viernes, 15 de julio de 2016

Nuestros Ladrillos


Hemos guardado en nuestro intelecto como quién va depositando en una pequeña caja de ahorros, como cuando éramos niños e introducíamos las monedas una por una en una “chanchita” de cerámica y la sacudíamos de cuando en cuando para sopesar cuánto pesaba y además sentir el sonido de las monedas que teníamos guardado dentro de ella.
Pues bien así voy haciendo con las nuevas palabras que voy conociendo con la ventaja que dentro del intelecto con la ayuda invalorable de la memoria no pesan tanto como solía pesar mi “chanchita de la niñez” a lo sumo tantas palabras nos pueden confundir un poco y no obstante estar bien guardadas, nuestra memoria puede demorar un poco en encontrarlas.
Hay veces que suelo imaginar que las palabras que se van acumulando en mi intelecto tienen cierta semejanza con los ladrillos que se colocaban en filas sobre tablones al sacarlos del horno donde fueron elaborados.
Sabido es que los ladrillos son ideales para la construcción donde los he visto crecer bien alineados y untados con una buena argamasa en las casas que veía proliferar en los alrededores, seguramente tendríamos muy pronto algún casamiento y nuevos niños jugueteando por el pueblo.
Así ocurre con mis palabras, las voy alineando con mucho esmero una tras otra y de esta manera con la argamasa de nuestra imaginación van tomando forma convertidas ahora sí, en el texto de los artículos que publicamos.
No hay duda que al mencionar a mis palabras nuestro corazón se estremece henchido del gran amor que les profesa.
Hugo W Arostegui


No hay comentarios:

Publicar un comentario