La Declaración Universal de los Derechos Humanos debe ser el marco ético
de nuestras expresiones.
El derecho a la información es una condición fundamental para el
desarrollo pleno de la democracia, así como para que los ciudadanos puedan
opinar y actuar libremente.
Los escritores y sus medios de difusión del pensamiento deben contribuir
a que se respeten los derechos humanos, y su labor debe poner de manifiesto
todas sus violaciones.
Las nuevas tecnologías amplían las posibilidades de acceso a nuevos
medios de comunicación: democratizan el derecho a informar y a ser informado, y
favorecen el desarrollo de nuestra sociedad desde el enfoque de los derechos
humanos.
La independencia de los escritores es vital para la sociedad y la
difusión de su pensamiento es un servicio público a los ciudadanos que no
puede estar sometido a intereses políticos o económicos particulares.
La defensa de los Derechos Humanos es una de las tareas primordiales de
quien escribe y los que difunden su pensamiento no podrán ejercer su labor si
sus propios derechos humanos son vulnerados.
En la actualidad, el flujo comunicacional se coloca
como arteria principal de la trama social.
El acceso a la información, la comprensión de esa
información y el proceso de retroalimentación constante son ejes fundamentales
de dos procesos claves en nuestra sociedad: la educación y la
participación.
Reconocemos nuestra alternatividad en la decisión de insertar nuestra
producción intelectual al servicio de los proyectos históricos orientados a
promover transformaciones sociales.
Así, pondremos particular acento en el desarrollo de los procesos
sociales, económicos, políticos, y culturales que apunten a la lucha contra la
desigualdad distributiva, el respeto a los derechos humanos, la construcción de
una identidad latinoamericana, la independencia económica y la soberanía
política.
No hay comentarios:
Publicar un comentario