domingo, 30 de abril de 2017

Lo Mejor De Nosotros Mismos


Existen dos palabras que aunque parezcan que tienen sus respectivos ámbitos de actuación, caso de “innovar” y “crear” en el proceso de crecimiento y desarrollo de las organizaciones, no están tan distantes en cuanto a la configuración de la personalidad. Es más: existe una mutua dependencia, aunque con matices.

La innovación depende de la creatividad y esto es algo que se puede empezar a construir hoy mismo.

 Cuanto más innovadores seamos en la resolución de los problemas o al abordar los temas desde enfoques diferentes, saldrá a la luz lo mejor de nosotros mismos. ¿Por qué es importante este enfoque? Porque lo que impulsa la innovación es la creatividad. Y cuánto más libertad creativa tengamos mejor será el rol del que dispongamos en el proceso innovador.

¿Con qué intención te levantas por la mañana? ¿Eres de los que piensa que el mundo es un lugar lleno de posibilidades para desarrollarse y ser feliz?, o  ¿eres de los que piensa que es un valle de lágrimas, que todo está fatal, que tú no puedes hacer nada, etc…?

No vive lo mismo la persona que se enfrenta al mundo con la intención de sacar lo mejor de sí misma que la que, consciente o inconscientemente, decide ser víctima de las circunstancias y de los demás.
La primera vivirá la vida con intensidad disfrutando de cada momento y la segunda vivirá en constante dependencia de los demás.

La idea que uno tiene de sí mismo y de sus capacidades determinará lo que pueda ofrecer.

En cada persona hay un don que ofrecer al mundo y, desarrollarlo llena de sentido la vida. Una mente sin objetivos se entretiene  en pensar en círculos, dándole vueltas a todo, una y mil veces, y en emitir juicios constantemente.

Mucha gente no sabe qué es lo mejor que tienen ni qué podrían ofrecer de sí mismos. La verdad es que nos acostumbramos tanto a satisfacer las expectativas de los demás, de la sociedad, de lo que, suponemos que está bien o está mal, de lo que es aceptado o políticamente correcto, que nos hemos anulado y no vemos nuestras propias cualidades.

Todos podemos desarrollar ese potencial innato con el que nacemos.

Es esa actividad con la que nos sentimos a gusto, la que nos hace sentirnos útiles, a nosotros mismos y a los demás, eso que hacemos de una manera especial y que nos hace especiales. 

Nuestro don, ese regalo que podemos ofrecer al mundo, puede ser una palabra de consuelo en un momento oportuno, un buen plato de comida, una sincera ayuda al que lo necesita, una sonrisa o un servicio cualquiera ofrecido de corazón.

Para poder conectar con el propósito de la vida, tenemos que fijarnos en lo que hacemos y cómo lo hacemos y los sentimientos positivos que transmite. Hay que escuchar a nuestro corazón, sincerarnos con nosotros mismos y preguntarnos, “si yo tuviera la vida resuelta o si no importara el dinero, ¿cuál sería la actividad que me daría más satisfacción interna, la que podría hacer de mi mundo y del mundo en general, algo mejor?”

El poner nuestro ideal al servicio de la comunidad hace que aflore lo mejor de nosotros mismos.
Lo que obtengamos de la vida va a depender de lo que nosotros le demos a ella. Cuando damos lo mejor de nosotros mismos estamos haciendo que lo positivo florezca alrededor y eso revierte a nuestro favor.

Solo se trata de hacer florecer nuestras cualidades y compartirlas con los que están a nuestro alrededor.

Hugo W Arostegui

sábado, 29 de abril de 2017

:: Dejar el mundo mejor de cómo lo encontramos…. ::


“Si la vida fuera siempre fácil, sería insípida.” – B.P. 

Robert Stephenson Smyth Baden-Powell of Gilwell o mejor conocido como Robert Baden Powell (o entre la raza, como “B.P.”) nació el 22 de Febrero de 1857, y fue el fundador de Movimiento Scout en 1907. Su Esposa, Olave St Clair Baden-Powell, Baroness Baden-Powell, GBE (o Lady Olave B.P.) quien sería la jefa Guía scout mundial posteriormente, nació algunos (solo algunos!) añitos después en la misma fecha: 22 de Febrero de 1889. Por tal coincidencia de fechas las Guías scouts del mundo celebran el Día Mundial del pensamiento. 

No voy a contar sus historias, ni tradiciones, ni nada por el estilo; solo dedico un espacio de mi blog para los fundadores los cuales son un gran ejemplo de vida. 

Carta de B.P. antes de morir:
Queridos scouts:
Si habéis visto alguna vez la obra “Peter Pan”, recordaréis cómo el jefe de los piratas siempre estaba pronunciando su discurso de despedida por temor de que cuando le llegara su hora no tuviera ya tiempo de compartirlo. Algo así me sucede a mí, y, aun cuando no me estoy muriendo en este momento, lo haré uno de estos días y quiero mandaros un mensaje de despedida.
Recordad, esto es lo último que oiréis de mí, por tanto meditadlo.
He tenido una vida muy dichosa, y quiero que cada uno de vosotros la tenga también.
Creo que Dios nos puso en este mundo maravilloso para que fuéramos felices y disfrutáramos de la vida. La felicidad no procede de ser rico, ni siquiera del éxito en la propia carrera, ni de concederse uno todos los gustos. Un paso hacia la felicidad es hacerse sano y fuerte cuando niño, para poder ser útil y así gozar de la vida cuando se es un hombre.
El estudio de la naturaleza os mostrará cómo Dios ha llenado el mundo de belleza y de cosas maravillosas para que las disfrutéis. Contentaos con lo que os haya tocado y sacad el mejor partido de ello. Mirad el lado alegre de las cosas en vez del lado triste.
Pero el camino verdadero para conseguir la felicidad pasa por hacer felices a los demás. Intentad dejar este mundo un poco mejor de cómo os lo encontrasteis y, cuando os llegue la hora de morir, podréis morir felices sintiendo que de ningún modo habréis perdido vuestro tiempo sino que habréis hecho todo lo posible. Así, estad “Siempre Listos” para vivir felices y morir felices: aferraos siempre a vuestra promesa Scout, aun cuando hayáis dejado de ser muchachos, y que Dios os ayude a hacerlo así.
Vuestro amigo,
Baden-Powell


“Dejen el mundo mejor de lo que lo encontraron”

viernes, 28 de abril de 2017

Autoagresiones


"Estos juegos de autoagresión indican cierto estado depresivo en los chicos y manifiestan la imposibilidad de expresar en palabras lo que les pasa"

Existen personas que se hieren o dañan a sí mismas de manera intencional, lo cual es un signo de sufrimiento emocional severo. Aquí conocerás razones que llevan a algunos jóvenes a autoagredirse y por qué es importante pedir ayuda.

