“¿Sus vidas cuánto pesan?
Imaginen por un segundo que llevan una mochila. Quiero que noten las correas
sobre los hombros, ¿las notan?”
Ahora quiero que la llenen con todas las cosas que tienen en
sus vidas.
Empiecen por las que hay en los estantes y los cajones, las
tonterías que coleccionan. Noten cómo se acumula el peso
.
Ahora cosas más grandes: ropa, pequeños electrodomésticos,
lámparas, toallas, la tele. La mochila ya pesa. Ahora, cosas más grandes: el
sofá, la cama, alguna mesa…
Métanlo todo dentro: el coche, la casa, un estudio o un
apartamento de dos dormitorios. Quiero que introduzcan todo eso dentro de la
mochila. Intenten caminar. Es difícil, ¿no?
Pues esto es lo que hacemos con nuestra vida a diario. Nos
vamos sobrecargando hasta que no podemos ni movernos. Y no se equivoquen,
moverse es vivir.
Ahora voy a prenderle a esa mochila fuego ¿Qué quieren
sacar? ¿Las fotos? Las fotos son para la gente que no puede recordar,
tomen gasolina y quémenlas. Es más, dejen que se queme todo e imagínense
despertando mañana sin nada. Resulta estimulante, ¿no es así?
(…)
Tienen otra mochila. Solo que esta vez deben llenarla con
personas. Pueden empezarla con los conocidos: amigos de amigos, la gente de la
oficina, y luego pasen a las personas a las que confían sus secretos: sus
primos, tíos, tías, hermanos, hermanas, sus padres, y por fin, su marido o su
mujer, su novio o su novia.
Métanlos en la mochila. Sientan el peso de la mochila. Puedo
asegurarles que sus relaciones son la carga más pesada de su vida. ¿No sienten
un peso clavándose en sus hombros? Todas esas negociaciones, discusiones,
secretos y compromisos… No necesitan cargar con eso.
¿Por qué no dejan la mochila? Hay animales que viven
cargando con otros en simbiosis toda su vida. Amantes sin suerte, cisnes
monógamos… no somos esos animales. Si nos movemos despacio morimos rápido.
Nosotros no somos cisnes sino tiburones”. Bingham, en Up
in the air.
Nuestra mochila está llena de piedras grandes, pequeñas y
medianas, de todos los tamaños.
A mí me gusta vaciarla de vez en cuando
pero rápidamente se vuelve a llenar, es lo que tiene la vida. Es realmente
complicado sacar lo que lleva dentro, seleccionar lo que se quiere y lo que no,
lo que es pasajero y lo que ayuda o no ayuda a estar mejor…
Todos llevamos piedras, piedritas y pedruscos en nuestra
mochila emocional. De hecho solemos llevarla cargada hasta el extremo de
forma innecesaria. Si alguna vez te has planteado qué es lo que te frena a
la hora de tomar impulso y seguir, te invito a que mires en su interior, es más
que probable que encuentres ahí tu respuesta.
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