Nos movemos a un ritmo de vértigo desde que nos levantamos hasta que, probablemente tarde en la noche, el agotamiento acumulado por tantas horas de ajetreo nos obligue a desconectarnos, o lo más probable sea que la mencionada desconexión se produzca porque hemos quedado fuera de combate completamente dormidos al pie de nuestro ordenador.
Quienes suelen ser
usuarios del caudal informativo acumulado en las redes sociales y han llegado a
establecer “relaciones de confianza” con una enormidad de personas incorporan a
esta inusual actividad cierta vehemencia que les conduce, casi sin darse
cuenta, a no dejarse convencer tan fácilmente ante algunas posturas con las
cuales no concuerdan, sin lograr en este “tire y afloje” conciliar una misma
opinión que les satisfaga a ambos.
“La presencia
de discrepancia en el entorno de la comunicación demuestra justamente la importancia
de fortalecer la comprensión y el respeto dentro de las comunicaciones entre las
personas, puesto que cada individuo va a percibir la situación desde su punto
de vista. Los
individuos que se caracterizan por ser inflexibles emocionalmente, suelen pasar
malos momentos cuando se topan con alguien que no esté de acuerdo con ellos.
Existen individuos que siempre quieren tener la razón y cuando están conversando con otros se
esfuerzan mucho por demostrar que ellos tienen la razón.
A decir verdad, las diferentes opiniones o
puntos de vista enriquecen las conversaciones, ya que cada persona puede
obtener un aprendizaje de la manera de pensar del otro a
través de la conversación, sin embargo para lograr esto es importante que la
persona sea lo suficientemente tolerante y tenga la capacidad de saber escuchar, y por qué no, hasta ser capaz de poner en entredicho su mismo punto de vista."
Cuando surjan las
consabidas discrepancias de opinión resultará mucho mejor que en lugar de “sacar
a relucir al indio que llevamos dentro” montarnos a caballo “con nuestro sable
en ristre” listos para un largo e inútil “combate verbal” que nos acordemos de
quienes somos y a quien tenemos como eventual oponente, sin duda alguna
sabremos encontrar un “punto de Equilibrio” entre nuestras posturas y aceptemos
que intercedan entre nosotros “otros puntos de vista” que nos proporcione ese
tan necesitado “ubicometro” que nos permita zanjar nuestras diferencias.
Hugo W Arostegui
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