¿Alguna vez te has caído y te ha sido difícil levantarte? Últimamente he
pensado en las muchas ocasiones en que mis hijos de pequeños se han caído y el
gozo de su sonrisa al ver que acudo en su ayuda para extenderles la mano y
permitirles incorporarse. Una vez que se levantan, puedo ver la satisfacción en
su rostro al sentir confianza en el apoyo que les brindo.
Al reflexionar de manera profunda sobre este asunto, he considerado que
el extender la mano de ayuda en el hogar va más allá de sólo levantar a nuestros
hijos. Requiere que en los momentos en que cometen errores o sientan dudas
puedan tener a un mentor que les permita superar la prueba. Nosotros, como
padres, podemos ser los mentores y ayudantes de nuestros hijos.
Invitarles a levantarse en toda caída
a medida que los hijos crecen, es muy probable que las “caídas” de otra
índole, tales como el cometer un error o contestar en voz alta y de mal modo a
los padres requieran una invitación gentil a detenerse y pensar sobre las
decisiones que están tomando,. Para mi sorpresa, me contestó que se sentía mal
por haber actuado de esa forma, lo cual dio lugar a un diálogo sincero sobre
algunas ideas de cómo podría reaccionar positivamente la próxima vez.
Finalmente, le fue fácil pedir perdón a su hermano, a quien había ofendido.
cuando ocurren caídas físicas, el que extiende la mano de ayuda
generalmente está de pie, lo cual indica que no está caído. De la misma manera,
cuando intentamos ayudar a alguien en la familia necesitamos estar bien para
poder ayudar.
Cuando corregimos a nuestros hijos, debemos creer que pueden cambiar sus
decisiones, que pueden transformarse tras aprender de su caída, sobre todo
cuando han hecho elecciones insensatas. Al evitar la crítica y el juicio
repentino, podemos hacerles ver que estamos genuinamente interesados en su
bienestar y en ayudarles a tener una segunda oportunidad dentro de la familia.
Que aprendan de cada caída
He aprendido que en la vida el principio es el mismo: podemos enseñar a
nuestros hijos que existen ciertos “rieles” como la prudencia, la confianza en
los padres y otros adultos responsables, los buenos ejemplos, en fin, todo lo
que pueda ayudarles a evitar caídas que podrían acarrear dolorosas
consecuencias en el futuro.
Un dicho que teníamos en nuestro hogar nos ha sido muy útil para hacer
nuestro mayor esfuerzo de tomar buenas decisiones: “lo que aprendemos en cada
caída debería ser suficiente para evitarnos la próxima”.
Tal como dije al principio, el extender una mano de ayuda requiere más
que levantar a la persona que apreciamos. Al dedicar nuestros esfuerzos para
prepararles a fin de evitar futuras caídas, beneficiaremos a nuestros hijos
para que puedan tomar decisiones que les llevarán por senderos satisfactorios en
esta jornada que llamamos vida.
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