El anhelo puede estar dirigido a cuestiones materiales o simbólicas.
Una vivienda, un automóvil, cierta ropa o un teléfono
móvil (celular) son algunos de los anhelos más frecuentes. Las personas
que tienen estos anhelos se esfuerzan para reunir el dinero necesario y
adquirir estos productos que, según creen, les aportarán
satisfacción.
Vivir determinadas experiencias también es un anhelo de muchos
individuos. Pasar las vacaciones en un lugar
paradisíaco, obtener un título académico y crecer
a nivel profesional están entre los deseos más habituales.
Los anhelos más profundos o intensos, de todos modos, suelen asociarse con
lo afectivo.
Para los padres, el principal anhelo
suele ser que sus hijos crezcan sanos y felices. Una pareja de enamorados
pueden tener como anhelo pasar la vida juntos.
Un ser humano comienza a anhelar algo cuando cree que,
una vez conseguido aquello que anhela, experimentará una gran satisfacción. Lo
que se anhela, de este modo, no se lo tiene,
al menos en el presente. Por eso se orientan los esfuerzos en conseguirlo. Una
vez que el anhelo se cumple, se convierte en un logro. La persona que anhelaba
comprar una casa y consigue hacerlo sentirá una enorme alegría y dicho objetivo
dejará ser un anhelo.
El anhelo es la preferencia por que algo pase y el deseo de que eso pase
ya que por el momento en que existe el anhelo no es una realidad. Anhelar algo
es desearlo pero de una manera más utópica pero al mismo tiempo con más
detalles o más vehementemente que con un simple deseo.
El anhelo puede ser descripto como un deseo que combina tanto elementos
físicos u orgánicos como elementos psicológicos o mentales. Esto es así porque
al anhelar algo la persona mueve tanto su ámbito mental y emocional hacia eso
como también su ámbito físico, poniendo sus energías y fuerzas en eso. El
anhelo es la esperanza de lograr o conseguir vivir determinadas situaciones que
a uno le podrían generar alegría, placer, felicidad o satisfacción pero que
todavía no son realidad.
También son frecuentes y muy importantes los anhelos que se encuentran asociados a lo afectivo, y por caso es que se caracterizan por su intensidad y la relevancia que los implicados le atribuyen a los mismos. Entre estos podemos destacar el anhelo de pasar la vida con aquella persona que amamos.
Para la psicología, el anhelo es un concepto complejo que gira en torno al ser humano y su posibilidad de abstracción racional. Así, ningún animal o ser vivo más allá del ser humano puede anhelar algo de manera consciente. Además, una de las características del anhelo es justamente su condición de fantasía o elemento no real ya que cuando aquello que uno deseaba se vuelve realidad, el anhelo cesa de manera inmediata.
La sensación de anhelo puede darse en cualquier tipo de persona y a lo largo de diferentes momentos de la vida. Un individuo puede incluso tener varios anhelos al mismo tiempo y buscar realizarlos todos. Por otro lado, hay determinadas enfermedades o condiciones mentales, tales como la depresión, que impiden que la persona tenga anhelo o deseo hacia nada ya que no puede generar en sí mismo una sensación de esperanza, de posible placer o gozo.
Cuando los anhelos no logran materializarse en algún momento es común que la persona sienta frustración, que podrá ser más o menos importante dependiendo del grado con que se haya anhelado algo.
La tristeza y la angustia suelen ser las dos emociones que se experimentan cuando el anhelo no se cumple, en tanto, si estos estados persisten en el tiempo imposibilitando a la persona a continuar con su vida normal será imprescindible que la misma consulte a un profesional para realizar una psicoterapia que le permita superar esa situación de frustración tan grande.
Y como ya señalamos, la contracara será lograr convertir en realidad aquello que se anhelaba. A partir de ese momento la persona será invadida por la satisfacción y la alegría de haber conseguido lo que se deseó tanto.
También son frecuentes y muy importantes los anhelos que se encuentran asociados a lo afectivo, y por caso es que se caracterizan por su intensidad y la relevancia que los implicados le atribuyen a los mismos. Entre estos podemos destacar el anhelo de pasar la vida con aquella persona que amamos.
Para la psicología, el anhelo es un concepto complejo que gira en torno al ser humano y su posibilidad de abstracción racional. Así, ningún animal o ser vivo más allá del ser humano puede anhelar algo de manera consciente. Además, una de las características del anhelo es justamente su condición de fantasía o elemento no real ya que cuando aquello que uno deseaba se vuelve realidad, el anhelo cesa de manera inmediata.
La sensación de anhelo puede darse en cualquier tipo de persona y a lo largo de diferentes momentos de la vida. Un individuo puede incluso tener varios anhelos al mismo tiempo y buscar realizarlos todos. Por otro lado, hay determinadas enfermedades o condiciones mentales, tales como la depresión, que impiden que la persona tenga anhelo o deseo hacia nada ya que no puede generar en sí mismo una sensación de esperanza, de posible placer o gozo.
Cuando los anhelos no logran materializarse en algún momento es común que la persona sienta frustración, que podrá ser más o menos importante dependiendo del grado con que se haya anhelado algo.
La tristeza y la angustia suelen ser las dos emociones que se experimentan cuando el anhelo no se cumple, en tanto, si estos estados persisten en el tiempo imposibilitando a la persona a continuar con su vida normal será imprescindible que la misma consulte a un profesional para realizar una psicoterapia que le permita superar esa situación de frustración tan grande.
Y como ya señalamos, la contracara será lograr convertir en realidad aquello que se anhelaba. A partir de ese momento la persona será invadida por la satisfacción y la alegría de haber conseguido lo que se deseó tanto.
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