Tú puedes aprender a ser feliz,
cambiando tus pensamientos y tu actitud ante la vida.
Habemos muchos de nosotros
que no podemos soportar la idea de estar equivocado
.
Al querer tener siempre la
razón, tomamos el riesgo de acabar con grandes relaciones o causar una gran
cantidad de estrés y dolor, para nosotros y para los demás. Simplemente no vale
la pena.
Cada vez que sientas la
necesidad “urgente” de tener una pelea sobre quién tiene razón y quién está
equivocado, hazte esta pregunta: “¿Prefiero tener razón, o prefiero ser
amable?” ¿Qué diferencia va a haber? ¿Es tu ego realmente tan grande como para
no poder evitarlo?
La felicidad es algo que nos esmeramos por encontrar y
mantener, incluso cuando es demasiado esquiva. Por lo general, ser feliz
significa sentirse satisfecho, alegre y tener la sensación de que la vida es
significativa.
Nadie está alegre y eufórico todo el tiempo, pero
algunas personas definitivamente se sienten más satisfechas que otras.
Los valores fundamentales
determinan la manera en la que uno piensa de sí mismo, de la vida y del mundo
alrededor.
Estas creencias guían la toma
de decisiones y bien pueden ser espirituales o no, pero son cosas fundamentales
para la manera en la que uno ve la vida.
Por ejemplo, "el
compromiso con la excelencia" puede ser un valor, una "dedicación a
la familia" o una "creencia en un poder superior". Sean cual
sean tus valores, los estudios sugieren que cuando uno no vive su vida ni toma
decisiones "congruentes con sus valores" (es decir, que vayan acorde
con ellos), es muy probable que esa persona se sienta infeliz e insatisfecho.
¿Por qué algunas personas son felices con cualquier cosa y
otras no pueden serlo, a pesar de tenerlo todo?
Es cierto, que existen personas que nacen con una predisposición a la felicidad.
Sin embargo, durante la vida aprendemos a ser felices o a ser infelices.
Cuando somos pequeños, no nos damos cuenta de ese aprendizaje.
Aprendemos a ser felices o infelices, no sólo a partir de las experiencias que vivimos, sino de la forma en que los adultos nos enseñan a vivirlas y a vivir cualquier tipo de problemas.
Si nuestros padres o uno de ellos, viven quejándose, fijándose sólo en el aspecto negativo de las cosas, sintiéndose derrotados o agobiados ante los problemas y dificultades, etc., probablemente nosotros actuemos de la misma manera.
Si por el contrario, ellos son personas positivas que siempre ven el lado "bueno" de todo lo que les sucede, resuelven los problemas con entusiasmo, confiando en obtener éxito, disfrutan de la vida, ríen con frecuencia, son personas activas, etc., si aprendimos de ellos, seremos felices.
Es cierto, que existen personas que nacen con una predisposición a la felicidad.
Sin embargo, durante la vida aprendemos a ser felices o a ser infelices.
Cuando somos pequeños, no nos damos cuenta de ese aprendizaje.
Aprendemos a ser felices o infelices, no sólo a partir de las experiencias que vivimos, sino de la forma en que los adultos nos enseñan a vivirlas y a vivir cualquier tipo de problemas.
Si nuestros padres o uno de ellos, viven quejándose, fijándose sólo en el aspecto negativo de las cosas, sintiéndose derrotados o agobiados ante los problemas y dificultades, etc., probablemente nosotros actuemos de la misma manera.
Si por el contrario, ellos son personas positivas que siempre ven el lado "bueno" de todo lo que les sucede, resuelven los problemas con entusiasmo, confiando en obtener éxito, disfrutan de la vida, ríen con frecuencia, son personas activas, etc., si aprendimos de ellos, seremos felices.
No podemos evitar el sufrimiento, que es parte de
la vida.
Pero podemos enfrentarlo con una actitud adecuada y superarlo o podemos vivirlo con una actitud inadecuada y aumentarlo.
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