lunes, 2 de julio de 2018

Con El Sudor De La Frente


Si hay algo que nos inculcan desde pequeños, es el hecho de que en este mundo para realizarse y para poder vivir hay que trabajar. Que lo que se tiene se gana con el propio esfuerzo, que en la vida nada es de balde, que “el pan hay que ganarlo con el sudor de la frente”.

De esta forma, el trabajo se convierte para el ser humano en un pilar fundamental de su existencia, es más, se convierte en la mayoría de las ocasiones en el centro de la vida, dejando en la periferia lo social, lo familiar y lo lúdico.

Trabajo es desarrollo y realización personal, es integración en la sociedad y proyección positiva de nosotros mismos ante los demás; nos dignifica en cuanto nos hace sentirnos autosuficientes, capaces, útiles y necesarios en una sociedad activamente económica. Por eso, cuando no logramos una estabilidad laboral o la perdemos no solo vemos afectada nuestra economía, también se resiente nuestra autoestima y con ello la percepción de nuestra valía personal

Es como si nos fuéramos a menos, o perdiéramos ese 'caché social' que se supone debemos tener, ese valor que se adquiere cuando se desempeña una labor.

Las personas que no logran insertarse en el mundo laboral o mantener su empleo, se sienten inseguras, frustradas, con tendencia a la negatividad y a la reducción o eliminación de las relaciones sociales. Y en el peor de los casos se resiente su salud, se angustian y se deprimen.

Pero trabajar, sin más condiciones, no es suficiente para que las personas se realicen, se sientan satisfechas, tranquilas o se sientan valoradas.

La OMS reconoce que la salud es más que ausencia de enfermedad; que es un estado de bienestar integral, físico, social y mental; que la salud es un proceso que se da a lo largo de la vida y que depende tanto del individuo como de sus condiciones y oportunidades socioculturales, y por supuesto, también laborales.

El trabajo saludable es el que verdaderamente dignifica y enriquece al hombre; nada más alejado de la realidad actual, en la que rara vez el trabajador se identifica con la labor que realiza, por no mencionar las injusticias en la retribución económica, o la ausencia de ambientes de trabajo positivos y motivadores, o de expectativas de desarrollo profesional o personal.


Es responsabilidad de todos colaborar para que algo tan necesario y generador de bienestar en nuestras vidas no se convierta en causa de enfermedades, ni de conflictos, ni de injusticias, ni por supuesto de carencias.

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