Unos dicen que nacen, otros que se hacen. Lo cierto es que
los genios siempre han intrigado a los investigadores, que han escrito cientos
de páginas alrededor de ellos.
Durante el siglo XIX, en pleno auge del romanticismo,
la figura del genio adquirió una connotación casi sobrenatural.
Se decía que eran seres superdotados, predestinados. Que hablaban en secreto
con las musas o que tenían una inspiración divina en sus descubrimientos y
creaciones.
Con los avances de la neurología, la genética y la
psicología, entre otras disciplinas, algunos de estos conceptos fueron
revaluados.
Se comprendió que las características
hereditarias, pero sobretodo la estimulación temprana y una educación adecuada,
formaban personas con notable inteligencia. Si llegaban a la
genialidad o no, dependía de su perseverancia.
En 1998 el profesor Mihaly
Csikszentmihalyi escribió
el libro “Creatividad”. Para elaborar el texto entrevistó a 91 personas que
eran considerados “genios” en su entorno. La muestra incluía a 14 Premios
Nobel. Sobre esa base pudo definir cinco características que estaban
presentes en todos ellos y que tenían que ver más con rasgos de la personalidad
que con habilidades intelectuales específicas. Enseguida te
contamos cuáles son esos rasgos.
1. Curiosidad y determinación
Todos los entrevistados por Csikszentmihalyi mostraron tener un profundo
apasionamiento por el trabajo que realizaban. Esa característica se dejaba ver
en la curiosidad que los invadía constantemente. Siempre
querían saber más acerca de la materia sobre la que estaban trabajando. Y eran
capaces de sacrificar muchas cosas con tal de mantenerse en su labor. Todo
indica que un profundo deseo de lograr sus objetivos intelectuales era el
principal motor de su esfuerzo.
2. Autodidáctas o semi-autodidáctas
Con base en un estudio del profesor Dean Keith Simonton, de
la Universidad de California, pudo concluirse que el grado educativo no es
determinante en la vida de los llamados “genios”. De hecho, sobre una muestra
de 300 casos se estableció que por regla general los más inteligentes no tenían
grandes títulos, ni una educación formal prolongada. La mayoría
tenía apenas títulos medios.
Lo que sí resultó revelador es que todos estos hombres y mujeres
dedican gran parte de su tiempo al estudio de su materia de interés. Lo hacen
por su cuenta, sin instituciones, ni calificaciones de por medio.
Simplemente porque les gusta hasta el límite de lo razonable.
3. Son metódicos y autocríticos
Para el psicólogo Howard Gardner, los
grandes genios de la historia tienen un patrón de trabajo similar. Son experimentales: todo lo
someten a prueba y
cuestionan sus propios hallazgos por más esfuerzo
que les hayan costado. Siguen un esquema de ensayo error y lo
llevan al extremo. Reflexionan mucho acerca de lo que hacen y siempre quieren
llegar más lejos.
4. Solitarios, aburridos y hasta deprimentes
La mayoría de los genios pasan por etapas en donde son marginados de su entorno,
especialmente durante la adolescencia. Al estar tan focalizados
en lo que constituye su centro de interés, generalmente no desarrollan grandes
habilidades sociales ni participan mucho de las actividades de grupo. A veces
se vuelven obsesivos y huraños. Muchos de ellos son intratables, egoístas y
maniáticos.
5. El dinero no les interesa
Los genios no actúan motivados por los premios o castigos
que reciben de su entorno. Están embelesados con algún tema y su mayor
gratificación es poder avanzar en la comprensión o el manejo de éste. Gran parte de ellos ha tenido que pasar por
tiempos de miseria, pues se resisten a trabajar por dinero. Lo
hacen solamente por convicción, por amor. Si eso supone la pobreza, finalmente
no importa para ellos.
Imagen cortesía de Nere Lorco
¿De qué depende la genialidad?
Definir y delimitar en qué consiste la genialidad es uno de
los conceptos más antiguos, complejos y fascinantes en la historia de la
psicología. ¿Qué es lo que permite que algunos elegidos lleguen a ser grandes
científicos, escritores inmortales o grandes filósofos?. Todo indica que no
existe una clave única. Los estudios revelan que influyen una amalgama de
factores diversos, como el talento innato, la creatividad y
variables de personalidad como la tenacidad, perseverancia y la motivación, que
en conjunto configuran las características distintivas de un genio.
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