Inflexibilidad
Una personalidad inflexible
es aquella que es resistente al cambio, incluso si ese cambio es beneficioso.
La falta de flexibilidad es una característica de varios trastornos de la
personalidad, como el trastorno obsesivo-compulsivo y el trastorno de
personalidad narcisista. A
se encuentra en el centro de un sentido de sí mismo y
puede ser difícil de remediar. Sin embargo, estudios recientes han demostrado
que los rasgos inflexibles pueden cambiar y cambian con el tiempo.
Ser inflexible no tiene nada
que ver con lo agradable que es alguien en la
cotidiana.
En vez de eso, la inflexibilidad se refiere a la imposibilidad de cambiar los
rasgos de personalidad o estilos de afrontamiento para adaptarse a situaciones
cambiantes, lo que hace difícil, si no imposible, desenvolverse socialmente.
Los rasgos de carácter
inflexibles son rasgos resistentes al cambio. Este cambio puede ocurrir a
través de auto-examen o la
de
problemas a través de otros métodos, pero los rasgos inflexibles están a salvo
de estos agentes de cambio. Parte de este escudo es creado por la incapacidad
de una persona inflexible o falta de voluntad para examinar estos rasgos.
Esto evita cualquier
descubrimiento del error rasgo o limitación. En términos psicológicos,
de los
aspectos clave de la inflexibilidad es su centralidad, que se encuentra en el
corazón de una persona inflexible en el sentido de sí misma y todos los demás
procesos y rasgos están subordinados a esto.
Albert Einstein dijo que “la mente que se abre a una nueva
idea, jamás volverá a tu tamaño original”. Sin embargo, abrir la mente es un
ejercicio complicado, mucho más de lo que estamos dispuestos a admitir.
De hecho, la rigidez mental se comienza a construir desde
que nacemos. Cada aprendizaje nos abre nuevas puertas pero también nos cierra
otras. A medida que crecemos y nos vamos formando nuestra propia imagen del
mundo, nos llenamos de estereotipos, creencias y prejuicios que son muy
difíciles de eliminar. Sin embargo, la rigidez mental no se refiere únicamente
a las ideas, sino y sobre todo, al modo de pensar.
La rigidez mental nos hace prisioneros, merma nuestra
capacidad de adaptación, creatividad, espontaneidad y positividad. Nos ata a
viejos modelos que nos impiden crecer en el plano intelectual y emocional
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