Las personas que se autoagreden Ejemplos frecuentes de esta conducta son golpearse, cortarse, quemarse, rasguñarse, tirarse el pelo, arrancarse la piel. Otra forma de autoagresión es consumir alcohol en exceso o drogarse.

Casi siempre, las autolesiones son un signo de que la persona tiene un problema serio y padece un sufrimiento emocional severo.  

¿Con que frecuencia ocurre?
Es difícil saberlo, porque mucha gente mantiene sus autolesiones en secreto por la vergüenza que les da. Se dice que hasta 1 de cada 10 adolescentes podrían autolesionarse.

¿Por qué ocurre?
Existen distintas razones por las que una persona puede llegar a autoagredirse. Las autolesiones son una forma de reaccionar ante sentimientos muy intensos y desagradables. Algunos explican que se sienten desesperados y no saben a quién pedir ayuda y el autolesionarse les hace a sentir más en control. Para otros es una forma de aliviar sensaciones de rabia o tensión. Las sensaciones de culpa o vergüenza pueden también hacerse insoportables. Las autolesiones pueden ser una forma de auto castigarse o una forma de sentirse más vivo o conectado.

Las autolesiones son siempre preocupantes. Las personas deprimidas o con un trastorno alimentario, como la anorexia o la bulimia, tienen más riesgo de autolesionarse. También los que consumen drogas. Cuando se está en una situación de abuso, negligencia o rechazo, algunos tienen más riesgo de autolesionarse El desencadenante más común es una discusión con algún familiar o amigo cercano o alguna situación frustrante.

En situaciones extremas, incluso puede suceder que el joven se quite la vida en forma  accidental.

¿Por qué es necesario pedir ayuda?
Cualquier persona que se autoagreda necesita ayuda especializada de un psicólogo o psiquiatra. No sólo porque se está causando un daño, sino porque detrás de estas conductas hay un gran sufrimiento emocional que supera las capacidades que tiene la persona para hacerle frente. 

veces hay también enfermedades que necesitan un tratamiento específico, como la  depresión, los trastornos de la alimentación o las adicciones.


El Cuidado Del Cuerpo,

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El cuidado del cuerpo y de la mente son cada vez más imprescindibles si realmente queremos disfrutar plenamente de buena salud a todos los niveles
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¿Por qué decimos que es necesario el cuidado del cuerpo?

Porque en este mundo de prisas en el que estamos inmersos hemos de parar y tomar consciencia de nuestro cuerpo y de nuestra mente si queremos estar lo más sanos posible.

¿Qué entendemos por cuidado del cuerpo?
Por cuidado del cuerpo entendemos aportar equilibrio a todos los aspectos que afectan a nuestro equilibrio físico y emocional. Algunos aspectos básicos son:

Cuidar nuestra dieta o nutrición: es sin duda alguna una de las prioridades para nuestro organismo. Escoger una dieta equilibrada, lo más variada posible y que se amolde a nuestro clima, a nuestra constitución física y a nuestras necesidades nutricionales según nuestra actividad o requerimientos concretos.

El Cuidado del cuerpo relacionado con la actividad física: el hecho de que nuestro trabajo sea cada vez más sedentario y que nos desplacemos a todas parte en automóvil u otro medio de transporte hace que la mayoría de las personas necesiten practicar una actividad física extra como el deporte. La necesidad de descargar el estrés y estirar nuestros músculos hace, por suerte, que la gente vuelva a interesarse por el ejercicio físico.

Descansar lo necesario: parar de vez en cuando y simplemente no hacer nada es muy importante. 

La típica siesta española es un claro ejemplo de un remedio natural gratuito y de grandísima eficacia para nuestro cuerpo y mente. Dormir las horas adecuadas es básico si queremos sentirnos recargados de energía al despertar por la mañana.

Aprender a escuchar a nuestro cuerpo: cuando tenemos algún dolor, alguna enfermedad o nos sentimos mal debemos pararnos e intentar escuchar que es lo qué nuestro cuerpo trata de decirnos. A menudo quiere decirnos que no estamos descansando lo suficiente, que estamos tomando demasiados excitantes (café, alcohol, etc.) o que estamos comiendo de un modo desordenado o desequilibrado. Una vez interpretado el mensaje deberíamos decirle que no hace falta que se enferme que ya vamos a corregir ese “desajuste”. Un masaje, una siesta o una cena muy ligera pueden ser un buen regalo para este cuerpo tan sufrido.

Necesidad de relajarnos: el deporte es sin duda una buena fuente de descarga del estrés, pero aquella persona que siente que necesita aún más cuidado del cuerpo (especialmente de su sistema nervioso) puede encontrar ayuda en alguna de las muchas técnicas de relajación que hay hoy en día (Yoga, taichi, Sofrología, Método Silva, visualizaciones, etc.)


Sanar las emociones: la gente interesada en el cuidado del cuerpo ya sabe que sanar las emociones es quizá lo más importante ya que es uno de los “alimentos” que más nos nutren… o nos envenenan. Es muy importante, de vez en cuando, hacer balance de nuestras emociones e intentar resolver esos temas que tenemos pendientes con familiares, amigos, compañeros de trabajo o vecinos. 

La culpabilidad, la ira o el rencor son casi siempre un peso que nos impide caminar o avanzar en la vida. Compartir más tiempo con amigos y familia nos hace sentirnos queridos y disfrutar también de la posibilidad de poder expresarles a ellos lo que sentimos por ellos. No es suficiente en sentirlo. 

Al igual que a nosotros a los demás también les gusta oír que ellos también son especiales para nosotros.

Alimentar nuestro espíritu: levantarnos y respirar profundamente dando gracias por el nuevo día puede ser un modo bien simple de empezar la jornada con una mejor motivación. 

Es muy importante cultivar nuestro crecimiento interior tratando de ser un poco mejores cada día. Sentir que somos parte del planeta y del mismo equipo que el resto de la humanidad. 

Tener una visión más amplia del concepto de familia y tratar a los demás como nos gusta ser tratados nosotros mismos.

El cuidado del cuerpo es una obligación moral que tenemos con esa maravilla de la creación que hemos recibido que es nuestro cuerpo. Tratémoslo con el máximo de cariño ya que es nuestro vehículo y compañero inseparable..

Hugo W Arostegui


Estimulando La Esperanza


“La creatividad con calidad, la excelencia con integridad, las fuerzas inventivas y el valor de hacer las cosas bien y de hacer el bien se convierten hoy en un motor formidable”

El ser humano sabe hacer de los obstáculos nuevos caminos
porque a la vida le basta el espacio de una grieta para renacer.”
Ernesto Sábato (La resistencia)

Atendiendo a la frase del célebre psicólogo Jean Piaget, quien considera que “el conocimiento es un sistema de transformaciones que se vuelven progresivamente adecuadas”, podemos deducir que la importancia de inculcar la esperanza en los niños, pese a que es uno de los valores que antes desarrollan, pero también de los que pueden desaparecer más rápido con su desarrollo.

Un niño es capaz de esperar un regalo día tras día y año tras año. El pequeño jamás pierde la esperanza cuando realmente desea algo. Ahora bien, según avanza en edad, si el joven se acostumbra a no conseguir nunca nada, también la acabará perdiendo, pudiendo este hecho traer consecuencias nefastas en su psique y desarrollo adecuado.

Resulta por tanto importante inculcar la esperanza en nuestros pequeños. Además, también es básico potenciarla, pues es un valor que no debe perder jamás. Esta es una misión que recae en progenitores, profesores y monitores.

No obstante, también es necesario recordar que no es bueno permitir que el pequeño acabe en actitudes en exceso ingenuas. Es decir, no se debe potenciar la esperanza del niño en conseguir una quimera, un sueño irrealizable o un acto imposible. 

Es necesario que la potenciación de los valores esté siempre apegada a la realidad si deseamos mejorar su calidad de vida y su desarrollo ponderado y adecuado.

Para aprender a inculcar y potenciar la esperanza de nuestros pequeños, nos vamos a basar en las teorías de uno de los psicólogos infantiles más importantes del siglo XX. Hablamos de Paulo Freire, que basa su pensamiento en una serie de premisas sencillas y muy útiles:

Estimulación: un detalle importante que permitirá que el niño siempre mantenga y potencie valores como la esperanza es la estimulación. Hemos de favorecer que el joven pregunte, sienta curiosidad por aprender y tenga interés por descubrir. Enseñarle a experimentar e ir siempre más allá para explorar sus límites es verdaderamente útil y adecuado.

Ejemplificacion: es complejo tratar de inculcar en el pequeño valores como la esperanza si no le servimos como espejo y ejemplo. 

Debemos transmitir al niño todo aquello que realmente deseamos que aprenda a través de gestos, palabras, comportamientos, etc.

“Enseñar exige la corporización de las palabras por el ejemplo”

-Paulo Freire-

jueves, 27 de abril de 2017

Distraídos

Los expertos aseguran que la capacidad para recordar cosas en períodos cortos de tiempo, tiene directa relación con las personas que permiten que su mente desvaríe en algún momento del día, especialmente cuando realizan tareas simples. A su vez, este tipo de memoria suele predecir la inteligencia y está demostrado que se relaciona directamente el coeficiente intelectual y áreas como la compresión lectora. Por eso aseguran que cuánto más dispersa es una persona, más probable es que ostente una alta capacidad intelectual.

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores solicitaron a un grupo de personas que cumplieran determinadas tareas, pero que cuando vieran en su computador que habían recibido un nuevo email, apretaran un botón. Paralelamente, fueron interrogados constantemente para averiguar si estaban atentos a sus labores o si en realidad estaban pensando en otras cosas.

Cuando terminó el experimento, midieron la capacidad de memoria de trabajo de cada uno de los individuos y observaron que, increíblemente, las personas que dejaban su mente volar mientras hacían sus tareas, recordaban mejor todo lo sucedido durante la actividad. 

miércoles, 26 de abril de 2017

Sostener


Tener encima o sujeta una cosa de manera que no se caiga o se tambalee.
Mantener o defender una idea, teoría, opinión, o una actitud, sin variarla.

La mejor forma de darle apoyo emocional a alguien durante una conversación es escuchar atentamente lo que dice sin interrumpirle. 

Escuchar, sin ofrecer soluciones, consejos no solicitados ni contarle tus propias historias relacionadas con lo que está diciendo. Ser paciente, no proyectar tus miedos personales sobre la otra persona: esa persona no eres tú. 

Abrir el corazón. Darle tiempo al otro o a la otra para que a medida que vaya hablando esa persona pueda encontrar lo que de verdad le pasa y sus propias soluciones y a su tiempo.

Quizás no en esa conversación, pero puede ser que en alguna otra, más adelante. Las soluciones siempre llegan. Cuando te toque hablar a ti, sé compasiva/o. No te dejes arrastrar ciegamente ni por la tristeza ni por la euforia de la otra persona.

Equilibrio sabio y muy cálido. La mejor forma de apoyar y de acompañar es no juzgar (no hacer juicios ni buenos ni malos). Un buen abrazo ayuda mucho. Esto vale también para los hijos y las hijas, a quienes a menudo apabullamos con nuestros discursos sin haberlos escuchado, realmente escuchado.

Con el apoyo emocional me refiero a la capacidad de hacerle sentir al usuario querido, escuchado, útil y poder proporcionarle cierto “bienestar”.

A veces no tenemos las técnicas o habilidades que deberíamos como profesionales que tratan con personas. Existen diferentes tipos de apoyo social; el emocional se compone de la empatía, el cuidado, la confianza…  a veces es el más importante, y el que más necesita una persona.

No somos Psicólogos, pero debemos saber manejarnos ante ciertas situaciones y si no sabemos, debemos trabajarlo y desarrollar esas herramientas. La mejor ayuda que podemos dar es escuchar su dolor: emociones como la tristeza, 

la soledad o la culpa por sentir están muy presentes en los usuarios a los que atendemos. Lo importante es que puedan descargar su dolor.

Hugo W Arostegui


martes, 25 de abril de 2017

Cuando Servimos


El valor de ser servicial, es el valor de sentir el amor y la disposición de ayudar a otros cuando nos necesitan, de darle una mano a quien la pide a gritos.

Ser una persona servicial, es pensar en los demás y en su bienestar, y más que eso, es idear la manera de ayudarlos a que sean felices y motivarlos a lograr sus sueños.

Dejamos de pensar que "siempre me lo piden a mí". Observemos cuantas veces nos negamos a servir, seguramente muchas y muy frecuentes.

Las personas serviciales solo tienen como interés sentirse bien con los demás y sobre todo con ellas mismas, al saber que están dando de lo que tienen, para provocar sonrisas y bienestar en los que están a su alrededor.

Servir implica ayudar a alguien de una forma espontánea, es decir adoptar una actitud permanente de colaboración hacia los demás. Una persona servicial supone que traslada esta actitud a todos los ámbitos de su vida: en su trabajo, con su familia, ayudando a otras personas en la calle, cosas que aparecen como insignificantes, pero que van haciendo la vida más ligera y reconfortante.

Es posible que recordemos la experiencia de algún desconocido que apareció justo cuando necesitábamos ayuda, que luego después de ayudarnos, se perdió y no supimos nada más.

