martes, 25 de octubre de 2016

Retrospectiva Interior



Nadie puede dar lo que no tiene y a menos que esté dispuesto a adentrarse en lo profundo de su ser y asumir los compromisos que implique esta actitud para consigo mismo, sobre todo exhibir el grado de humildad que se requiere para corregir errores que le son propios e indelegables en terceras personas solo así podrá comprender y valorar lo que pueda faltarle.

“Me vuelvo hacia dentro…
Me visualizo como un faro…
Fuerte... firme... estable…
Esparciendo luz hacia cada rincón...
Iluminando el camino para los demás…
Esparzo la luz del amor...
de la paz... de la alegría…
Fortaleciendo a los otros en su viaje…”

Cada uno de nosotros, en absoluta independencia de las creencias  que profese o de lo que pudiesen significar los conceptos de convivencia social que le hayan inculcado, deberá alguna vez, mejor más temprano que tarde, detener la inercia que le impulsa a su inserción involuntaria en un mundo donde todo parece ser un “agárrame si puedes”  o que “tiramos palos de ciegos” en un incomprensible “juego de piñatas” y preguntarse por sí y para sí, que diablos estoy haciendo aquí y que es lo que se requiere de mí en esta  “pseudo fiesta colectiva” donde unos gritan, otros lloran y otros ni siquiera pueden entrar.

La madurez y la conciencia social de cada uno se merecen esta retrospectiva y una vez que tengamos claro cuál debe ser nuestra participación en el quehacer colectivo de la sociedad que integramos y a la cual nos corresponde volcar toda nuestra capacidad creativa, pues hagámoslo.

Hugo W Arostegui


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