Generalmente hablando nuestro tránsito por la
vida atraviesa, o debería atravesar, por razones puramente cronológicas, por
diferentes etapas que se relacionan, cada una de ellas, por las condiciones de
respuesta que nuestra capacidad limitada de “tiempo vital” nos permitiría ir
atravesando con posibilidades de alcanzar el grado de madurez necesario como
para que nos podamos sentir de que avanzamos en nuestras metas y objetivos.
Cada uno debería conocer mejor que nadie cada
una de estas etapas que mencionamos y si por alguna razón no las hemos superado
en tiempo y forma el “desfasaje “que nos ocasiona en cuánto a nuestra capacidad
de respuesta seguramente nos demostrará en los hechos de que deberemos atravesar
las etapas posteriores en condiciones sino adversas por lo menos serán como
tener que “ir nadando contra la corriente”
Cuando nos referimos a lo que denominamos “la
criatura humana” debemos considerar seriamente de que el comportamiento del ser
humano, visto en su perspectiva individual, no está sujeto a ningún tipo de “proyecciones
a priori” lo que equivale a decir que su “singularidad” pone a su alcance el
logro de sus proyectos sin que exista una limitante por el tiempo de transcurso
que lleve por su vida, pero lo que es irrebatible es que, sea quien sea, la
persona que se encuentre en las condiciones descriptas “ir nadando contra la
corriente” se le requerirán condiciones excepcionales que quizás es probable
que las posea o que se constituyan en “un lastre” muy difícil de superar.
La inteligencia humana está en condiciones de
conducirse y adoptar el rumbo que estime como el más conveniente para poder
quemar estas etapas que mencionamos y que indefectiblemente se le han de
presentar.
Hugo W Arostegui
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