Mira a tu alrededor. Simplemente mira, sin interpretar.
No son los pensamientos lo que te interesa,
sino el acto mismo de la percepción.
¿Puedes separar el pensamiento de la percepción? ¿Puedes mirar sin
que la voz de tu cabeza comente, saque conclusiones, compare o intente explicar
algo? Observa la luz, las formas, los colores, las texturas.
Sé consciente de la presencia silenciosa de cada cosa. Sé consciente del
espacio que permite que cada cosa sea. Escucha los sonidos; no los juzgues.
Algunos sonidos pueden ser naturales –agua, viento, pájaros- y otros son
artificiales. Unos pueden ser agradables y otros desagradables. Pero no
diferencies entre bueno y malo. Deja que cada sonido sea como es, sin
interpretarlo. Escucha el silencio debajo de los sonidos.
Cuando miras y escuchas de este modo, puede que percibas una sutil
sensación de calma, que al principio casi no se nota. Algunas personas la
sienten como una quietud de fondo. Otras la llaman paz.
Cuando la conciencia ya no está totalmente absorbida por el pensamiento,
parte de ella permanece en su estado original sin forma, no condicionado.
Esto es el espacio interior.
Eckhart Tolle
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