Las personas que son serviciales están continuamente atentas, observando y buscando la oportunidad para ayudar a alguien. Siempre aparecen de repente con una sonrisa y las manos por delante dispuestos a ayudar, en todo caso, recibir un favor hace nacer en nuestro interior un profundo agradecimiento.

Todo esto nos lleva a una conclusión: esperar a recibir atenciones tiene poco mérito y cualquiera lo hace, para ser servicial hace falta iniciativa, capacidad de observación, generosidad y vivir la solidaridad con los demás, haciendo todo aquello que deseamos que hagan por nosotros, viendo en los demás a su otro yo.


Hugo W Arostegui

Vales Mucho Más

Con Nuestros Puños Cerrados
“Si no estás contento de ti… ¿quién lo estará?
Si no sientes orgullo por lo que haces… ¿quién lo sentirá?
Si no tienes respeto por tus acciones… ¿quién lo tendrá?
Si no sientes admiración por lo que emprendes… ¿quién la sentirá?
Si no das crédito a tus decisiones… ¿quién se fijará en ellas?
Si eres capaz de engañarte a ti mismo… ¿a quién no engañarás?”
Samantha Ferrer

Muchas personas afirman que tienen tantos problemas que no pueden salir adelante y lograr colocar sus vidas al nivel en el que desearían tenerla. Es cierto que no todos cuentan con las mismas oportunidades, el mismo nivel de Autoestima, la misma preparación intelectual ni la misma base económica.

Sin embargo es factible persuadir que se tiende a engrandecer las dificultades, a convertirlas en nuestros verdugos y a disminuir y subestimar nuestra capacidad para resolverlas y avanzar creativamente.

No existe un concepto único sobre Autoestima, más bien hay diferentes formas de entender lo que significa. Como todo, el significado de Autoestima puede entenderse a partir de varios niveles, el energético y el psicológico.

Desde el punto de vista energético, se entiende que:

Autoestima es la fuerza innata que impulsa al organismo hacia la vida, hacia la ejecución armónica de todas sus funciones y hacia su desarrollo; que le dota de organización y direccionalidad en todas sus funciones y procesos, ya sean éstos cognitivos, emocionales o motores.

De aquí se desprende:

_ Existe una fuerza primaria que nos impulsa hacia la vida.
_ Esa fuerza posibilita la realización de las funciones orgánicas armónicamente.
_ Esa fuerza nos permite desarrollarnos.
_ Esa fuerza nos permite tener una organización, una estructura.

_ Esa fuerza es responsable de nuestros procesos de funcionamiento, y tiene que ver con nuestros pensamientos, nuestros estados emocionales y nuestros actos.

Extendamos La Mano


¿Alguna vez te has caído y te ha sido difícil levantarte? Últimamente he pensado en las muchas ocasiones en que mis hijos de pequeños se han caído y el gozo de su sonrisa al ver que acudo en su ayuda para extenderles la mano y permitirles incorporarse. Una vez que se levantan, puedo ver la satisfacción en su rostro al sentir confianza en el apoyo que les brindo. 

Al reflexionar de manera profunda sobre este asunto, he considerado que el extender la mano de ayuda en el hogar va más allá de sólo levantar a nuestros hijos. Requiere que en los momentos en que cometen errores o sientan dudas puedan tener a un mentor que les permita superar la prueba. Nosotros, como padres, podemos ser los mentores y ayudantes de nuestros hijos. 

Invitarles a levantarse en toda caída

a medida que los hijos crecen, es muy probable que las “caídas” de otra índole, tales como el cometer un error o contestar en voz alta y de mal modo a los padres requieran una invitación gentil a detenerse y pensar sobre las decisiones que están tomando,. Para mi sorpresa, me contestó que se sentía mal por haber actuado de esa forma, lo cual dio lugar a un diálogo sincero sobre algunas ideas de cómo podría reaccionar positivamente la próxima vez. Finalmente, le fue fácil pedir perdón a su hermano, a quien había ofendido.

cuando ocurren caídas físicas, el que extiende la mano de ayuda generalmente está de pie, lo cual indica que no está caído. De la misma manera, cuando intentamos ayudar a alguien en la familia necesitamos estar bien para poder ayudar. 

Cuando corregimos a nuestros hijos, debemos creer que pueden cambiar sus decisiones, que pueden transformarse tras aprender de su caída, sobre todo cuando han hecho elecciones insensatas. Al evitar la crítica y el juicio repentino, podemos hacerles ver que estamos genuinamente interesados en su bienestar y en ayudarles a tener una segunda oportunidad dentro de la familia.

Que aprendan de cada caída

He aprendido que en la vida el principio es el mismo: podemos enseñar a nuestros hijos que existen ciertos “rieles” como la prudencia, la confianza en los padres y otros adultos responsables, los buenos ejemplos, en fin, todo lo que pueda ayudarles a evitar caídas que podrían acarrear dolorosas consecuencias en el futuro. 

Un dicho que teníamos en nuestro hogar nos ha sido muy útil para hacer nuestro mayor esfuerzo de tomar buenas decisiones: “lo que aprendemos en cada caída debería ser suficiente para evitarnos la próxima”.

Tal como dije al principio, el extender una mano de ayuda requiere más que levantar a la persona que apreciamos. Al dedicar nuestros esfuerzos para prepararles a fin de evitar futuras caídas, beneficiaremos a nuestros hijos para que puedan tomar decisiones que les llevarán por senderos satisfactorios en esta jornada que llamamos vida.

Hugo W Arostegui

lunes, 24 de abril de 2017

Optimismo

Optimismo
Tendencia a ver y a juzgar las cosas en su aspecto más positivo o más favorable

EL OPTIMISMO COMO VALOR HUMANO

Una persona optimista, se caracteriza por poseer ciertas cualidades que hacen a este valor, tales como el entusiasmo, el dinamismo, el emprendimiento ante determinadas circunstancias y por sobre todas las cosas, siempre vive de los hechos, es decir con los pies bien en el suelo.

Este valor nos permite confiar en nuestras capacidades y posibilidades, enfrentando con perseverancia y estado anímico muy positivo ante cualquier dificultad que se nos presente en el camino. Nos ayuda, a descubrir lo bueno de las personas que nos rodean y a aceptar todo tipo de favores que nos ofrezcan de corazón
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El optimismo, nos permite encontrar soluciones, ventajas y posibilidades ante los inconvenientes surgidos. La diferencia de su valor opuesto, el pesimismo, es que la primera nos insiste en apreciar todas las cosas, lograr que nuestras actitudes cambien.

