martes, 7 de julio de 2020

La Fuerza Inspiradora


La inspiración es la fuerza sobrenatural que surge espontáneamente cuando un ser humano logra liberarse de esos lastres que le atan a la densidad, tales como prejuicios, razones, inhibiciones, vergüenzas, miedos, sentimientos de ridículo, orgullos, soberbias, etc. y que da lugar a una chispa de la que brotan las ideas de una forma fluida y natural. Los momentos de inspiración no surgen de una planificación previa sino que pueden surgir a partir de situaciones del día a día, a través de una película, mediante un buen libro, en una conversación con amigos, etc., de hecho la inspiración muestra que el ser humano necesita salirse de sí mismo para seguir aprendiendo constantemente de otros.

Una inspiración es aquello que evoca en uno algo especial. Un efluvio mental que conecta con una gran idea. Dentro de los escenarios que son ideales como punto de inspiración conviene destacar que la naturaleza es un marco perfecto de bienestar que produce sensaciones y emociones muy especiales. Al estar en contacto con la naturaleza, la mente se siente desbordada por la perfección de tanta belleza, además, por el hecho de respirar aire puro, cualquier persona se siente más relajada y tranquila, conecta más y mejor consigo misma. Y en ese entorno de bienestar absoluto, también fluyen mejor las ideas porque para tener una buena inspiración es fundamental, entre otras cosas, estar perfectamente descansado y relajado.

Las personas que arrastran altas dosis de estrés y de cansancio tienen pocos momentos de inspiración porque la ansiedad agota y el momento de inspiración es una especie de instante mágico a través del cual una persona puede dar rienda suelta a toda su creatividad gracias a ese chispazo de luz que se funde con una idea brillante, original y genuina. Por eso, quienes mejor se inspiran son precisamente aquellas personas que se sienten liberadas de esos lastres a los que antes he aludido y que son consideradas “raras” o “especiales”, tales como artistas, escritores, científicos “locos”, etc.

Sin embargo, la inspiración es más que una fuerza mental y física, es emocional y espiritual y hace que las personas logren cosas extraordinarias a un nivel superlativo. La supresión de ataduras permite conectar desde la esfera subconsciente con los grandes bancos de datos ubicados en las mallas ionosféricas del planeta, ese neologismo conocido como registros akáshicos y acceder a información determinante, ubicada en cualesquiera de los infinitos canales, que suele derivar finalmente en lo tipificado como descubrimiento o invento.

A diferencia de la fuerza que proviene de la motivación, la inspiración añade un condimento de magia que trasciende la fuerza física y mental. Quién está inspirado goza de un talento maravilloso y sorprendente; de alguna manera se encuentra en trance consigo mismo y genera, crea, brinda al mundo un aporte soberbio directo desde su ser. Así, esta capacidad misteriosa y maravillosa, surge desde el interior de cada uno, desde el corazón, como una expresión de la propia esencia y constituye un atajo en donde nuestro ser se comunica con los planos más sutiles de forma directa, esquivando las barreras de la densidad y trascendiendo el plano físico y real; genera irrealidad y es el origen de la creación manifestada a partir de estímulos emocionales que abren la puerta al infinito y permite fluir más allá de la luz.

Pero para que exista inspiración debe existir un sentimiento, ya sea éste positivo o negativo, si bien la inspiración siempre es positiva y da origen al talento. Una persona que se inspira con frecuencia es una persona talentosa (independientemente que el sentimiento que la provoca sea positivo o negativo) ya que, por ejemplo, el dolor emocional también inspira. Por ello, la inspiración es sin duda una forma de expresión que, independientemente del canal escogido, contiene un mensaje que aparece develado con una intensidad majestuosa y supranatural. Su exteriorización afecta al entorno de diferentes maneras. Por un lado genera admiración, placer, curiosidad y por otro lado motivación, es decir “ganas de hacer”.

El efecto provocado a partir de la inspiración es tan intenso que puede durar toda una vida, incluso por momentos intermitentes, es la necesidad de ser, más que de hacer, tiene que ver más con el camino, con el trayecto, con el medio que con el fin o con los objetivos.


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