Como modestia se denomina la cualidad que modera
nuestros actos y pensamientos, impidiéndonos creernos más de lo que somos. La
palabra, como tal, proviene del latín modestĭa.
Quien tiene modestia, no presumirá de sus virtudes o sus
logros ante los demás, sino que se contendrá dentro de los límites de su estado
o condición, y se comportará de acuerdo a ciertas conveniencias sociales y
personales.
La modestia regula sentimientos como la presunción, la
vanidad o la altanería, que son sus antónimos. En este sentido, se
asemeja, más bien, a la humildad.
El modesto no tiene o no manifiesta una alta opinión de sí
mismo, sino que le resta importancia a sus virtudes y sus logros, y tiene, a la
vez, la capacidad para reconocer sus defectos y errores. De allí que el
principio fundamental de la modestia sea evitar atraer la atención hacia uno mismo,
y evitar los comportamientos excesivamente egoístas o individualistas.
Por otro lado, la práctica de la modestia varía entre
culturas, épocas y grupos de personas. De modo que hay países donde la modestia
es un valor importantísimo, y otros donde es considerada como demostración de
debilidad, pues se le da mucho valor al yo, la autoestima y a la autoafirmación.
Finalmente, modestia también puede significar pobreza o
escasez de medios o recursos.
La palabra modestia significa falta de engreimiento
y actitud de no dar importancia a las cualidades o méritos personales,
ni presumir de ellos. Según una obra de consulta, modestia también
quiere decir “mantenerse dentro de los límites”. La persona modesta se
mantiene dentro de los límites del buen comportamiento. También reconoce que
hay límites en lo que respecta a lo que puede hacer y lo que no. Sabe que hay
cosas que no le competen. No cabe duda de que la modestia es
atractiva.
“No hay nada más agradable que la verdadera modestia”, escribió
el poeta inglés Joseph Addison.
La persona modesta no demanda
atención extra para sí misma. No le interesan los halagos y le gusta permanecer
en un segundo plano. Refleja paz en su interior y no necesita exponer todo
sobre su persona. Disfruta los éxitos de los demás y promueve la participación
y el liderazgo de los demás. No hace ningún esfuerzo por figurar, dirigir o
recibir aplausos. Todo lo hace porque está convencido que es lo que más
conviene a los demás y por lo tanto nunca piensa en su persona o en retribución
personal.
Actuar con modestia en la
mejor forma de ser atractivos a los demás. El prójimo se siente apoyado, te
brinda confianza, comparte en camaradería con una persona modesta, más se
siente presionado y molesto con las personas egoístas, prepotentes y pedantes.
Los modestos no hacen bultos. No le gusta tomarse el escenario para ellos. Ceden
el paso a los demás. Favorecen que otros
se destaquen. No buscan triunfos pomposos. Prefieren el anonimato, el segundo
plano, para que otros sobresalgan y triunfen, se sientan bien, pues ellos
tienen todo lo que desean, no necesitan nada de otros.
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