Sin embargo, cabe aclarar que no siempre la consecuencia lógica del optimismo es el éxito. Sino que a veces podemos equivocarnos y lograr los resultados esperados. Esto nos da ha entender que el optimismo es una actitud de recomenzar permanentemente sobre nuestras acciones, decisiones, hechos y vivencias; para ver en que fallamos y comprenderlos para en un futuro inmediato, superarnos y lograr los objetivos tan deseados.

Las personas que poseen este valor, no se creen los conocedores de los recursos necesarios para triunfar ante cualquier circunstancia, sino que saben buscar ayuda como una alternativa para mejorar, o en el mejor de los casos alcanzar sus objetivos propuestos. Esto no desacredita nuestro esfuerzo personal, sino que nos hace más sinceros en nuestras iniciativas.

El optimista refuerza y alimenta su perseverancia. Es una persona que se detiene a pensar en todas las posibilidades, luego las piensa y toma la que considera pertinente para esa ocasión. Esto evita que nos engañemos ante una falsa realidad que nos asegura una vida más fácil y placentera.

En todas las instancias de nuestra vida deben ser optimistas. Por ejemplo, ante las demás personas podemos lograr una mejor relación, ya que nos predispondremos ante ellos de una manera positiva. Reconoceremos en el momento adecuado el aliento que el otro necesite, la motivación o solamente la presencia que el necesite.

Cada persona tiene algo bueno, cualidades y aptitudes y por ende defectos. En estos últimos podemos ayudarlos a superarlos o hacerles ver en que se equivocan. El optimismo, es el valor justo que nos ayuda a reconocerlos. Por eso dejemos ayudar, no nos encerremos en nosotros mismos después de los fracasos.

Entonces nos preguntamos, ¿Cómo hacemos para alcanzar esa actitud optimista? Y la respuesta es simple: “solamente hace falta disposición entusiasta y positiva”.

Por ello, siempre analiza las situaciones desde esta perspectiva y veras que las cosas pueden llegar a solucionarse más rápido de lo que esperabas.


Hugo W Arostegui

Ver La Vida Pasar


Hay quienes se dedican simplemente a ver pasar la vida, acomodados donde ningún esfuerzo se les exija; quizás porque creen que de este modo nunca experimentarán dolor o tal vez porque consideran que simplemente viendo todo pasar, logran involucrarse menos y sentirse mejor. Otros asumen esta opción porque algo les pasó, dividiendo su vida en dos, pero puede suceder que hay quienes de acuerdo a las circunstancias, sienten que ya no hay nada más, se quedan atorados en un determinado tiempo y espacio viendo como la vida se les va y con ella muchas cosas se ha de llevar.

Puede parecer más cómodo estar en el rol del que solo observa, aplaude, critica, se ríe de los demás; ver como otros viven la vida, viendo su vida como ha de pasar… La vida da un paso en cada segundo que pasa, avanza; camina de la mano del tiempo, a un mismo compás, sin detenerse ni acelerar su andar, cada día que se nos regala, es una nueva oportunidad que la vida nos da y cada quien es responsable del rumbo que tome y decide si prefiere vivir o ver la vida pasar, sin olvidar que es imposible retroceder o echar para atrás.

Y no solo vemos la vida pasar; muchas veces es ella la que es testigo como seguimos de largo, queriendo saltarnos etapas o evadiendo realidades que nos hacen sentir lo que es realmente vivir; quizás porque duele asumir o porque deseamos llegar demasiado pronto al final, para que no se nos haga eterno el existir, porque en ese afán de concluir todo y terminar, somos de los que ve pasar la vida, o la vida nos ve pasar.

Vivir implica más que dejar el corazón latir; exige de nosotros involucrarnos en una razón de ser, hacer y existir; soñar y construir, realizar, crecer y avanzar; aprendiendo a llorar y a reír, a enojarnos de vez en cuando, a tener miedos, a caer y volverse a levantar; todo ello hace parte de reconocer que la vida es el mayor regalo que hayamos podido percibir.

Y un regalo no se nos da para guardarlo en el olvido, sin usarlo ni disfrutarlo y mucho menos sin compartirlo… no dejes que la vida te pase, ni veas la vida pasar, vive intensamente cada uno de los días  en los cuales tienes la oportunidad de navegar e introducir tu remo con toda tu fuerza en el infinito mar de la existencia.

Hugo W Arostegui




Decisiones


Constantemente estamos tomando decisiones, grandes o pequeñas, seguras o arriesgadas. Incluso, decidir no actuar también es una decisión que trae sus consecuencias. Al decidir estamos ejerciendo nuestro máximo derecho: el libre albedrío. Ese que no nos pueden quitar ni en la más terrible de las circunstancias, porque siempre, por restringidas que sean las alternativas, tenemos un margen de decisión.

En nuestras decisiones se reflejan nuestras creencias, nuestros valores, nuestras actitudes y aptitudes y hasta nuestra autoestima. A través de ellas nos convertimos en los creadores de las condiciones de nuestra vida, en los artesanos de nuestro destino. En nuestras manos residen parte de las posibilidades de llegar ser lo que realmente queremos ser o de convertirnos en una pobre versión de nosotros mismos.

Sin prisa, pero sin pausa

Hay algunas decisiones que son fáciles de tomar, mientras que otras nos quitan el sueño.Ya sea porque tenemos muchas opciones y no sabemos cuál tomar, o bien porque pensamos en las posibles consecuencias anticipadas de las mismas.

Cuando se trata de decisiones difíciles, es vital saber lo que uno realmente quiere, lo cual implica un proceso y una búsqueda dentro de nosotros mismos. Esto, que se dice tan fácil, realmente no lo es, porque implica armarse de valor y honestidad y hacer callar tantas “voces” engañosas que no reflejan nuestra esencia, sino que son el producto de condicionamientos que se dieron a lo largo de nuestra vida.

Cuando finalmente se hace silencio en nuestro interior y escuchamos a nuestro corazón, lo que surge puede asustarnos porque puede implicar deshacerse de estructuras que hasta entonces eran nuestra base y nuestra seguridad. Tales como: una carrera, amistades, relaciones, un matrimonio… que quizá responden a la necesidad de buscar la aprobación de los demás y de cumplir expectativas ajenas, o de buscar la seguridad material, o bien, de evitar los riesgos o las críticas. Pero vale la pena atreverse a enfrentar nuestros miedos y a seguir nuestra intuición, ya que los inevitables errores en el camino pueden enmendarse. En cambio, autocondenarse a vivir una existencia mediocre es siempre un triste destino.

Tu Vida solo mejorará cuando decidas tomar mejores decisiónes. Las cosas no mejoran por sí mismas.  Las mejoras y los cambios positivos ocurrirán  sólo cuando decidas pensar y actuar diferente. 

Tú naciste, pero no fue tu decisión.  Y tampoco sabes cuándo morirás.  Sin embargo, lo que hagas mientras  tanto es completamente una decisión tuya.

