Desde hace un tiempo el coeficiente intelectual ha comenzado a ser
revaluado como el único método para saber si las personas son
inteligentes.
La vida demuestra que a veces quienes sacaban las mejores notas en la
universidad no terminan siendo a quienes mejor les va en la vida. Esto porque
el éxito depende de una buena mezcla de disciplina, empatía y manejo de los
momentos importantes.
Semana.com habló con la sicóloga española Ana Vico quien asegura que
solo “se puede vivir plenamente si tienes a las emociones como tu aliado en
este camino que es la vida”. Estas son para ella las características de quienes
logran tener ese equilibrio en su vida.
Quienes son emocionalmente más inteligentes no temen al cambio, pues son
personas flexibles que se logran adaptar a las innumerables situaciones que se
es presentan en su cotidiano. Aceptan el cambio porque ven en este una cercanía
para llegar al éxito y a la felicidad. Para Vico, estas personas son más
reconocidas en el ambiente laboral pues suelen adaptarse fácil a los ambientes
de trabajo. “Los aspirantes con una alta inteligencia emocional son mejor
valorados que las personas que a la primera de cambio se dejan vencer por las
malas críticas o no toleran el estrés. Si supiéramos entrenar esa inteligencia
emocional (que se puede), mejoraríamos tanto personal como profesionalmente.
Todo son ventajas”, dice.
El saber sus fortalezas y debilidades es un rasgo característico de las
personas emocionalmente inteligentes, saben resolver aprietos o dificultades al
conocer su entorno y a sí mismos. Esta característica suele mejorar con los
años.
Un trabajo, publicado en la revista Physiological Science, derrumba el
mito de que las personas pierden sus capacidades mentales con la edad. Según el
estudio, liderado por Joshua Hartsworth, hay un proceso de desaceleración de
ciertas funciones pero también hay áreas que con el paso de los años se vuelven
más eficaces. En otras palabras, el foco de la inteligencia cambia y el cerebro
se vuelve más lento pero más sabio a la vez.
Tienen una gran capacidad para entender las situaciones de las demás
personas, las entiende por lo que están pasando. Esto ayuda a que sean personas
con las que se pueda comunicar más fácil y que proyectan un mayor nivel de
cercanía. “Las personas con alta inteligencia emocional aprenden de los errores
en vez de sentirse víctimas. También piden perdón cuando es necesario si han
hecho algo que ha podido afectar a otras personas de manera
negativa. Piden perdón de corazón y perdonan”, asegura Vico.
Al tener un amplio conocimiento de sí mismos, conocer sus habilidades,
fortalezas y debilidades, muy difícilmente alguien los lastima. Son personas
que están seguras de sí mismas, tienen la mente muy abierta y hasta incluso
pueden burlarse de sí. “No se llevan las amenazas a lo personal y saben
diferenciar entre hechos y opiniones. Diferencian las críticas constructivas de
las críticas que sólo pretenden hundirlos y saben alejarse de comentarios
despectivos que sólo traen destrucción. Saben distinguir entre los ataques y
cómo reaccionan ante esos ataques y deciden hacerlo de la forma menos dolorosa
para ellos mismos”, sostiene Vico.
El autocontrol es algo que caracteriza a alguien emocionalmente
inteligente. Usualmente las personas no saben cuándo o como decirlo,
produciendo en ellos un nivel de estrés. Las personas emocionalmente
inteligentes no utilizan las frases "no creo que pueda" o "no
estoy seguro" para decir que no, simplemente van al grano. “Estas personas
ponen límites cuando es necesario y defienden sus valores ante todo.
La asertividad es saber decir aquello que sientes y quieres
respetando tus derechos y los de los demás”, dice Vico.
Una persona inteligente emocionalmente centra su atención en el lado
positivo de cada situación que se le presente, aun cuando hay problemas. Buscan
generar unas soluciones desde distintos puntos de vista a las adversidades que
se les presentan, pues son conscientes que solo de ellos depende el estar bien
o tener bajo control el momento.
Las personas emocionalmente inteligentes tienen un vocabulario lo
suficientemente extenso para definir con precisión su estado actual, cosa que
solo un 36 por ciento de la gente puede realizar sin ningún mal entendido.
Estas personas tienden a dominar de una mejor forma sus emociones, pues
mientras que algunas personas definen su estado anímico con "me encuentro
mal", los emocionalmente inteligentes se determinan con un sin número de
sinónimos, frustrado, oprimido, ansioso, cansado, irritado y muchos más. “No se
callan sus emociones, las escuchan y conocen qué quiere decir cada emoción en
cada contexto.
Saben regular la intensidad de sus emociones y expresarlas en la forma
justa, tal y como ellos quieren. Son los dueños de su expresión emocional, no
meros peleles a merced de sus emociones desbocadas”, asegura Vico en su web.
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