El cultivo de los valores que utilizamos a lo
largo de nuestra vida, si bien hacemos uso de sus cualidades de altruismo, solamente
pueden adquirir su condición efectiva de valor cuando se transforman en una
acción que efectivamente es prodigada a un semejante, sin la presencia de
nuestro prójimo los valores aludidos pierden su razón de ser.
Esto quiere decir, ni más ni menos, que todo lo
que podamos argumentar como eventuales poseedores de ciertos valores humanos,
estos valores deberán indefectiblemente ser parte integral, en toda su extensión,
de un beneficio directo recibido en usufructo por alguien cuya condición de
necesidad pueda ser atendida por nuestro aporte solidario.
Nuestras cualidades humanas adquieren tal
condición cuando las ejercemos en la única forma en las que pueden
materializarse, como bien dicen los boxeadores “más vale dar que recibir” lo que
significa que toda buena acción que podamos prodigar necesita para su cultivo
que trabajemos con ahínco procurando mejorar las condiciones de vida de nuestra
comunidad.
Como integrantes de la sociedad necesitamos del
cultivo colectivo de nuestros valores y a una atención adecuada al derecho de
recibir una buena educación ciudadana la cual pasa por ayudar a mitigar las
necesidades que como sociedad necesitamos atender, a saber: salud, educación,
necesidades básicas, seguridad, trabajo, etc. etc.
Hugo W. Arostegui
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