Hugo W Arostegui


Entendimiento


Facultad de la mente que permite aprender, entender, razonar, tomar decisiones y formarse una idea determinada de la realidad.
Capacidad de pensar y obrar con buen juicio, prudencia, reflexión, sensatez y responsabilidad

El entendimiento permite la comprensión de la realidad a partir de esta facultad mental. Desde el punto de vista filosófico, este concepto también recibe el nombre de intelección o aprehensión de la realidad a través de la que se accede a la esencia de las cosas.

El entendimiento muestra la capacidad de discernimiento racional que potencia la deliberación en la toma de decisiones. Esta capacidad de discernir muestra la posibilidad que tiene el ser humano de diferenciar aquello que es correcto de aquello que no lo es.

El entendimiento muestra el valor del buen juicio, es decir, de obrar a partir del sentido de la prudencia.
El entendimiento es uno de los aspectos esenciales en el proceso de conocimiento por parte del sujeto. Una facultad que muestra la relación entre la mente y el objeto a través del ejercicio de conocer.

El conocimiento que es la base del entendimiento es una acción inmanente cuyo origen y término se encuentra en el propio sujeto. El entendimiento implica poner atención en cada cosa para poder captar la raíz esencial.

Además del plano del conocimiento, la capacidad de entendimiento también tiene una gran influencia en el contexto de la comunicación interpersonal puesto que dos personas pueden llegar a un entendimiento mutuo a través del poder de la palabra, es decir, pueden comprenderse al escucharse. 

Desde el punto de vista de la comunicación, es positivo utilizar argumentos concretos que respalden el valor de un mensaje determinado a través de la organización adecuada de ideas principales e ideas secundarias. Se trata de aportar razones que tengan una validez sólida en la expresión de un mensaje determinado. Existe una actitud que dificulta la capacidad de entendimiento mutuo: querer llevar siempre la razón.

La reflexión sobre el propio entendimiento ha sido objeto de reflexión filosófica como muestra la epistemología que muestra la capacidad del filósofo de admirarse de esta facultad humana que aporta una gran libertad a la existencia. Y es que, el entendimiento permite poner conciencia a la existencia al tener la capacidad de reflexionar sobre los propios actos y sus consecuencias. Esta reflexión también es base en la ética.

Frases de Entendimiento:

No entiendes realmente algo a menos que seas capaz de explicárselo a tu abuela.                       
Albert Einstein (1879-1955) Científico alemán nacionalizado estadounidense.

Sorprenderse, extrañarse, es comenzar a entender.
José Ortega y Gasset (1883-1955) Filósofo y ensayista español.

La llave que se usa constantemente reluce como plata: no usándola se llena de herrumbre. Lo mismo pasa con el entendimiento.
Benjamín Franklin (1706-1790) Estadista y científico estadounidense.

Hasta que el marido no entiende absolutamente todas las palabras que su mujer no ha dicho, no estará realmente casado.
Alfred Hitchcock (1899-1980) Director de cine británico.

El problema es que la información no es el entendimiento.
Nadine Gordimer (1923-2014) Escritora sudafricana.

El entendimiento es una tabla lisa en la cual nada hay escrito.
Aristóteles (384 AC-322 AC) Filósofo griego.

Cuando leemos demasiado deprisa o demasiado despacio, no entendemos nada.
Blaise Pascal (1623-1662) Científico, filósofo y escritor francés



domingo, 23 de abril de 2017

Solitarios Entre “Los Otros”


No nacemos hechos; vamos haciéndonos. Más preciso aún: los otros, que desde el comienzo vamos encontrando en el mundo, van haciéndonos. Nadie llega a la existencia diciendo "yo soy yo". Más bien se llegará a decir "yo" gracias a la intervención de los otros, que, con su presencia, su palabra, su deseo, sus leyes, sus hábitos, determinarán, en el proceso de una historia siempre personal, 
desplegada, claro está, en el contexto de una colectiva, la constitución de ese yo al que advenimos. 

Está de más decir que ese carácter desnaturalizado de lo humano hace girar el centro de gravedad de nuestro ser sobre el lenguaje, destinándonos, por tanto, a la incertidumbre de una historia que nada nos garantiza por principio y de la cual no podemos sustraer nuestra responsabilidad.

Es la mirada del otro lo que nos constituye, lo que nos provee la forma como nos reconocemos y lo que, antes que nada, nos certifica: ¡eres! Así, pues, esa forma que nos viene de la mirada del otro recorta la imagen en que nos reconocemos, la misma que, sin embargo, nunca es completa y estará siempre inacabada, no pudiendo, por consiguiente, colmar jamás la cabalidad de nuestro ser.

El otro, al reconocernos, nos depara cuatro confirmaciones: como existente, como ser, como singularidad y como valor. De aquí que permanentemente requiramos que este reconocimiento nos sea ratificado, lo que delata, por un lado, que estamos poseídos por una sed insaciable de ser reconocidos y, por otro, el lugar imprescindible que el otro tiene en nuestra vida, lugar que lo hace necesario siempre y algunas veces deseable. Pero no cualquiera nos gratifica en esa necesidad esencial y, por tanto, no todo desconocimiento nos aniquila. 

En consecuencia, necesitamos o deseamos el reconocimiento de alguien que es reconocido por nosotros como un ser significativo y valioso, con lo cual es claro que no podemos ser sin el otro.
Soledades diversas

Si el reconocimiento por parte del otro es un imperativo de la estructura misma de nuestro ser, otro hecho de crucial importancia, pero esta vez de carácter histórico, signa a la sociedad occidental y nos trae al presente que vivimos: el proceso de individuación que ha seguido la modernidad, época histórica que recibe la impronta del capitalismo y, con ésta, la marca de tal proceso pero vía el individualismo. 

El logro cultural que representa la individuación de la vida no tiene que seguir la senda del individualismo, es decir, no tiene que derivar, como así lo impone la sociedad del capital, a un individuo individualista, pues también pudiera darse la posibilidad de un individuo en comunidad, esto es, un individuo que, sin abdicar de su singularidad, sabe reconocerse en una colectividad y trabajar por lo común que lo vincula a los otros. Pero la marca del individuo que prevalece en nuestra época y en el modelo de sociedad que tenemos es aquella que nos desvincula del otro, a quien le asigna la condición de rival o de indiferente.

El individualismo que prima hoy toma al otro como amenaza y hace de la desconfianza para con él la razón por la cual se le mantiene a distancia y se le recela con un peligro potencial que se cierne sobre uno. Esto, a la vez, desata dos consecuencias: una, ese ideal propio de la modernidad capitalista de llegar a ser autosuficiente e invulnerable; la segunda, que con el otro no queremos comprometernos decididamente y no queremos dejar traslucir que lo necesitamos, optando mejor por relaciones ligeras y prescindibles, por reducir los vínculos a encuentros sin incidencia decisiva y significativa. Así, los solitarios de hoy, que deambulamos entre la muchedumbre, somos barcos que hacen sonar sus sirenas en la niebla para evitar cualquier roce con los demás.

