Es bueno que de vez en cuando nos detengamos a analizar
cuánto realmente nos conocemos a nosotros mismos, que tiempo nos hayamos tomado
para dialogar con “el otro yo”, para escucharnos, y tratar de entender cuáles
son aquellas cosas a las que íntimamente aspiramos.
Resulta que muchas veces nos vamos introduciendo en lo que
suele llamarse “la vida real” y frente a la crudeza de sus exigencias nos vamos
despojando de nuestros sueños e ilusiones..
Es entonces en que paulatinamente, digamos que al ritmo de
las muchas concesiones y recortes que a nuestras primeras aspiraciones le vamos
truncando preferimos sumergirnos en las exigencias de un mal entendido “tiempo
presente” embriagamos la conciencia con nuevas y variadas emociones y
literalmente “pateamos para cualquier lado” nuestro “querer ser” y nos
conformamos con un: “si yo pudiera ser, si las ocasiones fueran más propicias, seguramente,
entonces sí, sería.
Nos enmudecemos y esquivamos la soledad y con ella las
oportunidades de diálogo con nuestro “compañero del alma” el que guarda como si
fuese el primer día todos nuestros sueños y anhelos de realización personal.
Mi compañero de viaje y yo aprovechamos “las madrugadas del
mate” para compartir juntos los momentos de reflexión, cada uno sabrá mejor que
nadie la ocasión del momento oportuno, quizás se prefiera caminar, sentarse al
lado de leños encendidos, en fin, todo puede significar una oportunidad cuando
queremos tenerla, nos debemos ese diálogo para limar frustraciones y asperezas
y sobre todo poder sincerarnos, cobrar fuerzas y continuar avanzando.
Reflexionemos:
“Cuando alguien no logra realizarse se aliena, o sea que se
hace lo que no es, lo que no debe ser.
Hemos dicho que el hombre es un ser en proyecto, un ser
que se va haciendo. Ser persona es una posibilidad en que
permanentemente se encuentra el hombre.
Llegar a ser persona debe constituir la meta de nuestra
existencia individual y social.
Realizarme como persona significa llegar a ser lo que estoy
llamado a ser, desarrollando mis dimensiones y alcanzando
y ejerciendo los valores humanos.
Ser persona es la vocación o llamada de todo hombre. No
quedan más alternativas que la de responder positivamente
o la de conformarse con no ser.
Realizarse es "ser más", es "humanizarse", es "personalizarse",
es llegar a ser lo que debe ser.
Alienarse es "ser menos", es" deshumanizarse", es" despersonalizarse",
es "esclavizarse", es frenar en sí y en los demás la obtención y el
ejercicio de los valores humanos.
La despersonalización, la deshumanización, la alienación, hace que
desaparezca el hombre-persona y que aparezca el hombre-cosa,
el hombre-máquina, el hombre-animal, el hombre-objeto.
La realización humana es nuestro gran compromiso.”
hace lo que no es, lo que no debe ser.
Hemos dicho que el hombre es un ser en proyecto, un ser
que se va haciendo. Ser persona es una posibilidad en que
permanentemente se encuentra el hombre.
Llegar a ser persona debe constituir la meta de nuestra
existencia individual y social.
Realizarme como persona significa llegar a ser lo que estoy
llamado a ser, desarrollando mis dimensiones y alcanzando
y ejerciendo los valores humanos.
Ser persona es la vocación o llamada de todo hombre. No
quedan más alternativas que la de responder positivamente
o la de conformarse con no ser.
Realizarse es "ser más", es "humanizarse", es "personalizarse",
es llegar a ser lo que debe ser.
Alienarse es "ser menos", es" deshumanizarse", es" despersonalizarse",
es "esclavizarse", es frenar en sí y en los demás la obtención y el
ejercicio de los valores humanos.
La despersonalización, la deshumanización, la alienación, hace que
desaparezca el hombre-persona y que aparezca el hombre-cosa,
el hombre-máquina, el hombre-animal, el hombre-objeto.
La realización humana es nuestro gran compromiso.”
Hugo W Arostegui
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