Envejecer no es sinónimo de caducidad. De hecho, la gran
psicóloga chilena Pilar Sordo siempre dice, y con razón, que la vejez solo
comienza cuando los recuerdos se imponen a los proyectos.
Por ejemplo, la vejez quizás no ha comenzado para Liudmila
Járeva, una abuela rusa de 86 años, nombrada “la voluntaria más anciana del
Mundial de Fútbol 2018”. La señora Járeva había sido profesora de español, pero
deseaba volver a practicar nuestro idioma y sentirse útil entre los aficionados
asistentes al evento. Y lo consiguió.
En Tailandia, el año pasado, el propio rey entregó a Kimlan
Jinakul, de 91 años, su título de Licenciada en Humanidades. Si no es un
récord, pues se acerca bastante. Jinakul no es la excepción en ese país: la
Universidad de Sukhothai ofrece clases para adultos mayores y ha llegado a
matricular a casi 200 estudiantes de más de 60 años.
En el proceso de introspección que rodea a cualquier
aniversario o celebración, debemos mantener vivo a nuestro niño interior: ese
ser que habita dentro de nosotros, nos conecta con nuestra infancia y con los
sueños más genuinos que alguna vez tuvimos. Al decir de Paulo Coelho, “debemos
escuchar al niño que llevamos dentro”, porque nadie mejor que él “entiende de
instantes mágicos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario