jueves, 27 de septiembre de 2018

Motivación

"Nada hay que nos pueda impedir elevarnos y mejorarnos y nadie puede detener nuestro progreso, más que nosotros mismos". Thomas Hamblin (actor y director de teatro en Inglaterra).

La palabra motivación viene de "motif", que significa motor o algo que genera movimiento. Por lo tanto, estar motivados es tener una razón o deseo que nos lleva a actuar.
Ese deseo es tu punto de partida.

Pero es importante que lo desees con intensidad, con la mente y el corazón.
Por lo tanto, tiene que ser importante para ti.
No para otras personas.

Sólo así, vas a estar dispuesto a hacer el esfuerzo necesario.

Tenemos dos fuentes básicas de motivación:

1) La que nace de nuestro interior, de nuestras metas, sentido de vida, propósitos y esperanzas.

2) La que surge del medio ambiente. De los posibles "premios" que nos da la sociedad: dinero, fama, atención, reconocimiento y aprobación de los demás, etc.

Esta motivación externa es la más común y mucha gente cree que es la mejor o la única que existe.

La motivación externa es importante, pero la interna es determinante.
En ocasiones empezamos un proyecto o nos planteamos una meta y de repente perdemos el interés.
Entre las principales causas de este desinterés, encontramos que:
a) Tomamos como propias las metas de gente que es importante para nosotros, sin darnos cuenta que no es lo que nosotros deseamos.

b) Vamos en pos de un objetivo, sólo porque es lo que la sociedad o la familia espera de nosotros.

c) La situación que estamos viviendo nos genera una angustia que no queremos o que creemos que no podemos enfrentar y tolerar.

d) Nos ponemos metas inalcanzables.

e) No sabemos cómo lograrlas.
Pregúntate que tipo de motivación es más importante para ti y por qué.
Cuando sólo dependemos de la motivación externa, perdemos parte del control de nuestras vidas y del contacto con nosotros mismos.
Les damos el poder a los demás.
Cuando te sientas desmotivado, enfócate en ti.
En lo que tiene significado para ti.
Porqué sólo así, puedes hacer las elecciones que necesitas.

Si te enfocas en los demás, en lo que ellos quieren o consideran importante, estas buscando en el lugar equivocado. 
Busca dentro de ti, aunque sean lugares con "poca luz" (poco explorados o conocidos).
Es allí en donde puedes encontrar tu verdadero propósito en la vida.
Tus obstáculos y tus capacidades.
La fuerza que te llevará al éxito.

Si no sabes qué quieres o qué te gustaría hacer, averígualo.
Prueba llevar a cabo diferentes actividades, sin que te importen los resultados. Enfócate sólo en el placer que te causa la acción o el aprendizaje.
Observa tu pasado y busca los momentos en los que sentiste una mayor satisfacción al hacer algo o al estar con ciertas personas.
¿Esas actividades o relaciones siguen siendo parte de tu vida actual?
Si ya no lo son o no son suficientes para tu bienestar, ¿tienes otras actividades o relaciones que sean igual de satisfactorias?

Si no es así, búscalas. Es muy importante para tu bienestar.
Pregúntate con mucha honestidad: ¿A qué actividades me dedicaría si tuviera la libertad, el tiempo necesario y la aprobación de la gente importante para mí?
Analiza tus ideas y creencias y observa si un posible temor al cambio, a fracasar o a tener éxito, puede ser la causa de tu falta de motivación.
Revisa también tu estilo de pensamiento. Muy probablemente el error está en alguno de estos elementos.
Recuerda que el deseo o motivación es sólo el primer paso.
El segundo, es tomar la decisión para actuar y estar dispuesto a pagar un precio por ello.
Si no estas decidido a hacer el esfuerzo, examina la razón.
¿Qué piensas o sientes al respecto?
La clave del éxito es el compromiso y la fe.
Estar dispuesto a continuar a pesar de las dificultades y estar convencido de que  se pueden alcanzar las metas propuestas.
Tú tienes ambas cosas, aunque quizás necesitas fortalecerlas o redescubrirlas.



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