Ahora, quien está solo siempre lo está respecto de los demás, en tanto que se ha separado de éstos. De aquí que una definición elemental de la soledad comprende dos aspectos: la separación respecto a los demás y la suspensión de la comunicación con ellos.

No obstante, es menester precisar dos determinaciones de la soledad y dos modalidades de ella. En lo relativo a lo primero; podemos hablar de una soledad estructural del ser humano, de una soledad esencial, producto del proceso de subjetivación y singularización de cada uno; y de una soledad histórica y circunstancial que es el resultado de los procesos de atomización individualista por los que se precipita una sociedad como la nuestra.


Hugo W Arostegui

Filosofando


La filosofía muestra la importancia de la reflexión que es un medio para alcanzar la sabiduría con el objetivo de alcanzar la verdad sobre un tema concreto. 

Pese a que la filosofía está escrita por nombres ilustres que son filósofos en mayúsculas: Sócrates, Platón, Kant, Hegel o Tomás de Aquino, todo ser humano tiene una capacidad racional, es decir, a diferencia de los animales y de las plantas, vive de una forma consciente, se hace preguntas y reflexiona sobre su propia vida.

Esta capacidad de reflexión sobre los asuntos de la vida muestra la capacidad de filosofar que habita en el alma de cualquier persona y remite a esa inquietud a través de la que el sujeto desea profundizar en un tema que le interesa.

La capacidad de asombro muestra el origen del filosofar, es decir, esa mirada de sorpresa propia de quien no observa la realidad desde el punto de vista de la rutina sino haciéndose preguntas, intentando reflexionar sobre la causa de todo lo que existe, el porqué de las cosas, el sentido de la vida, el valor del amor y la amistad, la búsqueda de la felicidad, el miedo a la muerte, la posibilidad de la existencia de Dios...

Cuando una persona filosofa se hace preguntas y desea encontrar certezas. Cuestiones que ayudan a la persona a autorrealizarse ya que la excelencia del conocimiento aporta perfección. Sin embargo, la duda también está en el origen de la filosofía. El deseo de filosofar muestra el propósito de ir más allá de lo aparente evitando quedar en la superficialidad de las cosas para alcanzar lo profundo, aquello que es invisible a los ojos.

La actitud de filosofar surge como una apelación que el sujeto experimenta en su interior en forma de interrogante a la que quiere dar respuesta. Los razonamientos y la observación son actitudes de cualquier filósofo cotidiano. Además, las personas también pueden poner en común sus reflexiones sobre temas de la vida a través de la amistad o mediante grupos de filosofía.

En la actualidad, destaca la figura del asesor filosófico que orienta a los clientes en la búsqueda de la felicidad utilizando la filosofía desde un punto de vista práctico para ayudar a las personas a conocerse mejor a sí mismas.

... via Definicion ABC http://www.definicionabc.com/comunicacion/filosofar.php





Sobre Límites Intelectuales


"No hay límites fijos, los imponen también las circunstancias, lo que va sucediendo".

"Hoy los mensajes son tan dispares, tan confusos, que es necesario invertir mucho tiempo en el análisis de esos datos que uno recibe, del bombardeo constante, para discernir un átomo de verdad ¿Cuál es para Ud. el modelo de intelectual? ¿Por dónde pasa el compromiso?

El compromiso es con la propia escritura. Si uno no está comprometido con lo que hace, en el sentido de responder a la voz propia, a la voz interna que determina el camino de cada uno, difícilmente pueda comprometerse con la autenticidad." 

"Al mismo tiempo que de cierta manera no se tocan –la literatura “profunda” no toca el mercado– hay una relación porque dependemos del mercado para que nuestra obra se conozca.

La literatura tampoco debería rozar la política, en el sentido literal: se la puede usar como material literario, pero no como una voz interna para escribir: eso ha conducido, en general, a malas obras o al fracaso. Porque en ese caso no se reconoce la necesidad del texto sino la de adaptarse o la de manifestar determinado discurso."

"Cada uno tendrá sus razones: yo escribo porque el mundo está para ser escrito."

"Después podemos agregar matices. ¿Por qué escribimos ese mundo? Por un deseo de equilibrio, para negar la muerte, para afirmarla.

Para dar lo mismo que me dieron a mí, la posibilidad de vivir otras vidas, de adentrarme en otros sentimientos.

Salir de uno mismo, de una finitud inapelable, y arriesgarse a la selva, al río, a la naturaleza salvaje.

No sé si la vida valdría tanto la pena si uno no pudiera leer. Por eso digo que el mundo está para ser escrito."

Nos sentimos profundamente identificados con lo expuesto en este artículo, de la misma manera en que expresamos nuestra admiración, por aquellos valiosos intelectuales que nos transmiten con su impronta una muy lúcida visión de lo que siempre deberá primar, como una necesidad básica e inexcluyente de nuestra esencialidad humana.


Hugo W Arostegui

sábado, 22 de abril de 2017

Nuestras Dimensiones


Recordemos que las dimensiones humanas son todas aquellas características, propiedades y facultades que nos constituyen como personas y que se manifiestan de una manera particular en nuestra especie; como una pluralidad en la unidad, es decir, que el ser humano posee una variedad de perspectivas en las cuales se desenvuelve y realiza, sin dejar de ser percibido como unidad individual, única e irrepetible.

Dimensión Biológica: • Es la dimensión que tiene como función el reconocimiento y valoración de nuestro cuerpo, sentidos, salud mental y corporal, enfermedades y traumas físicos. Cuidar el cuerpo a través de una adecuada alimentación, ejercicio físico, conocer cómo funcionamiento sus órganos conduciría al ser humano a ser más cuidadoso y se ahorraría dolor y sufrimiento que es lo que trae las enfermedades físicas y mentales.

Dimensión Afectiva: • “Dar y recibir afecto de manera abierta y franca no solo mantiene el corazón joven, sino que proporciona el placer de la compañía de los demás”. Esta dimensión bien fortalecida le da al ser humano muchas satisfacciones y motivaciones, ya que encontrara un porque y para que vivir; sin embargo hay personas que son “agujeros negros” en el sentido que solo acostumbran a recibir afecto y cariño, sin ser recíprocos con los sentimientos.

