En una cita bíblica leí que nadie que haya puesto sus manos en el arado,
para labrar su camino, puede mirar hacia atrás.
Y aunque el tema de
hoy no tiene nada que ver con los labriegos, este paraje de las Sagradas
Escrituras me recuerda que no hay que devolverse a nada.
Por el contrario,
la vista siempre debe estar puesta hacia el horizonte.
Para qué
trasladarse al ayer, si al frente puede tener cualquier cosa que su corazón
desee.
No es necesario ser
sicólogo para entender que su conflicto emocional, los miedos que lo acosan o
los temores que lo asaltan comenzaron cuando decidió quedarse anclado en lo que
vivió.
¿Se puede romper
esta costumbre?
¡Claro que sí!
No se trata de
romper el ciclo de la vida. La idea es hacer más placentero su presente.
¡Desapéguese de lo
que pasó!
No se niegue a ser
feliz hoy, solo porque algo malo le ocurrió ayer.
Esta cadena lo
único que hace es amarrarlo a una frecuencia inferior y lo mantiene amargado,
al punto que lo hace ir en contrario de sus propios sueños.
Es preciso cortar
los lazos que lo atan a las personas, a las cosas y a las emociones negativas.
Cuando todos los
apegos se liberan, usted ya no es manipulado emocionalmente.
¿Para qué evoca las
hojas de los almanaques viejos? ¿Acaso el irse en reversa le permite recuperar
el tiempo perdido?
Es importante
aceptar los errores cometidos, pero es vital aprovechar el presente para
reconsiderar algunos aspectos de su vida.
Lo importante de
todas estas palabras es que hay que aceptar lo que ya pasó; no solo porque
forma parte de lo establecido por la naturaleza, sino porque es una prueba
contundente de que la realidad no lo puede sorprender sin siquiera haber
intentado vivir.
Este asunto le
apuesta a que, cada vez que se mire frente a frente, su reflejo demuestre la
esperanza por las cosas buenas que están por venir.
Lo anterior le
permite reclamar su poder y ser genuino. ¡Libere su espíritu!
Arremánguese y
dedíquese a construir nuevos pisos para llegar lo más alto posible. Solo así
podrá avanzar y crecer con cada paso que dé.
Los problemas lo
retan y lo moldean; de igual forma, se convierten en escalones que lo encumbran
hacia el verdadero éxito.
Es hora de dejar
atrás esas cosas viejas y sembrar las raíces para futuras cosechas.
¡Es el tiempo de la
renovación!
Es la oportunidad
de darle un nuevo sentido a su mundo; es el momento de sus sueños, porque usted
no tiene más que una vida.
Vuelva a creer y
nutra sus planes con los abonos de sus ilusiones y con las manos en el arado,
pero sin voltear sus ojos atrás.
¡La vida es corta!
Así que rompa
reglas, perdone de una manera rápida, bese despacio, ame de verdad, ría sin
control y nunca deje de sonreír por más extraño que sea el motivo.
Su mundo no puede
ser un monumento al pasado.
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