lunes, 3 de septiembre de 2018

Las Artimañas Y La Propaganda


“La mentira y la tergiversación han sido empleadas por todos los poderosos para conspirar en favor de sus intereses, creando campañas que influyen en la opinión pública hasta el punto de cambiar sus actitudes y valores”

Cronistas, artistas y políticos han puesto su talento al servicio de imperios y Estados para fomentar el espíritu patriótico en los pueblos e influir en sus emociones. Mediante la propaganda, las naciones han ajustado la Historia a sus propios intereses. Los escritos de Julio César sobre su conquista de la Galia son un importante legado de la literatura latina, pero también un buen ejemplo de texto propagandístico. Redactó sus campañas bélicas en tercera persona, destacando los aspectos que más favorecían a su figura y que mejor resaltaban la magnificencia del Imperio Romano.

El primer documento histórico en que aparece la palabra “propaganda” es de 1622, cuando el papa Gregorio XV estableció la Sacra Congregatio de Propaganda Fide (Sacra Congregación para la Propagación de la Fe de la Iglesia católica y romana). De esta forma se estableció una oficina papal de propaganda para coordinar los esfuerzos de la contrarreforma contra el luteranismo. Las naciones protestantes no se quedaron atrás.

A lo largo de la Historia, las naciones han buscado la connivencia con los medios de comunicación para ocultar sus políticas más vergonzantes. En 1898, el gobierno estadounidense envió a La Habana el acorazado Maine con el objetivo de intimidar a España, que rechazaba la propuesta de Washington de comprar Cuba y Puerto Rico. A las 21:40 del 15 de febrero de ese año, el Maine saltó por los aires y murieron unos 260 hombres, entre ellos dos oficiales. El resto de la oficialidad se encontraba a esas horas disfrutando del baile que habían organizado las autoridades españolas en su honor.


Como bien nos dice el refrán: “A buenos entendedores pocas palabras bastan”

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