La contención emocional es sostener las emociones de los
niños a través del acompañamiento y ofreciendo vías adecuadas para la expresión
de los sentimientos.
Por ejemplo, un abrazo puede ser una buena forma de contener
a un niño que está sintiendo una fuerte emoción. Le ofrecerá apoyo, amor y
relajación gracias al contacto físico. Contención emocional no significa no
permitir que el niño exprese sus emociones o negarlas, significa ayudar al niño
a liberar su emoción de una manera canalizada, a través de vías aceptables que
no lastimen a los demás.
Los niños necesitan aprender a limitar sus conductas, y con
la expresión de los sentimientos ocurre lo mismo (bueno, en realidad van muy
relacionados teniendo en cuenta que los niños tienen conductas poco apropiadas
porque se están sintiendo mal). Hay lugares, ocasiones o personas con las
que no podemos expresar nuestros sentimientos de un modo abierto o no
podemos ofrecer al niño una “vía de escape” adecuada.
Ante esas situaciones lo que si podemos hacer es contener la
emoción del niño, reconocer su sentimiento y tener empatía con él,
expresarle que nos gustaría poder ayudarle a sacar afuera lo que
siente pero que no es el momento ni el lugar (con mucha amabilidad
sobretodo) y ofrecerle un tiempo posterior para ello.
Es importante
ser concreto en
esto y hacerlo con un lenguaje que el niño entienda. Por ejemplo, “cuando
lleguemos a casa”, o “después de comer”. Mientras que el niño sepa que
va a tener una salida para su emoción, será capaz de controlarse temporalmente.
Muy importante será cumplir ese
momento que le hemos prometido, y si hemos quedado con
nuestro hijo que al llegar a casa nos ocuparemos de su conflicto, tenemos
que hacerlo. Limitar la expresión de las emociones de los niños según qué
momentos, lugres y personas es muy importante para enseñarles a
gestionarlas de una manera realista y respetuosa con todo el mundo. Por
ejemplo, no pueden escribir en un papel lo muy enfadados que están
con una persona delante de ella o comenzar a dar golpes en un restaurante
para desahogar su enfado o chutar un balón con toda su fuerza en un salón. Está
claro que cuando son más pequeñitos necesitamos tener en cuenta que no tienen
tanta capacidad de contención pero que a medida que van creciendo sí podemos
pedirles que esperen al lugar y al momento adecuado para expresar su emoción.
Los niños más pequeños irán aprendiendo poco a poco a expresar sus
emociones, pero mientras tanto, necesitarán aprender de nosotros.
Además de ser un modelo de expresión de sentimientos, podemos traducir su
lenguaje corporal en palabras. Por ejemplo, cuando están enfadados: “Ui!
Veo que no quieres que te de la mano….y eso te hace enfadar mucho”.
Aunque evidentemente no puedes soltarle la mano en la calle por mucho que
se enfade, de este modo estás validando sus sentimientos y mostrando que
entiendes que se enfade. Podrías añadir con respeto: “Mamá te
quiere mucho y no quiere que te hagas daño, así que no voy a soltarte la
mano. Entiendo tu enfado”.
Como hemos dicho, contener las emociones de los niños no
significa reprimir. Siempre es necesario que dispongan de un espacio para
liberarlos. Cuando sean más mayores podrán aprender técnicas para liberar las
emociones en tan solo un minuto y en cualquier lugar, como la meditación, pero
si creo que puedes intuir cuáles son los beneficios de la liberación de los
sentimientos….uno de ellos es la sana
autoestima. La aceptación
de los sentimientos produce alivio emocional, evita la
represión, enseña al niño que sus sentimientos no le hacen
perder valor.
Además, al permitir la expresión de los sentimientos el niño
estará menos “cargado emocionalmente” y no estallará ante cualquier cosa,
ni verá las equivocaciones como grandes obstáculos o perderá su sentido de la
pertenencia.
Nadie se entiende con los demás si está en
constante batalla consigo mismo”.
Dorothy Corkille.
Si estamos acostumbrados a reprimir los sentimientos,
y nuestros niños están acostumbrados a que neguemos los suyos, cuando empecemos
a aceptar sus sentimientos y a validarlos, el niño durante unos
minutos aumentará la intensidad de su emoción, durante las
primeras veces que nosotros lo animemos a expresarlas. Esto no significa
que haya empeorado, significa que tenía mucho sentimiento acumulado.
Cuando las tensiones están acumuladas, darles salida cuesta
tiempo. Imagina que hasta ahora le decías a tu peque “no llores”
cuando perdía un juguete y ahora comienzas a decirle, “estás triste,
¿te doy un abrazo?“, él o ella aprovechará esa válvula de escape
que le ofreces para llorar más y durante más rato. Puede
parecerte que ha sido peor, pero no es así. Lo que está ocurriendo es que está
aprovechando esa ventana abierta para sacar tristeza contenida,
así que en ese momento no estará llorando sólo por ese juguete si no por otras
cosas también. Ocurrirá lo mismo con las demás emociones.
Aprovechan la
comprensión para “descargar”.
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