Evidentemente, hay cosas obvias en las que se diferencia lo bueno de lo
malo fácilmente. Pero hay muchas situaciones en que esa diferencia depende
del punto de vista de cada quien y de la situación particular del momento (el
contexto), y ese punto de vista puede llevar a las personas a cometer
actos que pueden ser ilegales o, en el mejor de los casos, poco éticos.
Como ejemplo podemos citar el caso reciente de Volkswagen y
quien hasta el viernes pasado fue su presidente (Martin Winterkorn), al que la
fiscalía alemana está acusando de fraude. Supuestamente, de acuerdo a la
información en los medios de comunicación, Volkswagen engañó a las autoridades
de varios países y a sus clientes con respecto a las emisiones reales de
algunos modelos de sus motores diesel. De ser cierto lo que se ha informado,
Volkswagen usó un software que manipulaba la información de las emisiones de
gases para hacer ver que sus motores cumplían con las leyes de regulación
ambiental.
¿Qué hace que una persona se comporte de esta manera? ¿Cómo es posible
que personas de tan alta posición en sus correspondientes organizaciones tengan
comportamientos poco transparentes? En defensa de estas personas, dándoles el
beneficio de la duda, se puede pensar que no fueron directamente ellos los que
cometieron esos supuestos delitos pero entonces queda cuestionado
inmediatamente su liderazgo, su influencia y su capacidad de dirección dentro
de la organización, lo cual no es menos grave.
Las personas nos movemos por prioridades y por incentivos. Tratamos
de lograr aquello que nos es prioritario, bien sea por una satisfacción
personal, por una obligación contractual o moral, o porque nos sentimos
responsables de las consecuencias de no lograr las metas prioritarias.
Generalmente, ese logro viene asociado a algún incentivo monetario, a alguna
satisfacción personal o a alguna obligación con la sociedad, con nosotros
mismos, con nuestra comunidad, etc. (el incentivo de muchos voluntarios es
simplemente la satisfacción de ayudar a los demás). Muchas veces, en mi
opinión, se presentan conflictos entre lograr los objetivos prioritarios y
la manera cómo lograrlos.
Muchos pueden pensar que se debe lograr esos objetivos a cualquier
costo, particularmente cuando el incentivo es económico. Sin embargo, ese
costo debe estar dentro de las leyes, los principios y valores tanto personales
como de la empresa donde se trabaja y el compromiso por no hacer nada que cause
daño a los demás. Las personas nos movemos por prioridades y por
incentivos. Tratamos de lograr aquello que nos es prioritario, bien sea
por una satisfacción personal, por una obligación contractual o moral, o porque
nos sentimos responsables de las consecuencias de no lograr las metas
prioritarias.
Generalmente, ese logro viene asociado a algún incentivo monetario, a
alguna satisfacción personal o a alguna obligación con la sociedad, con
nosotros mismos, con nuestra comunidad, etc. (el incentivo de muchos
voluntarios es simplemente la satisfacción de ayudar a los demás). Muchas veces,
en mi opinión, se presentan conflictos entre lograr los objetivos
prioritarios y la manera cómo lograrlos.
Muchos pueden pensar que se debe lograr esos objetivos a cualquier
costo, particularmente cuando el incentivo es económico. Sin embargo, ese
costo debe estar dentro de las leyes, los principios y valores tanto personales
como de la empresa donde se trabaja y el compromiso por no hacer nada que cause
daño a los demás.
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