Con Nuestros Puños
Cerrados
“Si no estás contento de ti… ¿quién lo estará?
Si no sientes orgullo por lo que haces… ¿quién lo sentirá?
Si no tienes respeto por tus acciones… ¿quién lo tendrá?
Si no sientes admiración por lo que emprendes… ¿quién la
sentirá?
Si no das crédito a tus decisiones… ¿quién se fijará en
ellas?
Si eres capaz de engañarte a ti mismo… ¿a quién no engañarás?”
Samantha Ferrer
Muchas personas
afirman que tienen tantos problemas que
no pueden salir adelante y lograr colocar sus vidas al nivel en el que
desearían tenerla. Es cierto que no todos cuentan con las mismas oportunidades,
el mismo nivel de Autoestima,
la misma preparación intelectual ni la misma base económica.
Sin embargo es
factible persuadir que se tiende a engrandecer las dificultades, a convertirlas
en nuestros verdugos y a disminuir y subestimar nuestra capacidad para
resolverlas y avanzar creativamente.
No existe un concepto único sobre Autoestima, más bien hay
diferentes formas de entender lo que significa. Como todo, el significado de
Autoestima puede entenderse a partir de varios niveles, el energético y el
psicológico.
Desde el punto de vista energético, se entiende que:
Autoestima es la fuerza innata
que impulsa al organismo hacia la vida, hacia la ejecución armónica de todas
sus funciones y
hacia su desarrollo;
que le dota de organización y
direccionalidad en todas sus funciones y procesos,
ya sean éstos cognitivos, emocionales o motores.
De aquí se desprende:
_ Existe una fuerza primaria que nos impulsa hacia la vida.
_ Esa fuerza posibilita la realización de las funciones
orgánicas armónicamente.
_ Esa fuerza nos permite desarrollarnos.
_ Esa fuerza nos permite tener una organización, una estructura.
_ Esa fuerza es responsable de nuestros procesos de
funcionamiento, y tiene que ver con nuestros pensamientos, nuestros estados
emocionales y nuestros actos.
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