La responsabilidad consiste en reflexionar antes de actuar,
pensar en las acciones y en sus consecuencias. En pocas palabras es asumir
nuestros compromisos y aceptar como propios los resultados de nuestros actos.
Es fácil perderse si uno no se detiene, caminar sin
detenernos nos hace abandonar nuestra capacidad de observar, de comprender y
aprender. Seguir hacia delante y detenerse no significa parar. Es cierto que recorremos
el camino elegido, deseando alcanzar nuestra meta sin observar a nuestro
alrededor pero esto no nos permite conocer el mundo que nos rodea, ni vivirlo,
ni sentirlo.
Normalmente evitamos que la conciencia nos detenga y haga
despertar nuestro corazón.
Nos transformamos en corredores fondistas, fuertes e
implacables, pero a su vez perdemos parte de nuestra humanidad.
Procesamos con
tal rapidez la información que recibimos en el camino que sin darnos cuenta,
nos vamos trasformando en excelentes autómatas programados en alcanzar el
éxito, confundiendo la felicidad como si fuese una meta en sí misma.
Detenerse nos permite observar, analizar, entender,
compartir y ayudar, nos prepara para avanzar y ser mejores personas,
conscientes de pertenecer al mundo y vivir en él.
Detenerse, nos facilita
acercarnos a las personas que viven cerca de nosotros, entender sus caminos y
vidas.
No dejes que el mundo se vuelva invisible!!
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