Ha de entenderse que la filosofía no es un cuerpo de
doctrina de estándares ciertos e infalibles.
Entonces nos preguntamos: ¿qué viene a ser la filosofía si
no ofrece ningún tipo de conocimiento, ni contiene verdad alguna sobre el mundo
o la realidad?
¿Cuál es la naturaleza de sus elucubraciones y de cómo le
sirve al hombre en los asuntos de orden práctico?
Llama la atención en la actualidad el uso que se hace de la filosofía.
Llama la atención en la actualidad el uso que se hace de la filosofía.
A veces
se tiñe del color de las necesidades e inquietudes humanas en el sentido de que
sirve para paliar en algo el sufrimiento por la pérdida de un ser querido o por
la angustia del desenlace que trae consigo una enfermedad terminal (un grupo de
profesionales hace terapia emocional a un grupo de pacientes, con enseñanzas
filosóficas, por ej.).
Nadie discute la utilización de la filosofía con
fines positivos. Se corre el riesgo de un uso espurio y agresivo con
intenciones de manipulación y engaño, como sucede en ocasiones.
No se sabe hasta dónde la proliferación de filosofías
contribuye a la solución de problemas de vida.
Sin embargo, se piensa que en la
medida en que sugieran indicaciones útiles y se ajusten, en cada caso, a
situaciones particulares pueden contribuir a la mejor comprensión de los
procesos.
No existe proyecto educativo, institucional, empresarial o
político que no lleve por justificación una filosofía que traza el perfil de lo
se quiere y de cómo conseguirlo.
Una filosofía que señala los límites de lo que
se puede y las restricciones a tener en cuenta para no incurrir en
arbitrariedades o en acciones que desdigan de los propósitos. En estos casos la
filosofía interviene para señalar los grandes y perentorios asuntos que atañen
con el desarrollo libre y sin condicionamientos del individuo.
Se trata de apuntalar mejor la cuestión y de dilucidar de qué
se trata. Por ser un ejercicio racional y de compresión conceptual, que
conlleva una crítica de las formas en que se puede incurrir en error, esta
actividad de dilucidación no es cualquier cosa.
Partiendo de las incertezas humanas el individuo encuentra
la encrucijada que es el principio y el fin de sus inquietudes: “sólo sé que no
sé nada y al comprender que no sé nada, se algo”
Hugo W Arostegui .
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