Dimensión Espiritual-Religiosa: • la espiritualidad nos ayuda a encontrarle sentido a la vida, es un camino para vivenciar la paz interior que nos permite estar bien con nosotros mismos, con Dios y los demás. En algunos hogares esta dimensión se cultiva muy poco, a pesar de que es de gran importancia, ya que ella es la que le permite al hombre alcanzar la trascendencia de su alma y actuar por convicción.

La ética son principios y valores que guían la vida del ser humano, como producto de una construcción reflexiva y personal en el vivir cotidiano; entre tanto que la moral son costumbres adquiridas desde la familia y suelen respetarse, ya que son normas socialmente impuestas, que predeterminan “lo bueno y lo malo” de los comportamientos individuales

Dimensión Cognitiva: • “El cultivo de lo intelectual nos acerca más al conocimiento y comprensión de la realidad del mundo pasado, presente y su proyección al futuro. Lo cual nos vuelve críticos permanentes de la realidad”. Esta dimensión nos permite desarrollar habilidades que harán de usted un ser competente al saber ser (relacionarse) y hacer para el mundo laboral.

Dimensión Socioeconómica: • la economía es la base sobre la cual se desarrolla toda sociedad, incluyendo la misma familia que requiere de recursos monetarios para la manutención y satisfacción de las necesidades básicas. Por ello, en un hogar tanto padres como hij@s son socios y todos deben aportar; quienes trabajan lo harán con recursos monetarios y quienes no lo hacen también tienen la responsabilidad de aportar, aunque su aporte no sea en dinero, sino en quehaceres que puede realizar según la medida de sus capacidades físicas y cognitivas.

Dimensión Lúdica Y Recreativa: • Estas son indispensables para mantener vivo el espíritu y el cuerpo, necesarias para descansar sanamente aprovechando el tiempo libre en beneficio de su propio bienestar mental y físico. Lo ideal es que al ejercitar estas dimensiones lo hagamos en compañía de nuestros seres más queridos, pues son oportunidades para estrechar los lazos de afectividad con las personas más importantes de nuestra vida y a quienes le debemos la razón de nuestra existencia.

Dimensión Laboral: • Está definida por el conjunto de habilidades y conocimientos que posee una persona para ejercer determinadas funciones en el cargo que desempeñe y además su actitud positiva o negativa al enfrentar una nueva tarea. Por otro lado el temple que requiere un empleado para laborar cotidianamente de manera responsable
.
Debemos anhelar el cultivo constante de nuestras oportunidades de orbitar en el universo de nuestras tan particulares como únicas dimensiones.


Hugo W Arostegui

Realidad Humana


El sistema ya rueda solo, fundamentalmente porque ha logrado sembrar en las mentes de la inmensa mayoría ciertas ideas nefastas que operan desde dentro y ha generado la perversa “sensación” (irracional, pero efectiva) de que no se puede hacer nada por cambiar las cosas, que todo cambio será para peor, y digo sensación porque no es ni siquiera un argumento o razón comprensible ni justificable.

No tienen por qué ser excesivamente cultos ni intelectuales, pero si inteligentes y morales. Como no se trata de hacer un nuevo partido político con ellos (ya sabemos en que acaba todo eso) la acción sería dar ejemplo, hacer oír la propia voz, ayudar a que más y más se den cuenta de este panorama y emprendan ese camino de búsqueda y realización interior y exterior.

El camino que yo conozco para hacer todo esto se llama amor a la verdad o filosofía.

Desde hace unos siglos nos perdimos en la mente; una mente solitaria desgajada del ser real del hombre. Se llame ilustración o modernidad, lo que allí se gestó nos dio algunas buenas cosas, pero también nos desconectó de la Naturaleza y del Ser interior. ¿Y la Conciencia?

Desde allí mantenemos la creencia de que ser conscientes es pensar, cuando pensar es tan solo una herramienta de la conciencia: adoramos la herramienta, pero tarde o temprano nos cansamos de ella y buscamos otra cosa. Necesitamos escapar de una mente que no nos da respuestas a las inquietudes fundamentales, sino que, muy al contrario, nos limita y esclaviza.

Lo peor es que no solemos encontrar algo superior, sino más bajo: instintos y emociones. Hasta cierto punto esto es natural, es más fácil caer que elevarse.

Tal vez aquí encontramos la razón de ese retorno primario a “lo natural” e instintivo; porque no es un regreso verdaderamente humano y necesitado de comprensión del misterio de la vida, sino que se parece más a un retornar animalesco.

También quizá ahí se encuentre la necesidad de “místicas facilonas”, consignas y técnicas que no suponen una verdadera elevación hacia la conciencia, sino una especie de huida psicológica que nos enajena de la realidad y que, en el fondo, nos encadena aún más a esa mente torturada.

La conciencia es indefinible, por la sencilla razón de que la mente es su producto y no la puede abarcar. Lo creado no puede comprender al creador. La conciencia es. La mente parece y quiere ser. Los poetas, los místicos, los artistas…, que lo son de verdad, perciben esto.

Hay una filosofía que nos conduce a la conciencia, y otra filosofía que nos lleva a la argucia mental; tendríamos que decir que solo la primera merece el nombre de Filosofía: Amor a la Verdad o Sabiduría. La otra, aún por bien intencionada que sea, tan solo hace más elevadas y complejas las paredes del laberinto.

¿Significa esto el desprecio de la mente? ¡En absoluto!, la mente es completamente necesaria, pero en su lugar natural de herramienta de acción, de obediente servidor de la Conciencia.

Dos papeles tiene la mente; uno, recoger las captaciones de la conciencia, organizarlas, justificarlas, asumirlas para la vida; otro: dirigir coherentemente la acción en base a esos dictados. Se podría decir que la mente es la táctica, la conciencia la estrategia.

La mente, abandonada a sí misma, tan solo puede caminar en círculos; argumentará y contra argumentará, pero jamás estará satisfecha y mucho menos encontrará una solución aceptable a los problemas vitales de todo ser humano. Necesita ser iluminada e inspirada por la Conciencia, y aún más, nutrida por ella, pues de no ser así se alimentará de elementos de los sentidos y las opiniones, lo cual no es augurio de verdadero conocimiento.

De aquí que se interprete tan mal el “sé tú mismo” o “carpe diem”. ¿Cómo ser yo mismo si no sé quién soy? ¿cómo vivir el presente si no me encuentro a mí mismo? Entonces se cae en aberraciones de todo tipo motivadas por impulsos y deseos que tienen más del animalito que nos habita (con todo mi respeto y cariño al reino animal) que del ser humano que somos.

No hay Conciencia; hay una mente deformada y abandonada a sí misma.

Conciencia es un “darse cuenta”, es atención amplia y total; es un ver más que pensar. Y algo que no podemos olvidar: es una ética profunda y atemporal que regula nuestra vida sin distorsionarnos ni hacer daño a nada ni a nadie.


Hugo W Arostegui