La locución latina «cogito
ergo sum», que en español se traduce frecuentemente como «pienso, luego existo», siendo
más precisa la traducción literal del latín «pienso, por lo tanto soy», es un planteamiento filosófico de René Descartes, el
cual se convirtió en el elemento fundamental del racionalismo occidental.
Descartes procuraba establecer una verdad absolutamente evidente
mediante un sistema deductivo sosteniendo que el cogitoo
pensamiento, que son todos los actos conscientes del espíritu, implica siempre
duda.
Dudar de todo, según Descartes, es sólo un procedimiento metodológico
para encontrar una verdad indubitable, por lo tanto es una duda metódica y no
una postura mental definitiva.
Gracias al criterio de la duda se comienza a dudar sobre todo pero no se
pudo escapar a la duda recurrente de que “está dudando”, por lo tanto la única
duda que no puede eliminar es la duda misma.
Descartes luego llega a
la conclusión que si no es posible eliminar la duda, por lo menos no puede
dudar de que piensa que está dudando. Por lo tanto “yo pienso” derivaría a dos
únicas conclusiones: primero que pienso y luego que existo.
La evidencia de Descartes sobre la indubitabilidad de que dudo porque
pienso y porque soy, resultaría en la célebre frase “Pienso, luego existo”
acuñada en su libro “Discurso del Método” escrita en el año 1637 en Leiden,
Holanda.
René Descartes estaba convencido de que la opinión y experiencia común
de la humanidad no eran confiables para buscar la verdad, así que resolvió
idear un nuevo sistema que pudiese librarse de ellas.
Descartes crea entonces un método que implicaba un instrumento
matemático de deducción pura que deriva de una razón absoluta proyectando así
la idea de un universo mecanístico, todo funciona como un mecanismo.
René Descartes fue aún más lejos con sus indagaciones filosóficas de la
razón afirmando que, a pesar de que todos tenemos una mente y un cuerpo, la
única certeza es la existencia de la mente (pensamiento, razón) pues no se
puede estar seguro ni que nuestro cuerpo existe.
Llamamos certeza a una actitud hacia una determinada
proposición. Cuando creemos algo con certeza, no tenemos dudas de ello.
Descartes quería un fundamento firme para las ciencias y este fundamento solo
lo podían dar las verdades de las que no cabía la posibilidad de dudar, es
decir, las certezas. Así que Descartes, que buscaba una primera verdad que
fundamentara todo el conocimiento, elaboró un método para descubrir certezas.
La duda metódica es el método de Descartes para descubrir verdades ciertas. En general, se opone a la duda escéptica en que la duda metódica tiene un carácter constructivo y provisional, mientras que la duda escéptica suele ser más destructiva y permanente.
La duda metódica es el método de Descartes para descubrir verdades ciertas. En general, se opone a la duda escéptica en que la duda metódica tiene un carácter constructivo y provisional, mientras que la duda escéptica suele ser más destructiva y permanente.
La duda metódica consiste, hablando en
términos muy generales, en dudar de todas las verdades adquiridas por cualquier
vía hasta llegar a alguna que se muestre tan evidente por sí misma que haga
imposible la duda. Siguiendo este método fue como Descartes llegó a afirmar, con
toda seguridad eso de “pienso, luego existo”.
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