Entiendo en que hay
momentos en que nos parece que “no nos da el cuero” que ya no podemos
continuar que todo indica “que no es
para nosotros” el poder alcanzar determinados logros en nuestra vida y que
debemos descontinuar con el esfuerzo realizado.
En realidad cuando esto
ocurre es que hemos dejado que el desánimo tome cuenta de nuestras acciones
futuras capitulando ante la persistencia de las dificultades que
indefectiblemente se han de presentar a lo largo del camino emprendido y que
han puesto a prueba nuestra voluntad de continuar.
“Generalmente, cuando se
habla de desistir se está haciendo referencia a una actitud que implica cierta
frustración, abandono, sufrimiento o decepción.
Esto es así ya que la
acción de desistir por lo general no se da de manera completamente voluntaria
(a pesar de que la persona puede tomar la decisión de desistir) sino más bien
como consecuencia de los resultados que se observan ante tal o cual fenómeno.
Es por esto que desistir de
determinadas actividades o actitudes siempre supone no respetar o cumplir los
intereses que uno tenía al principio, antes de comenzar un proyecto o hacer
frente a determinada situación.
Por otro lado, la idea de desistir también tiene que ver con un supuesto reconocimiento de que aquello que se quería completar o lograr termina siendo imposible, muy difícil o incluso que no vale la pena.
Por otro lado, la idea de desistir también tiene que ver con un supuesto reconocimiento de que aquello que se quería completar o lograr termina siendo imposible, muy difícil o incluso que no vale la pena.
El desistir puede
significar cierta decepción pero al mismo tiempo representa, entonces, un acto
de concientización sobre las capacidades o habilidades que puede tener una
persona ante diferentes situaciones.
Si bien muchas veces la
perseverancia permite lograr resultados increíbles e inimaginables, el desistir
también puede actuar como un modo de reconocer las limitaciones y tratar de
actuar a partir de ese reconocimiento sin sobre exigir a la mente, el cuerpo o
las sensaciones emocionales.”
Nadie conoce mejor nuestras
aptitudes que nosotros mismos y puede resultar muy cómodo y algo irresponsable
de nuestra parte emitir una opinión sobre los desafíos que cada uno encuentra y
sobre los cuales debe adoptar una decisión de continuar o desistir, pero
entiendo que corresponde que mencionemos lo que “la voz de la experiencia” nos
susurra la cual nos indica que ante la duda, cuando no estamos seguros, nada
sustituye la certeza que llevamos muy adentro y ante la cual no debemos bajo
ningún punto de vista, desistir.
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