Memoria praeteritorum bonorum (“El pasado
siempre se recuerda como mejor). Esta frase latina define La retrospección
Rossy.
El recuerdo es incluso más positivo que la
experiencia real.
Es el nombre que define esta tendencia, a menudo recordamos de
forma positiva o muy positiva momentos que fueron agradables o
medianamente agradables, incluso con el paso del tiempo exageramos las
emociones al recordar estos momentos.
Este efecto se da más a los acontecimientos agradables o moderadamente
agradables, sin embargo no se da cuando los recuerdos son molestos. Es como si
la memoria potenciara las experiencias positivas.
Este fenómeno de ‘la visión optimista’ se asocia con un aumento de los
pensamientos negativos durante ese momento (el viaje, el camping con los
mosquitos etc.), que pueden ser causados por decepciones y una visión menos
positiva.
Sin embargo esto es de corta duración. Pasado un tiempo la gente tiende
a recordar esos momentos de forma mucho más positiva que en ‘momento
real’ cuando vivió aquella experiencia.
Es como si el tiempo nos hiciera olvidar los inconvenientes y recordar
solo lo bueno.
Mantener una “buena sintonía” con todos esos momentos de nuestra vida
durante los cuales nos hemos “sentido felices” de haber podido compartir
experiencias que permanecen en la memoria y conservan como los vinos añejos ese
“sabor incomparable” que sólo el paso del tiempo puede incrementar.
Lo bueno siempre permanecerá vigente como una fuente inagotable cuya
frescura seguirá humedeciendo nuestros labios, mientras mantenemos vigentes
e imborrables los gratos recuerdos de un tiempo de compartir.
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