Irascible es un adjetivo que podemos emplear para referirnos
a quien es muy propenso a irritarse o enfadarse. La palabra, como tal,
proviene de latín irascibĭlis, que significa “susceptible de
encolerizarse”. En este sentido, sinónimos de irascible son irritables,
coléricos o iracundos.
De allí que la calificación de irascible recaiga específicamente en
las personas que demuestran facilidad para desarrollar sentimientos de
indignación o enojo frente a ciertas situaciones o ante determinadas personas:
“Cuando María está en sus días se pone muy irascible”.
Irascible, pues, solo puede ser aquel que se encuentre, por alguna razón
o circunstancia determinada, predispuesto hacia su entorno: “Desde que su madre
lo reprendió en la calle, anda muy irascible”.
La persona irascible, de esta manera, se caracteriza por
identificar constantemente, en los otros, señales o actitudes que justificarían
un enojo, como una ofensa, una injusticia o un atropello contra su persona: “No
lo contradigas en su trabajo, porque se vuelve irascible”.
Irascible en Filosofía
Platón, en el “Mito del carro alado”, consideraba que el alma de
los hombres se dividía fundamentalmente en tres partes: la racional, la
irascible y la concupiscible, representadas en un carro conducido por un auriga
y tirado por dos caballos, uno blanco, bueno y obediente, y otro negro, malo e
indócil. Cada una de las tres partes tenía un significado específico:
La parte racional (el auriga) estaba enfocada en las
actividades del intelecto y el pensamiento, que son las que conducen al
conocimiento;
La parte irascible (caballo blanco), por su parte, estaba
vinculada con las pasiones nobles, como la voluntad, la valentía y la
fortaleza;
La parte concupiscible (caballo negro), por otro lado, era la
que se refería a los apetitos bajos del hombre, es decir, los asociados al
deseo y el instinto.
Decimos que alguien es irascible cuando se enoja muy fácilmente, es
decir, alguien sugiere una mínima cuestión negativa sobre él o algo en lo que
no está de acuerdo y entonces no tardará en demostrar su enojo, su enfado.
Probablemente para alguien que no dispone de esta característica esas
cuestiones no sean detonantes de enojos pero para el irascible sí lo serán y lo
manifestará con gritos, golpes, insultos, entre otras maneras de expresarse.
La ira es básicamente el sentimiento, la emoción que domina a la persona que se muestra irascible. Incluso, la ira, es realmente fácil de reconocer físicamente en alguien porque se producen modificaciones consistentes en su expresión facial y corporal. Así, quien siente ira mantendrá su ceño fruncido, sus dientes apretados, no sonreirá, e incluso, en los casos más graves de ira se podrán desarrollar ataques violentos a otros individuos o bienes materiales, dependiendo de la motivación de la ira.
La ira es básicamente el sentimiento, la emoción que domina a la persona que se muestra irascible. Incluso, la ira, es realmente fácil de reconocer físicamente en alguien porque se producen modificaciones consistentes en su expresión facial y corporal. Así, quien siente ira mantendrá su ceño fruncido, sus dientes apretados, no sonreirá, e incluso, en los casos más graves de ira se podrán desarrollar ataques violentos a otros individuos o bienes materiales, dependiendo de la motivación de la ira.
Sin dudas la ira es una de las emociones más típicamente humanas y casi
todos, sin excepciones, solemos experimentarla alguna vez en la vida, con mayor
o menor intensidad, pero todos la transitamos.
La ira es una de las tantas maneras a través de las cuales las personas
manifestamos que algo no nos gusta o nos cayó realmente mal.
Ahora bien, es importante que destaquemos que hay personas que son irascibles porque esa característica ya está arraigada en su personalidad, en tanto, hay otras personas que pueden volverse irascibles ante el padecimiento de alguna afección o enfermedad, o experimentar la irascibilidad con determinadas personas que ciertamente le despiertan enfado.
Lo más complicado al respecto de la ira se da en aquellas personas que son irascibles por naturaleza y entonces a la mínima cosa que les sucede o que les provoca alguien la sacan a relucir, y en algunos casos, de maneras ciertamente extremas y violentas.
Ahora bien, es importante que destaquemos que hay personas que son irascibles porque esa característica ya está arraigada en su personalidad, en tanto, hay otras personas que pueden volverse irascibles ante el padecimiento de alguna afección o enfermedad, o experimentar la irascibilidad con determinadas personas que ciertamente le despiertan enfado.
Lo más complicado al respecto de la ira se da en aquellas personas que son irascibles por naturaleza y entonces a la mínima cosa que les sucede o que les provoca alguien la sacan a relucir, y en algunos casos, de maneras ciertamente extremas y violentas.
Los expertos en la materia señalan que le hace bien
al cuerpo y al alma descargar la ira pero siempre en la medida en que no se
haga daño a nadie. Por caso, en aquellas situaciones en las que se sabe
positivamente que no se la domina se recomienda la realización de alguna
psicoterapia para atenuarla.
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