Dícese en el diccionario que la zancadilla es la acción de
cruzar una persona su pierna entre las de otra mientras ésta se mueve, para
hacerla tropezar o caer.
También se puede interpretar como un coloquial engaño o
trampa con que se intenta perjudicar a una persona.
En un sentido figurado, "la zancadilla es una
estratagema mediante la cual se derriba o se pretende derribar a alguien de un
puesto o cargo". A estos artistas de la desgracia ajena les produce una
enorme satisfacción ver cómo amigos y enemigos se dan de bruces contra el suelo
gracias a su perversa habilidad.
La acción de la zancadilla les proporciona a estas personas
una mezquina alegría por el infortunio ajeno.
He sido testigo de muchas zancadillas y no sólo en los
campos de fútbol, las he visto en la universidad, en las oficinas, en las
empresas, en las familias y hasta en los partidos políticos.
Quienes practican la zancadilla disfrutan con ella, y más
cuando a quien se la tienden, va velozmente hacia una meta clara y ambiciosa.
El arte de poner zancadillas se puede perfeccionar hasta tal
punto de que quien cae no es capaz de conocer quién ha sido el que ha metido la
pierna. Hay quien prefiere, no obstante, que el adversario o el enemigo sepa
que son ellos los causantes del daño.
La zancadilla puede ser una calumnia, una mentira, una
sospecha, una denuncia, un insulto, un recuerdo, una frase sarcástica y hay
especialistas en la frasecita descalificadora, en la palabra mordaz, en el
chivatazo miserable.
Algunas zancadillas son fruto de una larga preparación y
otras son tan improvisadas que resultan casi automáticas. También hay
zancadillas que son el resultado de la premeditación y de la perfidia, de la
envidia, de la rivalidad y otras, simplemente, del placer que algunos sienten
al ver que quien va corriendo tropieza y se estrella.
Vivimos en un mundo cargado de individualismo y
competitividad e impedir que el otro gane parece una forma de ganar, bloquear
el éxito ajeno parece una forma suficiente para consolarse por no alcanzar el
propio.
La competitividad se envilece cuando vale todo para ganarle al otro.
PD. Los envidiosos suelen ser buenos zancadilleadores de
amigos y enemigos.
Hasta la próxima… Dios les bendiga, siempre.
Jaime Di Capote Rivera
Popayán
Cauca
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