de este trotar por los senderos del recuerdo inhalando el fluido
vital ,que nutre y fortifica a la vez, la veta inspiradora que nos insta a
continuar y continuar, extasiados por la
siempre distante aureola de su fulgor.
Quien lo intenta describir
en su escritura suele percibirlo tal como se percibe al astro rey, en el fulgor
tempranero de cada mañana donde nos exhibe la aurora de un nuevo amanecer.
Hugo W Arostegui
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