Enseña a los niños a ser
felices, no a ser ricos. Hazles saber que el valor de una persona no está
en lo que tiene o deja de tener fuera, sino dentro. Enséñale a desarrollar
buenas estrategias y habilidades que le ayuden a comprender quién es el mundo.
Esta educación en valores
y en emociones basará sus éxitos como personas y como sociedad. Así, si
un niño sabe establecer límites, manejar los extremos y respetarse a sí mismo,
sabrá hacer lo propio con lo demás.
Por eso, si queremos cosechar tenemos que sembrar a
tiempo e intentar evitar equivocarnos cuando tratamos de otorgar valor o
protagonismo a algo sin hacer valer unos principios moralmente adecuados.
Para esto podremos aprovechar su desconocimiento y
no dañar su inocencia; por ejemplo, para un niño que aún no comprender el
manejo del dinero, tiene más valor una pequeña moneda que un billete. ¿Por qué?
Porque las monedas le divierten, puede chocarlas, hacerlas rodar, simular una
compra, etc.
O sea, a los niños les
hace felices todo aquello que les proporcione cariño, diversión y
sustento.
Somos nosotros los que les
enseñamos que el valor está en el precio y no en las intenciones, las
posibilidades o el cariño.
Como es obvio, generalmente lo
hacemos sin querer con el simple gesto de dar más importancia o relevancia a
aquello que juzgamos por más poderoso, bonito o “divertido”.
En definitiva, el
objetivo es que el niño comprenda que las personas son las que
tienen el protagonismo de su vida, no sus pertenencias. Del
mismo modo, deberán entender que lo importante detrás de todo aquello que
tienen es la intención y el esfuerzo.
Es complicado que no cometamos equivocaciones por
el camino cuando vivimos en un mundo que se mueve a lo grande cuando se trata
de dinero. Sin embargo, partimos de la base de que todos nosotros queremos que
los niños sean felices sobre todas las cosas, lo cual es una gran ventaja en la
educación emocional y en valores.
Así, como la felicidad
real se consigue con cariño, con experiencias compartidas, con amor y con comprensión, lo
esencial es que ayudemos a nuestros niños a darlo todo de sí mismos para que
comprendan que las recompensas están en su interior
Cuando toque hacer un regalo, que sea manual
Estamos tan acostumbrados a ir a la tienda a
comprar lo que sea que ya ni siquiera hacemos postales o tarjetas de
cumpleaños. Las manualidades nos ayudarán a terminar con este vicio tan
materialista, premiando siempre el esfuerzo a través de la gratitud y
felicidad de los demás
Recuerda que si no somos felices con lo que
tenemos, tampoco lo seremos con lo que nos falta, pues el verdadero valor y la
mejor recompensa están en aquello que pertenece a nuestra esencia y se guarda
en el armario de nuestro corazón.
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